Por: Antonio González Vázquez.
Un par de compadres o de presuntos presidenciables se dieron un fugaz paseo que a decir del gobierno carrerista es “histórico”.Vinieron a San Luis Potosí a nada o lo que es lo mismo a hacer del ocio y de la fatuidad actos de gobierno. En efecto, dos tipos que presumen su cercanía con el presidente Peña se dejaron venir a San Luis Potosí a firmar un documento tan burocrático como inútil dizque para extender las bondades de los programas sociales o lo que es lo mismo, clientelistas, paternalistas y populistas, uno de esos programas con los que ilusamente dicen que combaten la pobreza. Firmaron unos papeles que bien pudieron firmas en sus respectivas oficinas, pero no, cómo así, si son dos secretarios de estado de primerísimo nivel, del primerísimo círculo del señor presidente. No, que vengan a San Luis y a qui les armamos un show con unos niños porque además eso hasta es muy tierno y emotivo.
Amable lector ahí los tiene en la imagen. El secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade simulando que ama a los niños, mientras que el secretario de Educación, Aurelio Nuño anda como perdido, como quien se entera por primera vez cómo es el aula del kinder. Y tenía que estar a su lado el gobernador Juan Manuel Carreras acompañando la bobalicona postura del secretario como si nunca antes hubieran visto a unos niños. Lo clásico, el de la SEDESOL le debió hacer preguntas y ¿Cómo te llamas, y cuantos años tienes, y te gusta la escuela? Y ese tipo de cosas que seguramente odian hacer pero que por sus cargos, tienen que hacer. Y la esposa del gobernador, también ahí, atestiguando las graves encomiendas que tocan a su marido dedicado a provocar alegrías por doquiera que se para.
El paseo de los secretarios a quienes como diría Mario García, también les late su corazoncito por Los Pinos, fue aderezado con presuntas firmas y presuntos convenios para llenar de alegría a los potosinos y en fin, para todos los mexicanos, les hicieron unos eventos en los que, unos a otros, se aprovechó para lanzar lisonjas, una tras otra, como cuando el gobernador Carreras dijo ésta joyita: “Agradezco al presidente de la república, Enrique Peña Nieto, por enviar a nuestra entidad a un grupo extraordinario de funcionarios públicos de primer nivel, comprometidos por las mejores causas del país y a favor de millones de mexicanos”.
Bueno, pues, de una vez que se levanten monumentos y les compongan himnos para alabar sus logros.
Lo cierto es que en la simulación, la visita se redujo a nada salvo a un intercambio de adulaciones cursis y hasta algo ñoñas por ridículas, como por ejemplo, “ambos funcionarios federales reconocieron el trabajo del gobernador Juan Manuel Carreras López”.
¿En verdad la sociedad necesita de tales frivolidades fruto de la ociosidad en un país con más de 50 millones de pobres y millones de analfabetas e ignorantes que resultan de un sistema educativo ineficiente?