Octavio César Mendoza
Enrique Galindo Ceballos estuvo rodeado de mujeres y hombres derrotados, anunciando su futura derrota electoral. El simple hecho de reñir por hacer campaña por la reelección sin pedir licencia al cargo, hace evidente su carencia de valores; específicamente, del valor de la valentía. Tiene miedo. Miedo no sólo de competir en piso parejo sino, también, de ser derrotado en las urnas. Miedo de perder fuero, tal vez. Miedo del presente, y del futuro. Miedo.
Su necedad de ser reelecto en el cargo le costó al PAN una desbandada tan grande como la que sufrió dicho partido cuando Sonia Mendoza decidió dejar de luchar contra los cacicazgos del añil, cuando fue traicionada por la dirigencia y sus santones, y vienen más y más renuncias de dicho instituto político para sumarse a la propuesta de la izquierda potosina, a favor de Sonia.
Si analizamos la simple fotografía de quienes estaban en primera fila del “registro” de Galindo a la reelección, observaremos la presencia de los clásicos “cartuchos quemados” que hasta en el despiste —como Paco Salazar, consejero de MC—, no sabían qué estaban haciendo ahí.
Otro derrotado, Octavio Pedroza, quien no se ha tomado la molestia de explicar su inexplicable riqueza, aplaude más por fuerza que por ganas. Necesita protección. Y no se diga algo del resto de quienes fueron a representar a nombre ajeno un acto vergonzante para quienes los enviaron.
Un espectáculo patético, tanto como la declaración del propio “ungido” para justificar su ausencia de ética y su temor de ser derrotado, cuando aseveró que no quiere abandonar a la ciudad a la cual abandonó durante su cómoda estadía en la presidencia municipal. Un “sálvese quien pueda”.
Basado en su fobia hacia el Gallardismo, la cual comparte con sus “fans”, Galindo camina por donde Dios le da a entender, porque intuye que el PAN se cargará hacia quien sí reconoce su existencia, que es Sonia Mendoza, y que el PRI de Sara Rocha lo dejará esperando el aventón a la orilla de la carretera. Su aventura promete mucho y dará muy poco.
Galindo tiene otro grave problema, además de su cuestionada ética y moral al mantenerse en el cargo: está rodeado por políticos de la “vieja escuela” que renunciaron a sus principios e ideologías desde hace tiempo, y sólo buscan su propia supervivencia. Su cerco no le deja ver que es mejor una salida digna que un enfrentamiento directo con la fuerza política y social que sólo espera a que sea 2 de junio para esfurmarlo de la escena política.
Este resabio de la “maldita herencia” es su lastre mayor. Quienes lo rodean no poseen liderazgo real, y llegan al extremo de la indignidad de haber sido expulsados, humillados, negados y violentados por quien hoy aplauden, porque saben que pertenecen a la clase política que no tiene acomodo en otra parte. Entiendo la presencia en el acto de asunción de Martín Juárez, equis man, pero no de Paco Salazar o de Mario Leal. Se traicionan a sí mismos, estos últimos. Fueron objeto de la soberbia del alcalde.
Igualmente, es relevante observar que en la fiesta no aparecen en primer plano los que le competían en una eventual y fantasiosa justa democrática del infame frente: Rubén Guajardo y David Azuara. Pero eso sí: ahí estaba el derrotado combo Octavio Pedroza, quien había anunciado su retiro de la política, pero que de un momento a otro traicionó a Héctor Mendizábal —ausente por congruencia—, después de haberle jurado qu echarían a Galindo del poder para que un panista fuera quien enfrentara a la 4T en la capital potosina. Lo juraron con sangre.
¿Cuánto costó y quién patrocinó esta nueva apuesta de que, ahora sí, Galindo no va a quedarle mal a los potosinos? Nadie sabe. O lo saben quienes esperan una muy compleja recompensa en un futuro indescifrable.
El problema real, querámoslo o no entender, es que si Galindo es el “ungido” es porque existe una severa crisis de liderazgos en el frente anti AMLO en San Luis Potosí, que los dueños del recurso para apoyar al PoliSía no le van a dar lo que él espera para patrocinar esta desesperada aventura, y que ya salió perdiendo 1 a 0 antes de entrar a la cancha por el miedo a pedir licencia, cual meme, “por no dejar sola la ciudad”, lo que parece más bien una amenaza que una preocupación legítima.
Digamos que en su extendido ABC político esta era su apuesta última, y que a los potosinos nos va a costar la sufridera de tener a un alcalde que, al mismo tiempo, es candidato, y será necesario reconstruir todo lo que hizo mal por una egoísta aspiración de ser gobernador, como dicen sus “amigos” que lo ha expresado, para “cobrarle” a Gallardo las supuestas humillaciones a las que ha sido expuesta su altísima superioridad moral.
Esperemos que, dado el caso, su eventual aspiración a la reelección no se convierta en una frenética campaña contra el gobernador, pues ahí estará cavando su tumba política y, en su momento, la de quienes decidan apostar por él, que ven la tormenta y no se hincan.
Como sea, de la crítica no se salva quien, por temor a perder, no renuncia al cargo que pretende retener. Se llama Ética. Como escribir correctamente la palabra “POLICÍA”.
Debieron colocar esa clásica frase de Chespirito al final de su evento de registro como candidato único del PRIAN: “Como una forma de respeto al público, este programa no contiene aplausos ni risas grabadas”.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es poeta, escritor, comentarista y consultor político. Actualmente ocupa la Dirección General de Estudios Estratégicos y Desarrollo Político de la Secretaría General de Gobierno del Estado. Ha llevado la Dirección de Publicaciones y Literatura de la Secult-SLP en dos ocasiones, y fue asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, en el Ayuntamiento y Gobierno del Estado de SLP, y en Casa de Moneda de México. Ganador de los Premios Nacional de la Juventud en Artes (1995), Manuel José Othón de Poesía (1998) y 20 de Noviembre de Narrativa (2010). Ha publicado los libros de poesía “Loba para principiantes”, “El oscuro linaje del milagro”, “Áreas de esparcimiento”, “Colibrí reversa”, “Materiales de guerra” y “Tu nombre en la hojarasca”.