Carlos Rubio
La entrega de “La cumplidora”, tarjeta con la que Ricardo Gallardo Cardona promete la entrega de “beneficios” en caso de que gane la gubernatura, es coacción del voto y una forma de aprovecharse de la necesidad de las personas que subsisten en el día a día, consideró Juan Mario Solís Delgadillo, politólogo y catedrático de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).
De acuerdo con el reportaje “La cumplidora”: tarjeta con la que Gallardo intenta coaccionar el voto, los candidatos del Partido Verde Ecologista de México en San Luis Potosí entregan en las colonias de Soledad de Graciano Sánchez un plástico que supuestamente podrá ser activado el 6 de junio –día de las elecciones–, y a partir del 26 de septiembre recibirá “beneficios”.
Ante este hecho, Solís Delgadillo comentó a Astrolabio Diario Digital que la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales (Fepade) debe ser la encargada de investigar y, en caso de acreditar que existe el delito, debe proceder a establecer las sanciones correspondientes.
A pesar de ello, el politólogo aseguró que es muy posible que, de iniciarse una investigación, los candidatos señalados comiencen a “tirar los balones afuera, van a decir ‘yo no fui’, ‘esto es orquestado por mis adversarios’. Se van a hacer los sordos de que les habla la virgen y van a echar culpas a otras personas y otros actores”.
En ese sentido, el catedrático de la UASLP señaló que la entrega de esta tarjeta sí es coacción del voto y es una muestra de que la candidatura de Ricardo Gallardo busca erigirse en los principios básicos del populismo, que se sostiene de un clientelismo político “bien aceitado” utilizando promesas a futuro como esta.
Por otra parte, explicó que estos mecanismos de coacción de voto ya están previstos dentro de las estrategias de campaña de los candidatos, por lo que “también reservan una bolsa para las multas que ellos asumen que en algún momento van a pagar, es decir, saben muy bien qué prácticas ilegales van a hacer y, por lo tanto, ya tienen un guardadito. Más vale pedir perdón que pedir permiso”.
Consideró preocupante que también se esté pidiendo la información de las credenciales de elector de las personas a las que se les otorga “La cumplidora”, lo cual constituye otro delito electoral, además de la coacción del voto. Aunado a ello, las personas que aceptan entregar sus datos corren el riesgo de si la promesa de los “beneficios” será cumplida una vez se llegue la fecha que marca la tarjeta.
Por último, el politólogo dijo que, en caso de presentarse una elección muy cerrada, como lo han previsto diferentes expertos, la entrega de estas tarjetas “puede ser un diferencial muy importante” y beneficiar al candidato que haya tenido su clientela política “bien aceitada”.