Octavio César Mendoza
Indistintamente de las emocionantes variables del escenario electoral hasta ahora previsible hacia el 2027, en este laboratorio político del Potosí mexicano se advierte (aunque algunos se coman los muñones) una continuidad del movimiento gallardista como la primera fuerza gobernante. El poder centrado en la figura del mandatario José Ricardo Gallardo Cardona, y su control sobre el 90 por ciento del territorio estatal, son realidades que sólo los negacionistas y opositores no desean ver. Eso de volver a ser derrotados les causa hiperestesia. Por eso lo que hoy celebran como un triunfo -la iniciativa constitucional de la presidenta para impedir la sucesión de familiares en un cargo electoral- se convertirá, de cualquier modo, en un aliciente para el Gobernador en el estricto sentido de que aquí sólo sus chicharrones truenan. Eso está más que claro. La fórmula territorial garradista es garantía de triunfo, y lo saben todos: desde las propias huestes del gallardismo, como los opositores y los aliados Guindas que deben pensarle dos veces si desean irse por una aventura libre del color Verde. Los números no mienten, dice el clásico.
Cierto es que el Guinda sin el Verde no gana San Luis Potosí, pero el Verde sin el Guinda sí gana, y puede dejar al partido de la presidenta en un tercer lugar, aunque eso suene contrario a sus intereses, que están enfocados en mantener al Verde como aliado fundamental en las cámaras. Más vale aliado en las manos que ciento de diputados volando. El PT es dama de compañía, sí, pero algo suma. En tanto que la oposición sólo tiene una carta visible con cierta fuerza ya en duda: Enrique Galindo Ceballos. Pero éste, sin ser del PRI, y yendo sólo por el PAN, requeriría de la suma de satélites como Movimiento Ciudadano, que no quiere migajas del PAN, o de otros partidos morralla, que también suman, aunque igual poquito.
Para el 2027, el Movimiento Gallardista tiene, como dijo el famoso pollo, para dar y regalar. Pero también tiene tres perfiles fundamentales: J. Guadalupe Torres Sánchez, Juan Manuel Navarro, y Juan Carlos Valladares. Y es ahí donde interviene este osado comentarista a sugerir el manejo de cartas del color favorito de las personas más inteligentes -lo dice la psicología.
J. Guadalupe es quien mejor conoce sectores y liderazgos. Es el negociador del gallardísmo en ejercicio del poder. Es serio, inteligente, enérgico, y tiene y tendrá una gran influencia en el Poder Judicial, y ha generado confianza con propios y extraños: desde los mismos aliados del Gobernador, hasta los empresarios que en el 2021 jugaron a favor del multimillonario candidato del PAN. La habilidad del Secretario General de Gobierno llega a los puntos sensibles donde se le quita el fuego a los pirómanos que desean incendiar el Estado, o donde se tejen los acuerdos y alianzas hacia el futuro. Por su lealtad al pollo y su compromiso con el cargo, Lupe nunca de los nuncas se ha pronunciado por ser el sucesor de su jefe. Incluso siempre pide que no lo ubiquen en encuestas ni lo mencionen en columnas políticas (ya qué, ups). Pero para quienes hemos tenido la oportunidad de conversar con él, observamos que es uno de los perfiles ideales para competir por la gubernatura en el 2027. Conoce el Estado, ganó sus encomiendas en 2021 y 2024, es apasionado gallardista, tiene conocimiento preciso de lo que está haciendo el titular del Poder Ejecutivo, y entiende lo que sigue: consolidar el proyecto del Gobernador. Y de lealtad, ni se dude: jamás se le ha escuchado animosidad negativa alguna, sino todo lo contrario: “aquí venimos, todas y todos, a apoyar al Gobernador”. Basta con que lo pongan a competir para que amarre todos los hilos que llevan al poder.
Por otra parte, el perfil de Juan Manuel Navarro es, indudablemente, de un gallardista de cepa pura. Su lealtad, que algunos confunden con obediencia, no es otra cosa que un perfecto entendimiento de lo que desea construir el Gobernador. Juan Manuel tiene dos jefes: el pollo y el pueblo. Su equipo de trabajo guarda un bajo perfil, y saben que su actual encomienda de fortalecer a Soledad para llevarlo hacia un plano de desarrollo nacional es un anhelo de Gallardo Cardona que ha de cumplirse sí o sí. Para mantener la cuna gallardista en manos de sus huestes, todos los días sale a las calles a hablar con la gente para resolver sus problemas. Discreto, sin hacer ostentación de otra cosa que no sea su actitud de servicio, el hoy alcalde de Soledad se apresta al llamado sucesorio bajo una sola condición: esperar a que la Ley Sheinbaum sea mandato indiscutible, y que el pollo le dé la oportunidad de salir al frente en el 2027. Como Lupe, también tiene todas las de vencer en la contienda electoral del 27.
Finalmente, Juan Carlos Valladares está ejerciendo el clásico timing de la sabia espera, confiado en los eventuales apoyos para lanzar una campaña de proporciones épicas. Aun siendo muy joven, tiene la estrella que otros quisieran tener, el efecto glam, y hasta un secreto apoyo de los propios adversarios del actual Gobernador. El heredero de la dinastía Valladares sería kriptonita pura para Galindo, es cierto; aunque algunos desconfíen de su futura lealtad al proyecto Verde por la cercanía y afinidad con notables miembros de la Herencia Maldita. Pero de que gana, al igual que Guadalupe o Juan Manuel, gana. Eso denlo por hecho, en esta o en la siguiente. No tiene prisa, aunque sí deseo.
Este escenario es previsible a menos, claro, que la presidenta tenga otras necesidades e instruya otras negociaciones. En política, el arte de negociar es la llave que abre todas las puertas. Pero por hoy hablamos solamente del caso Verde. En la siguiente columna, si andamos por acá todavía, les hablaré de las únicas dos fichas viables y poderosas del Guinda: las hermanas Rodríguez. Tanto Rosa Icela como Rita son las únicas que podrían con el paquete. No le muevan porque no hay más, no hay otro, no se pueden arriesgar a lanzar un borrego. Todavía en el PAN, aparte del PoliSía, tienen dos cartas menos visibles pero que igual pueden dar una batalla digna para perderla. Pero en Morena hay dos sopas y son de la misma marca. Lo platicamos la siguiente semana, en lo que se enfría el entusiasmo de los adversarios de quien, de calle, se la lleva en principio: Ruth González Silva.
A ver qué dicen en las cámaras de la Ley Sheinbaum, porque todo juego de béisbol tiene 9 entradas, y apenas vamos en la cuarta.
Gracias, por cierto, a esos amigos que siempre están ahí. Ya saben que los quiero.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es poeta, escritor, comentarista y consultor político. Actualmente ocupa la Dirección General de Estudios Estratégicos y Desarrollo Político de la Secretaría General de Gobierno del Estado. Ha llevado la Dirección de Publicaciones y Literatura de la Secult-SLP en dos ocasiones, y fue asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, en el Ayuntamiento y Gobierno del Estado de SLP, y en Casa de Moneda de México. Ganador de los Premios Nacional de la Juventud en Artes (1995), Manuel José Othón de Poesía (1998) y 20 de Noviembre de Narrativa (2010). Ha publicado los libros de poesía “Loba para principiantes”, “El oscuro linaje del milagro”, “Áreas de esparcimiento”, “Colibrí reversa”, “Materiales de guerra” y “Tu nombre en la hojarasca”.