La comida más rica del mundo según la ciencia

 

Ciudad de México (07 de abril de 2016).- Dicen que sobre gustos no hay nada escrito. Pero no es cierto. Se ha escrito muchísimo sobre ese tema. Aunque no vamos a negar que, en lo referente a dicha materia, la subjetividad juega un papel muy importante. Centrándonos en la comida, hay gente que encuentra más sabrosa la carne, mientras que otros prefieren el pescado. Pero, ¿es posible tratar de medir de una forma más o menos objetiva cuál es la comida más sabrosa del mundo?

Un grupo de investigadores de la Universidad de Erlangen-Nuremberg, en Alemania, lo ha intentado, y el resultado es que, según su estudio, la comida más sabrosa que existe no es ninguno de esos platos de compleja elaboración que se sirven en los restaurantes con tres estrellas Michelin. Se trata de algo muchísimo más simple y sencillo: las patatas fritas. Aunque creo que eso ya lo intuíamos casi todos.

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Y el secreto de que “las papas fritas” resulten tan irresisitibles para el paladar humano, reside en su perfecta combinación de grasa (un 35%) e hidratos de carbono (45%). El equipo de investigadores observó que tras ingerir patatas fritas, se estimulaba una región del cerebro de los voluntarios llamada nucleo accumbes, vinculada a los circuitos neuronales de recompensa. Y el resultado fue que aumentó la secreción de dopamina, la hormona del placer, provocando una apreciable sensación de bienestar.

El hallazgo va más allá de la simple curiosidad, ya que explica porque las patatas fritas (y, por extensión, otro tipo de frituras) resultan casi adictivas. Tal y como explica Tobias Hoch, el director de la investigación, hasta ahora se creía que era el valor calórico de este alimento el que estimulaba el apetito. Pero lo que han descubierto los expertos alemanes, es que es precisamente esa perfecta combinación de grasas e hidratos la responsable de que nuestro cerebro “se enganche” a las patatas fritas.

Por supuesto, no vamos a decir que las “papas” son tan adictivas como una droga, pero si es evidente que hay algo en ellas que atrapa a quien las come. A lo que contribuye también el almidón que contienen, que provoca el aumento de glucosa en la sangre, estimulando el apetito aún más.

Fuente: Quo.

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