La deuda de Gallardo con la UASLP… y el poder de las dádivas

Por Victoriano Martínez

Si el gobierno del Estado puede emprender una abrumadora campaña con la afirmación de que “En San Luis sí hay apoyo” es por su irresponsable y ventajosa manía de manipular la información pública para promocionar la imagen del grupo en el poder al hacer creer que el cumplimiento mínimo de sus obligaciones son acciones de protección, auxilio o favor al pueblo.

Una imagen de benefactor que tiene un evidente objetivo de lograr un lucro politiquero indebido con miras a los procesos electorales que en un amplio sector de población vulnerable hace mella y que hoy cuenta con un aval ¿involuntario? por parte de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP)… o al menos de sus autoridades.

La deuda que por 145 millones 410 mil 935 pesos acumuló el gobierno del Estado con la UASLP en el primer semestre de este año es deuda, no una concesión benevolente por parte del titular del Ejecutivo. Existe de por medio el compromiso como parte del Convenio Marco de Colaboración de las autoridades federales y estatales con la Universidad.

La pretensión del Gobierno para cubrir ese adeudo a través de acciones como la construcción de edificios, en vez de entregar el dinero correspondiente, según informó el rector Alejandro Zermeño Guerra, incumple con la razón de ser del Convenio Marco de Colaboración, cuyo sentido está en otorgar un subsidio económico con pleno respeto a la autonomía universitaria.

“Hay algunas acciones que ellos nos podrían apoyar en lugar de dar el dinero, hacer acciones que nos permitan beneficio a la comunidad universitaria (…) Si, por ejemplo, el día de mañana necesitamos una biblioteca en Tamazunchale y la puede cubrir el Gobierno del Estado, esa sería una forma de pago”, dijo recientemente el rector de la UASLP.

Dijo que ya entregó un listado de prioridades de construcción a la Secretaría de Finanzas para saber las construcciones con las que “pueden apoyar”. El subsidio obligado, convenido e incumplido ahora se convierte en un auxilio y favor que exhibe la incapacidad de la UASLP para exigir lo que le corresponde… y cómo se suma a quienes se resignan a creer que “En San Luis sí hay apoyo”.

La UASLP no sólo renuncia a su autonomía, sino que también deja a un lado su papel como modelo de actuación para las mejores prácticas en el ejercicio de la ciudadanía, al renunciar a exigir lo que le corresponde y aceptar como apoyo que le cumplan a regañadientes y con las mermas que eso implique.

Si así reacciona una institución como la UASLP, ¿por qué no habría de hacerlo cualquier ciudadano? Si el gobierno avasalla de esa manera a una institución, ¿por qué habría de verse mal que haga lo mismo con cualquier ciudadano al que le condiciona apoyos a que le corresponda con asistir a algunos de sus eventos?

Una despensa, un apoyo económico, un ventilador, un tinaco y demás, tampoco son un favor que le haga el gobernante a la población porque, primero, son producto del erario integrado por las aportaciones de todos y, segundo, es una obligación constitucional que se cumple a medias y sobre la que no tendría que imponerse ninguna condición.

El lucro que, cuando menos, reditúa ese manejo clientelar de los programas sociales en cuanto a imagen y ventajas de politiquería electorera es un ejemplo más de la hipocresía en el discurso del gobernador Ricardo Gallardo Cardona, quien desde noviembre de 2009 anunció una modificación a la Constitución local para hacerlos obligatorios y no supeditados a esos intereses.

“Constitucionalmente blindará, esto es, garantizará los programas sociales, para evitar que gobiernos futuros, sin importar las preferencias partidarias, lucren con ellos, o peor aún, no los aseguren o afiancen”, afirmó Gallardo Cardona en la exposición de motivos de la iniciativa de reformas presentada al Congreso del Estado el 23 de septiembre de 2022.

La modificación fue aprobada y publicada en el Periódico Oficial del Estado el pasado 17 de abril y Gallardo Cardona encabeza el gobierno que, con su inconstitucional propaganda, rompe la garantía que aseguraba se les daría a los programas sociales para no ser materia de cualquier tipo de lucro.

Actitudes como la de la UASLP, que lejos de exigir lo que le corresponde se muestra conformista y agradecida por el apoyo “que aparezca” sólo afianzan la imagen de un gobierno que se asume dueño del erario, y no administrador de dinero ajeno, y –en consecuencia– se promociona como benefactor… y contribuye a que los grupos vulnerables así lo vean.

¿Qué posibilidad puede haber de que la sociedad reclame lo que le corresponde si la propaganda gubernamental lo avasalla con la idea de que “En San Luis sí hay apoyo” hasta para la UASLP, cuyas dádivas que recibirá serán los edificios que le quieran construir y por ellos estará muy agradecida?

El poder de las dádivas alcanzó a las instituciones… con alguna remembranza del parafraseo de la consigna aquella del hoy secretario de la UASLP: autónoma pero no independiente.

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