…la Guadalupana se ha aristocratizado…

Los reporterillos de Astrolabio Diario Digital echamos un vistazo al pasado y en esta sección le presentamos uno de nuestros hallazgos:

¿Se imagina un 12 de diciembre sin peregrinaciones?

No se necesita pensarlo mucho para concluir que tal circunstancia sólo sería posible si desaparecieran de la faz de la tierra los mexicanos. Pensar en un 12 de diciembre sin adoraciones a la Virgen de Guadalupe es poner la vista en un futuro seguramente muy lejano, y no en el pasado, como hace esta sección.

Sin embargo, es de sorprender que hoy, hace exactamente 118 años, se escribió un comentario sobre la conmemoración de la Guadalupana que comienza con la siguiente afirmación: “El 12 de diciembre era en años otros un gran día”.

Sí, en la edición del 11 de diciembre de 1898 de El Diario del Hogar, fundado por el potosino Filomeno Mata en 1881, se preveía hace 118 años que los festejos a la Virgen de Guadalupe comenzarían a dejar de ser una fiesta popular por una razón que se expresó así: “…la Guadalupana se ha aristocratizado…”

La razón de aquella apreciación había nacido tres años antes, cuando se mandó hacer una corona de brillantes para la Virgen del Tepeyac, en cuyo proceso se armó un escándalo de tales dimensiones, que se percibía una merma en la confianza hacia los representantes de la Iglesia, ya que se acusó al “Abad Sr. Plancarte y Labastida” de engañar al pueblo porque en lugar de brillantes, la corona tendría “piedras de California”.

Otros diarios de la época dan cuenta de que las aclaraciones no fueron del todo satisfactorias. El hecho es que finalmente la Virgen de Guadalupe fue coronada, y en tal coronación se apreciaba que se aristocratizaba a la Guadalupana y ello podría alejar a la mayoría del pueblo de las conmemoraciones.

A 118 años las festividades en torno a la Virgen Morena dan cuenta de que la fe del pueblo mexicano es a prueba de todo, desde coronas con brillantes presuntamente falsas hasta abades que niegan su existencia. Así que es demasiado aventurado hacer un presagio como el que se hacía en El Diario del Hogar, hace más de un siglo. He aquí el recorte:

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El 12 de diciembre era en años otros un gran día. la virgen India recibía las pruebas más ardientes de la veneración que inspiraba; desde lejanas aldeas, ignorados villorios, organizaban caravanas nuestros indígenas; los ahorros guardados religiosamente , para la magresita caían no en las arcas de las empresas ferrocarrileras, sino en los cepillos de la Colegiata o en las bolsas de los sacristanes -y a su modo, honraban a la santa matrona del Anáhuac.

Había que verlos, en las solitarias calles de la ciudad vecina, agrupados en el atrio de la Basílica, diseminados en el legendario cerro a la intemperie, dormitando, con la cera en las manos.

Pero ahora que la Guadalupana se ha aristocratizado, ahora que le hanpuesto unacorona, el buen indio recuerda que no caben diademas en su virgen republicana, en su virgen que sirvió al grande y noble anciano para romper una tiranía y para hacernos libres.

 

 

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