La Caja Negra

Será una apoteosis sin parangón: la gira de despedida del doctor

Puede parecer una broma pero no lo es. También puede parecer una locura pero tampoco lo es. Y también puede parecer una insensatez pero lejos de serlo y, del mismo modo, puede parecer un acto de cinismo pero ni remotamente lo es.

 

Se trata de la gira de “agradecimiento” que Fernando Toranzo Fernández hará por los 58 municipios de la entidad para “agradecer” a los potosinos la oportunidad que le dieron de gobernarlos.

 

Desde la modestia subterránea de este espacio confirmamos que no se trata de una broma de mal gusto sino todo lo contrario.

 

El gobernador ha quedado tan conmovido con las muestras de aprecio y cariño que le ha prodigado la gente, que no lo pensó más de dos veces antes de decidir que visitaría todos los municipios de su amado, amadísimo San Luis Potosí.

 

La encomienda es despedirse “personalmente” de todos los potosinos que junto con él, lo que es lo mismo que de la mano o también se diría hombro con hombro, o también al mismo paso, gobernaron con impecable alegría, gracia y eficiencia al estado.

 

Se trata de un reto titánico el que arrancará en breve, es decir, la semana que entra. Si usted vive en El Naranjo, en Xilitla o en Santo Domingo ya puede echar a andar un cronómetro para contar los minutos, las horas y los días que faltan para tan feliz y agraciado acontecimiento: la grata y se apunta ya, inolvidable visita de despedida del gobernador.

 

No coma ansias, espere su turno, ya llegará el doctor a decirle que fue un privilegio, un honor, un sueño haber trabajado por todas y todos los potosinos. Que hubo desvelos, pues sí, que hubo preocupación y temor, pues sí, mire que ya lo dijo más de una vez el mismo doctor: “uno también es humano”.

 

No se ustedes, pero estamos ya al borde de un ataque de nervios por desconocer cual será el agraciado municipio que por primera vez reciba el adiós del galeno gobernador o como dice el vulgo, se nos cuecen las habas por conocer el histórico itinerario de sus mercedes, el señor Toranzo y la señora Ramos.

 

Cualquiera debería estar ya con el Jesús en la boca nada más pensar: que tal y si llega el médico y toca a su puerta y le anuncia que llega a despedirse, que gracias por todo y que lo único que quiere es darle la mano y un abrazo fraternal por tanto apoyo recibido. Y peor, que hará si el noble corazón del doctor lo lleva al llanto y le dice que ya empieza a extrañarlo, que no hallará cómo vivir sin los potosinos.

 

No se crea, hay que estar preparados para tan emotivo y conmovedor momento. Ni modo que sea usted el afortunado en recibir un saludo de despedida y no encuentre una palabra qué decir. Así que vaya pensando qué hacer.

Se recomienda provocar una lluvia de ideas y junto con sus vecinos, seleccionen los pensamientos más humanos, nobles y solidarios, con ellos, escriban un ensayo, un poema o de perdido un discurso y téngalo listo para la efeméride. Si le toca ser uno de los afortunados, no se vaya a poner nervioso, se sabe que la presencia del gobernador es arrolladora e intimida al más sereno, respire hondo, cuente hasta diez y rompa el hielo tomándose un selfie con el gobernador.

 

Después de todo, pues que bueno que el gobernador se deje querer, que se deje saludar, que se deje homenajear y honrar, con lo humilde que es. Los potosinos merecen una gira de despedida y que como a los toreros en su despido de cada plaza de pueblo, se les cargue en hombros y se los paseé por las calles y cantinas.

 

Si se puede, hay que llevar los trapos al sastre, colgar cortinas nuevas en las ventanas, darle una manita de gato a la fachada de la casa, regar las macetas para que estén frescas y si es posible, tenga fotografías del gobernador para que cuando sea la despedida en su pueblo las exhiba en todo lo alto como diciendo este hogar es torancista.

 

Como le venía diciendo, sea cuidadoso e higiénico para que cuando el amable gobernador pase por su calle, pueda ver casas limpias, potosinos felices y agradecidos con él, pero sobre todo, con Díos por habernos dado tener la oportunidad de contar con un médico doctor.

 

No estaría de más que a la voz de ya, se compre unos pliegos de papel de china y recordando sus épocas como ayudante de una oficina de prensa del gobierno y con semejante habilidad para recortar notas del periódico, corte el papel para hacer banderitas con los colores azul y oro de San Luis. ¡ay qué bonito, eso si que le gustaría a mi doctor¡

 

Por lo pronto hay que agradecer en todo lo que vale que el gobernador haya tenido tan genial idea pues que bien visto, el doctor es de todos los potosinos y no solamente de los capitalinos que tienen la dicha de verlo casi todos los días.

 

El peón de los cañaverales, el jornalero en los campos yermos de Cedral, la piloncillera de Xiltla o el minero de Villa de la Paz tienen derecho de recibir un saludo de la amigable y acogedora del gobernador en su despedida. Es que para ellos significa mucho el doctor.

 

Como anticipo de su gira de despedida, el gobernador ha ilustrado con su ya emblemática grandilocuencia que deja un San Luis Potosí “no en bonanza, pero tampoco en crisis como lo dejo Marcelo”.

 

Hay datos rotundos, aplastantes y avasalladores de que en los últimos seis años San Luis Potosí ha progresado, por eso, cuando el gobernador se despida no sea malagradecido, felicítelo y deseé para él y los suyos lo mejor, especialmente prosperidad, no le aunque que ya la tengan.

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