La familia sirio-iraquí que vive desde hace un mes en aeropuerto ruso

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Moscú, Rusia (12 de octubre de 2015).- Una familia sirio-iraquí que llegó a Rusia huyendo de la guerra, lleva un mes atrapada en el aeropuerto Sheremétievo de Moscú, donde los padres y sus cuatro hijos aguardan impacientes poder cruzar la frontera para empezar una nueva vida.

El matrimonio está formado por Hasan Abdo Ahmad, kurdo sirio; su esposa de origen kazajo, Gulistan Shaho, y sus cuatro hijos de entre 3 y 13 años de edad, que aterrizaron el 10 de septiembre pasado procedentes de Estambul, pero los servicios de inmigración no les permitieron la entrada en Rusia al sospechar que los pasaportes sirios eran falsos.

“Vivíamos en Erbil. Los dos niños pequeños no tenían pasaporte, pero nos dijeron que Bagdad no los hacía. Como mi marido es sirio, los solicitamos a Damasco, y finalmente nos dieron los pasaportes y los visados”, cuenta Gulistan, por teléfono desde la zona de tránsito del aeropuerto. “Subimos al avión, primero volamos a Turquía y ahí no tuvimos ningún problema. Pero al llegar aquí nos detuvieron; dijeron que primero había problemas con el visado, luego con los pasaportes”.

La familia espera que su abogada consiga terminar con éxito los trámites necesarios para poder abandonar el aeropuerto, después de que les enviaran desde Siria los documentos requeridos por la justicia rusa para demostrar que los pasaportes no son falsos. “Nos enviaron algunos documentos desde Siria, ahora los están traduciendo del árabe. Espero que todo esté listo en unos días”, añade la madre, que al igual que su esposo, tiene nacionalidad siria e iraquí.

Por lo mientras, la abogada de la familia, Roza Magomiédova, de la organización Asistencia Civil, dice que los documentos estarán traducidos y legalizados en uno o dos días: “Si se demuestra que los pasaportes son verdaderos, entonces presentaré mi petición al juez y se tendrá que decidir en un plazo de 10 días”, si se autoriza la entrada en Rusia de la familia, apunta.

Entre tanto, tratan de pasar lo mejor posible la espera en las dependencias del aeropuerto, el mismo donde el famoso ex espía estadounidense Edward Snowden estuvo encerrado tres meses antes de recibir asilo en Rusia.

Pero la situación no es nada fácil, especialmente para los tres niños y la hermanita más pequeña, Lavin, de tres años.

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“Aquí estamos esperando. Lo pasamos mal, sobre todo los niños. No podemos ni lavar la ropa, ni bañar a los niños. Tenemos que asearnos en los servicios” afirma Gulistan, de 34 años.

Los niños se impacientan, preguntan por qué llevan tanto tiempo en el aeropuerto, donde no tienen juguetes ni nada con qué entretenerse; la hermana de la madre, Tamara, de nacionalidad rusa, les trajo algo de comida ya cocinada, y luego “hay otras chicas que nos traen cosas, lo que pueden”, asegura, “pero los niños quieren comida caliente, están cansados”. Por si fuera poco, han descubierto que los pequeños tienen visitantes en sus cabezas: piojos, y no tienen fácil conseguir un producto para lavarse el pelo y poder eliminarlos.

Los últimos días se ha sumado la llegada de un invierno anticipado a Moscú, donde las temperaturas han caído a bajo cero por las noches con copiosas nevadas, y en el aeropuerto tienen frío.

Gulistan conoció a su marido en Iraq, en donde se casaron en 2002. Hasan, de 41 años, trabajaba en una imprenta de Erbil, mientras que ella se ocupada de los niños y la casa.

Todo iba bien hasta que ISIS comenzó a hostigar el Kurdistán iraní hace más de un año, por lo que decidieron emigrar a Rusia, donde esperan que su odisea tenga un final feliz.

Fuente: CNN Noticias.

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