Antonio González Vázquez
Ayer, el improvisado lienzo charro del estadio 20 de Noviembre, amaneció enfangado; el ruedo se inundó.
Lo que el gobernador José Ricardo Gallardo Cardona había soñado sería una fiesta charra inolvidable, cargada de felicidad y alegría, pasó a convertirse en auténtica pesadilla.
Todo le ha salido mal.
Mientras la Arena Potosí luce fantasmal cual cascarón a medio construir, las lluvias del sábado y madrugada del domingo evidenciaron las deficiencias en las obras de acondicionamiento del parque de béisbol.
Era lo que le faltaba en el cúmulo de desgracias que han rodeado al Congreso y Campeonato Nacional Charro, para el que el mandatario había ofrecido instalaciones dignas, propias del primer mundo.
La gigantesca velaria instalada en el lugar fue insuficiente y el ruedo lucía condiciones deplorables; la tierra traída especialmente para la competencia era un lodazal. El lienzo se inundó ante la ausencia de salida de agua que trajo la tormenta.
En redes sociales, las y los charros dieron cuenta de su asombro e inconformidad: “es resultado de la improvisación”, comentaban.
Hace un año, cuando en la ciudad de Zacatecas, el gobernador solicitó a la Federación Mexicana de Charros, la sede para San Luis Potosí de la edición LXXIX del Campeonato y Congreso Nacional Charro, no imaginó lo que le esperaba.
Le concedieron ser sede de la máxima fiesta de la charrería nacional porque les construiría una Arena para 10 mil personas.
La Arena Potosí sería inaugurada con esa competencia de escaramuzas y charros de todo el país y del extranjero.
Había un pequeño problema: al momento de hacer el compromiso, no existía el proyecto de obra, salvo un diseño a escala. En materia, era inexistente.
Sin anunciarlo formalmente, la obra dio inicio en una parte del estacionamiento de la Feria Nacional Potosina en febrero, frente al Domo.
Así nada más, sin convocatoria de licitación pública.
Una vez evidenciado el gobierno, la Secretaría de Desarrollo Urbano, Vivienda y Obras Públicas acotó que se traba de estudios del suelo y que aún no se tenía el sitio indicado, de modo que los trabajos continuaron.
Fue hasta abril cuando la dependencia emitió la convocatoria y resultó que el lugar donde se realizaban los estudios del suelo, sí era apto para construir la Arena. En realidad, habían intentado ganar tiempo para tenerla lista para antes de noviembre.
Les falló.
En mayo, se dio a conocer el fallo de la licitación, por un monto de 480 millones de pesos, aunque antes se había estimado una inversión de 290 millones.
La SEDUVOP, dio a conocer que el concurso de licitación LO-EST-247800018-9-2023, fue a favor de la empresa Triturados Asfaltos y Construcciones El Palmar SA de CV, en sociedad con las Axis Construcciones de Monterrey SA de CV y Axis de Monterrey SA de CV.
El plazo para concluir se fijó para diciembre.
Pero el Congreso y Campeonato Nacional Charro estaba previsto para el día 3 de noviembre. El tiempo se convertía en un obstáculo insalvable.
La SEDUVOP y el gobernador Gallardo metieron presión a las empresas para terminar a finales de septiembre o más tardar, a finales de octubre.
Empezaron a trabajar día y noche sin importar las condiciones de seguridad y sin tener en mente que un obrero ya había perdido la vida en la obra.
Ni así lograban avanzar al ritmo suficiente, de manera que, en octubre, el avance era apenas de 40 por ciento.
Gallardo Cardona tuvo que maniobrar con su “amigo”, José Antonio Salcedo López, presidente de la Federación Mexicana de Charrería para llevar las competencias del campeonato al estadio 20 de Noviembre.
La Federación aceptó, bajo la condición de que el parque de béisbol fuese un lienzo digno que contase con un domo para proteger a las y los charros en competición.
A las carreras, dos semanas antes del evento la SEDUVOP se puso manos a la obra con resultados negativos como lo demostraron los estragos que dejaron las lluvias: un lienzo cenagoso, corrales y pasillos enfangados o inundados.
Lo anterior, palidece ante el escándalo de grandes dimensiones provocado por el mandatario con su discurso de inauguración protocolario en el Teatro de la Paz, donde pretendiendo hacer una oda a la amistad, terminó haciendo apología de la violencia.
Basado en el discurso “amigos de la pala” del conferencista argentino, Dante Gebel, el gobernador quiso dar ejemplo del acto de amistad del presidente de la Federación al sostener la sede de San Luis Potosí, aunque fuese en un estadio beisbolero.
Aunque aclaró que se trataba de una metáfora y pese a que admitía que le podían interpretar mal lo que en el fondo quería decir, al final dijo lo que tenía planeado.
“Hay amigos que le hablan al otro y le dicen: “oye, acabo de matar a un cabrón ¿qué hago? ¡ayúdame¡…no falta el que te habla o te contesta que ya voy para allá o ya te mandé un abogado, te lo voy a mandar para que te ayude; ése es un medio amigo, se hace güey. Y el amigo que en verdad es tu amigo, te dice, sabes que ya voy con la pala para enterrarlo. ¡esos son los amigos chingones¡”.
En redes nacionales y medios informativos locales, nacionales y extranjeros la crítica fue unánimemente adversa al ejecutivo. Para el colmo, arrogante, violento y provocador como es, el gobierno acusó que ha sido objeto de una “campaña de linchamiento” mediático por la inconclusa Arena Potosí.
Fue la cereza en el pastel charro, cubierto por el lodo discursivo y por el provocado por las lluvias.
Definitivamente, todo le ha salido mal. Un sueño convertido en una de esas pesadillas de las que no encuentras la manera de despertar.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.
