Ciudad de México (07 de noviembre de 2015).- Se atribuye a los chinos el descubrimiento de la polaridad del imán y la acción directriz que la Tierra ejerce sobre el mismo. En base a este principio, nació la brújula, aguja imantada que, introducida en una caja no magnética, gira libremente sobre un pivote y cuyos extremos, orientados hacia los polos magnéticos de la Tierra, determina el Norte.
Con ello, las técnicas de navegación daban un verdadero paso de gigante y las incursiones naúticas por los mares desconocidos superaban su carácter errático e incierto para convertirse en recorridos dotados de una seguridad jamás vista. Habrían sido los árabes los transmisores del conocimiento y posibilidades de tan revolucionario artilugio a los países occidentales.
Según otras opiniones, los europeos habrían llegado a estas mismas conclusiones prácticamente al mismo tiempo, a fines del siglo XII y de forma independiente.
Más adelante, se ha considerado que fue precisamente Cristóbal Colón quien constató el hecho de que una aguja imantada móvil no se sitúa con exactitud en la dirección Norte-Sur.
Fuente: Muy Interesante.