La elección de rector

Por Victoriano Martínez

Por primera vez en un proceso de elección de rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) se da la comparecencia de los aspirantes ante el Consejo Directivo Universitario, con sesión de preguntas y respuestas, pero sin llegar a protagonizar un debate.

A nueve días de que se lleve a cabo la votación para elegir a quien ocupará el cargo de rector de la UASLP por los próximos cuatro años entre Alejandro Zermeño Guerra, actual Rector; Guadalupe Briano Turrent, catedrática de la Facultad de Contaduría y Administración, y Pablo Nava Ortiz, docente de la Facultad del Hábitat, la elección universitaria replica aspectos de las elecciones constitucionales.

Aunque se podría decir que en el caso de la comparecencia de quienes aspiran a la rectoría las elecciones generales van algunos pasos adelante por la realización de debates, que en esta ocasión incluso se realizarán por distritos, lo cierto es que éstos últimos se diferencian muy poco por formatos acartonados que limitan su contenido y la posibilidad de contraste.

La propuesta de transmisiones en vivo de las comparecencias de quienes aspiran a la rectoría mostró una más de las debilidades de un ejercicio democrático que, al negar esa posibilidad, exhibe que en el ámbito del Consejo Directivo Universitario (CDU) aún no ha permeado una genuina convicción por la transparencia.

Habrá quién pueda decir que poco sentido podría tener esa propuesta si quienes votan para seleccionar a la o el nuevo rector son los consejeros del CDU, por lo que es más que suficiente que quienes tienen esa responsabilidad conozcan las propuestas y resultaría ocioso que el resto de la comunidad universitaria pudiera seguir en vivo esa actividad.

Una postura que limitaría el concepto de transparencia a un efecto directo y acotado del derecho de acceso a la información pública y, además, cierra la posibilidad de que cualquier universitario, o persona en general, conociera de primera mano las propuestas y, al hacerlo, lograra valorar la seriedad de las mismas y los compromisos de quienes votaron por ellas.

Una transmisión en vivo impone un mayor respeto a quienes potencialmente pueden ser testigos en tiempo real que saber que se diga se podrá revisar posteriormente por alguno interesados, sean universitarios o población en general, lo revise. Quizá sólo sea una presión emotiva del momento, pero que bien serviría como catalizador que define lo expuesto.

Tras una exhibición de las personas que aspiran al cargo con esas condiciones bien puede redundar en que los consejeros razonen con mayor cuidado y sentido de responsabilidad a favor de los universitarios y la sociedad en general y en función del grado de compromiso con la comunidad universitaria al votar por lo que esté más alineado al mismo.

En otras palabras, el resultado de la elección definirá quien ocupará la rectoría, pero también mostrará la tendencia de los integrantes del CDU según la propuesta que hayan apoyado. Lo esperado es un voto que privilegie lo que mejor sirva a la UASLP y sus objetivos y que, como órgano colegiado, le dé un puntual seguimiento.

Se trata de la vía de acceso a la máxima representación de la UASLP que además replica algunas variantes de vicios en las elecciones constitucionales: de manera inusitada se anuncia lo que en la práctica resulta un voto corporativo, pero sin señalar al beneficiario.

“A quien le vamos a dar el beneficio del voto, aquella persona que respeta las necesidades de nuestra unidad, aquella persona que respete los valores de la Universidad, aquella persona que también respalde y escuche las necesidades de cada uno de los estudiantes que estamos en esta comunidad”, expusieron.

Tal revelación que sólo incluye pistas sobre quien será el beneficiario de esos votos que no alcanzan por sí solos para darle el gane a cualquiera de las tres opciones, cuando menos presenta indicios para saber a favor de quién no van a estar.

Las características de la persona que ahí se defina sólo pueden determinarse mediante un proceso de eliminación: de los tres aspirantes, sólo Zermeño Guerra, por su condición de rector actual, sería el único que podría acreditar que respaldó y escuchó las necesidades de los universitarios.

De acuerdo con la crítica a los resultados de Zermeño Guerra, comparados con su propuesta de hace cuatro años, cuando fue electo, será a él a quien ese voto corporativo no favorecerá.

Un proceso de elección de rector de la UASLP que ya está en su etapa final al quedar sólo una semana con dos días para que los consejeros del CDU tomen su decisión

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