Villa de Purificación, Jalisco (06 de mayo de 2015).- Es un camposanto de metales deformados y calcinados. Es un panteón de decenas de banderitas anaranjadas clavadas en diferentes lugares. Un cementerio de diminutas señalizaciones en las cuales, en letras negras, se lee: PGR. Evidencia.
Evidencia. Las evidencias son cientos de restos de un helicóptero Cougar EC-725 manufacturado en diciembre de 2012, que pertenece al Ejército. Lo que queda del aparato luce destazado en un radio de alrededor de 300 metros de zona arbolada accesible sólo a pie.
Como la parte trasera, el rotor de cola que se desprendió del cuerpo de la aeronave luego de que un proyectil disparado con un lanzacohetes ruso RPG-27 hizo blanco justo en esa parte. Y entonces, en la mañana del 1º de mayo pasado, cuando apenas clareaba en el lugar, se vino la tragedia para los 18 tripulantes del Eurocopter…
“Nos asustamos mucho. Los niños, imagínese del ruido. Tronaba bien fuerte el fuego, de arriba a abajo y de abajo para arriba. Cuando le pegaron dio vueltas y se fue alejando hasta que cayó allá por los árboles de mango y explotó bien duro. Se vio una nube grande y otros helicópteros comenzaron a dar vueltas y a disparar. Nosotros lo vimos todo desde aquí, desde la puerta de la casa”.
La mujer campesina es habitante de la ranchería Villa Vieja, perteneciente al municipio de Villa Purificación y nerviosa, hace la declaración de lo que vieron y escucharon ella, su madre y sus hijos.
El área se encuentra delimitada por larguísimas cintas amarillas. La fuerza de la caída fue tal, que se formó un cráter de siete metros de largo y casi dos de ancho. Cartuchos de fusible, pedazos de fuselaje adornan el lugar, en medio de fierros achicharrados color cenizo. Incluso hay manchas de sangre en fragmentos de metal esparcidos en varias zonas.
Es una zona de desastre, de dolor y de duelo.
Fuente: Milenio.