La expulsión de Galindo y cómo se privilegia la politiquería

Por Victoriano Martínez

¿Qué tipo de soluciones de fondo conforme a qué convicciones ideológicas pueden esperar los potosinos a los problemas que los aquejan cuando las autoridades que las deben proponer y poner en práctica han degradado la política a una mera mercadería politiquera que los degrada a blanco de propaganda que busca votos y no convencer ciudadanos?

Como si se viera en una bolsa de valores políticos pervertidos en la que gana muchos puntos, el alcalde Enrique Galindo Ceballos prácticamente festeja con una amplia sonrisa su expulsión del PRI, al ser entrevistado, con desplantes con los que incluso podría considerarse que se burla de la dirigencia de su partido porque involuntariamente le hizo un favor.

Y tanto se cotiza ahora Galindo Ceballos en esa mercadería politiquera a la que los medios de comunicación le siguen el juego como oficiosas cajas de resonancia, que ya levantaron la mano panistas, morenistas, verde-ecologistas y hasta gallardistas para reclutarlo, incluso hasta con credenciales gallardizantes.

“Afortunadamente tengo puertas abiertas, pero la puerta que está más abierta es la de la militancia del PRI. Esa es la apuesta más bonita”, dijo Galindo Ceballos.

Algo así como que su sonrisa picaresco-burlona no es sólo por la determinación de inoportuna dignidad tomada por la dirigencia priísta, sino también por la voraz cargada de tantas fuerzas politiqueras abriéndole sus puertas de par en par, como si se tratara del Messi de las contiendas electorales potosinas.

Espectáculo politiquero que la oficiosidad mediática proyecta con dimensiones de tal relevancia que todo lo demás pasa a segundo término.

Que el Cabildo haya aprobado una iniciativa de Ley de Ingresos que pretende incrementar 143 contribuciones y crea otras 51 más el impuesto por alumbrado público, además de modificar índices para aumentar el costo del impuesto predial, sin una justificación convincente, mucho menos una explicación clara.

Que el acueducto de El Realito presente fallas cada vez más frecuentes sin que la autoridad estatal, responsable de exigir a la empresa Aquos, haya tomado las medidas legales que desde la Federación le recomendaron y sin que haya un pronunciamiento firme por parte de Galindo Ceballos (al fin responsable del abastecimiento de agua a la zona metropolitana).

Que, en el mismo ámbito politiquero, se violen las normas electorales con campañas de afiliación al PVEM en dependencias públicas sin que ningún actor político, incluido el propio Galindo Ceballos, lo denuncien formalmente a las autoridades electorales.

Que existan muchos otros temas que como autoridad debería atender con soluciones propuestas inspiradas desde la convicción de ese verdadero priísmo al que ahora alude, y su postura pública se restrinja a la alegría que le causa su expulsión del PRI y a anunciar que “ya el lunes fijaré una postura muy puntual”, sólo indica que la politiquería partidista se ha convertido en la gran cortina de humo para ejercer gobiernos irresponsables.

La expulsión de Galindo Ceballos del PRI es uno de tantos momentos culminantes que la oficiosidad mediática le aporta a una relatoría permanente de confrontaciones y competencias politiqueras que acaparan la atención incluso en muchos casos más que los problemas reales que enfrenta la población.

Llevar, como si de un tablero de marcador se tratara, el número de alcaldes que, presión de por medio o no, se han afiliado al PVEM; relatar traiciones y maniobras en la lucha por dirigir a un partido político o a otro, y hasta prácticamente abrir apuestas para ver a qué partido se va un personaje de la politiquería, no sólo desvían la atención ciudadana, sino que la desincentivan para participar en los asuntos públicos.

No es que deban ser considerados temas que deban quedar fuera de la agenda pública, sino que no deben desplazar lo que es importante para la población en general y no se les debe prestar mayor atención que a aquellos.

“En otro tema…”, se alcanza a oír la voz de un reportero en la entrevista a Galindo Ceballos. “No ya ya ya”, interrumpe el alcalde mientras se retira. “¡Ya que otro tema!”, se voltea para descalificar el intento.

Mayor confesión del poco interés de actuar y atender temas como alcalde y de cómo privilegia la politiquería no podía expresar mejor Galindo Ceballos.

Skip to content