Marcela Del Muro
La mañana del 22 de abril, el sonido de la retroexcavadora alertó a los vecinos que comenzaron a denunciar que estaban rompiendo los adoquines de la calle Vallejo, vialidad que forma parte del proyecto de remodelación del Barrio de San Miguelito, que arrancó a finales de agosto de 2023. “Estamos muy preocupados (…). El patrimonio cultural está en riesgo”, decía un mensaje de Whatsapp que convocaba a la prensa.
La maquinaria estaba dañando los adoquines de piedra “ojo de víbora” que, según la autorización de obra del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con fecha del 24 de agosto de 2023, deben de ser retirados “de forma manual evitando el uso de maquinaria pesada”, para su conservación, por tratarse de uno de los elementos de identidad y emblema de los barrios de la ciudad, muy especialmente los de San Miguelito, San Sebastián, Tequisquiapan y Santiago.
“Es necesario señalar que, gracias a sus características de resistencia, dureza y forma, ha sido posible que tal material haya sobrevivido al paso del tiempo, más de 100 años en muchos casos”, indica el Centro INAH.
“La situación en San Miguelito, donde se ha usado maquinaria pesada para retirar adoquines históricos, parece ir en contra del espíritu de la NOM-004. Esta norma enfatiza el diseño urbano sostenible y respetuoso que promueva la movilidad segura y accesible, además de preservar el entorno urbano. Estas acciones sugieren un descuido de estas directrices, potencialmente exacerbando las desigualdades urbanas en vez de mitigarlas y descuidando la preservación del patrimonio cultural del barrio”, señala el ingeniero Fernando Rodríguez Román, especialista en ciencias del hábitat y parte del Consejo Ciudadano de Movilidad.
La NOM-004-SEDATU-2023, nombrada por el ingeniero, fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 12 de abril de 2024, y tiene como objetivo “establecer los requisitos generales que han de considerarse en el diseño y/o rediseño de las calles urbanas de jurisdicción federal, estatal y municipal para mejorar la movilidad en condiciones de accesibilidad y seguridad vial de las personas usuarias de la vía, así como orientar el desarrollo urbano hacia un modelo sostenible que contribuya a cerrar brechas de desigualdad”.
Esta norma llegó para establecer los requisitos generales para todos los proyectos de vía pública y su aplicación es obligatoria para todas las calles existentes y de diseño nuevo, desde su proyecto hasta su ejecución.
Conforme fueron llegando los vecinos y la prensa, los trabajadores del tramo de Vallejo comenzaron a quitar los adoquines de forma manual, como se debió de haber hecho desde un inicio. “Qué estrés tener que estar encima para que la ley se cumpla”, señala la arquitecta Ivonne Aguayo, vecina del Barrio que es experta en derecho a la ciudad.
Lo provocado por una mala planeación en la obra
Además de lo cansado que es para los residentes tener que ser supervisores ciudadanos de la remodelación, estos ocho meses les ha traído problemas más profundos que han vulnerado su calidad de vida, como la falta de servicios básicos, la limitación en su movilidad, el riesgo físico de caminar entre zanjas e, incluso, han aumentado las enfermedades respiratorias y las alergias. “Por más que queremos evitarlo, estamos viviendo entre tierra”, relata Adriana Rodríguez, vecina de la calle 5 de Mayo.
El Barrio de San Miguelito se caracteriza por ser un lugar habitado, en su mayoría, por adultos mayores; las obras los han obligado a encerrarse. “Casi todos mis vecinos de la cuadra son gente de la tercera edad, la mayoría se han caído y mejor ya no salen”, cuenta la residente de la calle 5 de Mayo.
Uno de los puntos señalados en la NOM-004-SEDATU-2023 es que se debe de contar con proceso de planeación bajo un esquema estratégico que establezca objetivos, metas y programas de acción, justamente para evitar las problemáticas que actualmente se viven en el barrio.
“Ya nos dejaron encerrados, ya no hay ninguna forma de entrar a mi calle. Desde hace una semana que ya no pudo entrar el gas a surtir”, dice Adriana, quien está cansada y desesperada, al igual que sus vecinos y vecinas, por las dificultades que trajo la remodelación, una obra que es necesaria.
La mujer dice que gran parte de la frustración se debe a la falta de comunicación con el Gobierno del Estado, quien no ha informado a los colonos sobre el proyecto y las fechas previstas para la construcción. Ella señala que parece que la remodelación es improvisada, sin una planeación para evitar que los habitantes del barrio se queden sin servicios básicos.
Sin embargo, hasta la fecha, después de ocho meses del arranque de la obra, la Secretaría de Desarrollo Urbano, Vivienda y Obras Públicas (Seduvop) no ha transparentado el proyecto de remodelación de San Miguelito, a pesar de que 60 vecinos del Barrio ganaron un amparo que obligaba a la secretaría a hacerlo público. El INAH, en su autorización, obligaba a la Seduvop a presentar, lo antes posible, el proyecto ejecutivo y los planos de cada tramo, que deberían de incluir detalles de accesibilidad de las vías públicas en remodelación.
La arquitecta Aguayo señala que han pedido el proyecto a la Seduvop, al INAH e Interapas, por medio de la plataforma de transparencia, pero ninguna institución se los ha proporcionado. “En la NOM-004 dice que se tiene que socializar el proyecto: ‘Una vez que el proyecto ha sido diseñado y esté listo para ser implementado, es necesario generar una vinculación con el entorno social del mismo, a través de los principios rectores, el mapeo de personas involucradas, reconociendo las escalas de participación, así como los procesos y acciones que permiten una participación ciudadana”.
Uno de los términos básicos de la NOM-004 es garantizar que las vías públicas sean accesibles para todas las personas que las utilizan, para que puedan hacerlo en igualdad de condiciones, con dignidad y autonomía; para esto es importante que se identifiquen y eliminen los obstáculos que discriminan, excluyen y restringen la circulación.
“Aunque no sabemos, se ha comentado mucho que quitarán el espacio de estacionamiento de muchas de las calles para hacer las banquetas más amplias, esto nos beneficiaría porque las banquetas son muy angostas y luego hay postes que nos impiden el paso. Hay que ver qué pasa porque luego los carros se estacionan sobre las banquetas”, comenta una pareja que iba saliendo de la parroquia de San Miguelito, el hombre empuja la silla de ruedas de la joven mujer por la explanada. Para ellos, las obras han provocado que los recorridos por el barrio sean más largos porque tienen que rodear las calles en construcción.
No obstante, en San Miguelito sigue sin quedar claro cuál es el proyecto y si se están aplicando los estándares que la norma establece.
“Le quiero hacer una invitación al gobernador Ricardo Gallardo Cardona, para que pase por nuestro ahora destruido barrio, que se dé una vuelta y vea el calvario que es, incluso, entrar a nuestras casas; el difícil acceso para los servicios básicos, el caos vial. Venga y camine entre la tierra todos los días”, finaliza Adriana Rodríguez.