Antonio González Vázquez
La violencia desenfrenada en San Luis Potosí ha configurado, por decirlo así, una docena trágica de muerte.
El supuesto electoral de “vivir sin miedo” diseminado durante la campaña del ahora gobernador, José Ricardo Gallardo Cardona, resultó efectiva y contribuyó a su victoria.
A dos meses del segundo informe de gobierno, ese compromiso con las y los potosinos que le dieron su voto, está lejos de lograrse.
Las estadísticas oficiales con corte a 21 meses de la administración de Gallardo, muestran una disminución raquítica de la incidencia de homicidios dolosos.
El pasado 25 de julio, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó estadísticas preliminares de los homicidios registrados en 2022.
El estudio incluye las cifras de fallecimientos en incidentes violentos de 2011 a 2022, período que abarca los gobiernos de Fernando Toranzo Fernández, Juan Manuel Carreras López y José Ricardo Gallardo Cardona.
Son cinco de Toranzo, seis de Carreras y uno de Gallardo.
La estadística es un repaso lapidario que derivó en una estela de muerte en el curso de ese desastroso período.
Toranzo, de 2011 a 2015: mil 655 homicidios.
Carreras, de 2016 a 2021: 3 mil 524.
Gallardo: 2022: 751.
El total, 5 mil 930.
El informe confirma al gobierno de Carreras López como el más mortal desde que se tiene registro del número de decesos por homicidio.
La frase de campaña electoral de “vivir sin miedo” tenía sentido pues el gobierno saliente mantenía al estado sumido en un ambiente de terror.
En 2020, el año previo a las elecciones, la entidad había alcanzado la cifra histórica de 803 homicidios y en el 2021, cuando la ciudadanía acudió a las urnas, la violencia sumó 797.
Es decir, mil 800 víctimas mortales en tiempos de efervescencia político electoral.
Más aún, durante cada año del sexenio de Carreras, el número de muertos fue incrementándose; nunca logró contener la incidencia.
Había un panorama de hastío frente a los sucesos sangrientos, así que San Luis optó por el cambio con la esperanza de salir de ese infierno.
El auto denominado gobierno del “cambio” recibió un estado en la vorágine mortal y en su primer año completo, el 2022, se contabilizaron 751 víctimas, 46 menos que en 2021.
Disminución tan marginal como imperceptible, pero al fin se logró contener la inercia alcista, lo cual es apenas un primer paso; lo realmente complicado es lograr una tendencia significativa a la baja.
Pongamos, por ejemplo, 2015 que, con 266 víctimas fue el año con menor cantidad de crímenes en 12 años.
Tan solo pensar en regresar a ese nivel resulta descabellado, pues verbigracia, San Luis Potosí alcanzó esa cifra en el primer semestre del presente año.
De sostenerse la incidencia observada ahora, la entidad estará sobre los 500 homicidios al cierre del año.
Esa posibilidad significaría entonces sí, una tendencia a la baja, no solo con respecto a 2021 sino con todo el sexenio de Carreras López.
Sin embargo, las y los potosinos seguiremos viviendo con miedo; medio millar de homicidios son también demasiados.
“Vivir sin miedo” significaría una entidad pacificada y segura, pero San Luis Potosí no es Yucatán.
La península es la entidad menos violenta de México: en 12 años, 650 homicidios dolosos.
Si “vivir sin miedo” equivale a que San Luis Potosí desbanque o se ubique al nivel de Yucatán, entonces estamos ante un imposible, pues la diferencia es de más de cinco mil decesos violentos.
El paraíso ofrecido por Gallardo Cardona no existe. Para alcanzarlo harán falta décadas con estrategias policiales efectivas como parte de políticas públicas en lo social y económico. No es solo combatir el crimen, sino enfrentarlo a partir de las causas sociales.
A un mes y semanas del segundo informe, el mandatario tendría que ir reflexionando lo que va a informar a la sociedad sobre el estado en que se encuentra el problema de la inseguridad.
Lo deseable es que se hable con la verdad, sin ocultar datos por estratosféricos que parezcan. Es preferible conocer nuestra realidad a que se escondan o disfracen las estadísticas.
San Luis Potosí no es el estado más inseguro, pero tampoco es el más seguro; lo cierto, no obstante, es que a la población no le importan las comparaciones con otras entidades, simplemente esperan que le cumplan y en efecto, sea posible “vivir sin miedo”.
Lejos, muy lejos está la posibilidad de salir del hoyo negro de la docena trágica.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.