La dupla Gallardo-Galindo vs la ciudadanía

Por Victoriano Martínez

¿Qué tienen en común el gobernador Ricardo Gallardo Cardona y el alcalde Enrique Galindo Ceballos? La falta de respeto a la ciudadanía con una ambivalente actitud de no tomarla en cuenta para decidir obras o acciones que la afectan y su enfermiza necesidad de recibir su aplauso.

La “Rehabilitación de las calles del Barrio de San Miguelito” puesta en marcha el 15 de agosto por Gallardo Cardona, lejos de ser una buena noticia para los habitantes de ese barrio tradicional abrió una ruta en la que confluyeron ambos personajes con un efecto tan nocivo que hoy los adultos mayores del barrio viven en constante riesgo de accidentes por la destrucción de sus calles.

El 15 de agosto, Gallardo Cardona llegó con sus corifeos ambulantes para que le aplaudieran por el arranque de la obra, mientras habitantes y otros testigos lo que veían era la destrucción del patrimonio histórico y cultural de la humanidad, que los obligó a reaccionar para evitar pérdidas irreparables o de muy costosa reparación.

La escena de colonos instalados en la calle de 5 de Mayo frente a la maquinaria que pretendía retirar los adoquines hizo recordar a los habitantes de El Saucito que apenas unas semanas antes, la madrugada del 12 de julio se enfrentaron a maquinaria y policías que pretendían destruir la avenita Fray Diego de la Magdalena, junto al templo del Señor de Burgos.

Allá fue la defensa del patrimonio cultural y religioso de un alcalde que pretendía construir un puente deprimido. Acá, la defensa del patrimonio cultural y el saqueo-destrucción de adoquines con más de 160 años de antigüedad. En ambos, la reacción contra autoridades que se creen con derecho a ignorar a la ciudadanía y a pasar por encima de sus intereses.

Un paralelismo que incluye que en ambos casos tuvo que intervenir la justicia federal, ante la que se tramitaron juicios de amparo, para recordarle a las autoridades que se tienen que ajustar a procedimientos legales y técnicos y, sobre todo, que se tiene que respetar el interés general de la población.

Una reacción tan parecida ante la exigencia ciudadana que Galindo Ceballos primero trató de desacreditar a los inconformes, luego les regateó el diálogo hasta verse obligado a asistir a una mesa de diálogo con mediación de la Iglesia.

La misma ruta siguió Gallardo Cardona, al grado de tomar distancia con la afirmación de que no se peleará con nadie y finalmente verse obligado a enviar a dialogar a la titular de la SEDUVOP, después de haber incurrido en una violación a la suspensión de amparo por la que debieron detener la obra.

Si el gobernador ninguneó al Ayuntamiento, no sólo por no enterarlo de la obra sino por no tramitar las autorizaciones municipales necesarias, los requerimientos de una auténtica rehabilitación de las calles del Barrio revelaron como indispensable la participación del gobierno municipal, lo que volvió a colocar a Galindo Ceballos en la obligación de atender directamente a la ciudadanía.

Este lunes 11 de septiembre, la Comisión de Vecinos del Barrio de San Miguelito solicitó al alcalde Enrique Galindo Ceballos una reunión de carácter urgente porque ante la destrucción de las calles a cargo del gobierno estatal surgió la apremiante necesidad de reparar fugas de agua y de drenaje en la zona.

Urgencias que muestran otra de las necesarias intervenciones de la autoridad municipal en lo que comenzó como un intento cosmético y superficial de cambiar adoquín por concreto estampado y ahora debe ser aprovechado para una verdadera rehabilitación integral que incluya reparaciones y adecuaciones a la red de agua y drenaje.

Urgencias que dejan ver que de haber continuado las obras habría daños irreparables dado que, con el arranque de la destrucción de patrimonio histórico, ya ahora es claro que corregir la irreflexiva destrucción costará mucho.

Si las obras en el barrio de San Miguelito exhibieron el poco respeto que Gallardo Cardona y Galindo Ceballos le tienen a la población, también dejó a la vista lo urgente que resulta que se coordinen ambas autoridades para realizar las obras que sí necesita la ciudad y no sólo acciones de relumbrón que sólo maquillan los problemas de fondo sin resolverlos.

Skip to content