La imagen del caos vial, cortesía de la DGSPM

Por Victoriano Martínez

La imagen que acompaña hoy esta Caja Negra la hace circular por redes sociales la Dirección General de Seguridad Pública Municipal.

Cualquier persona la puede consultar en la cuenta de Twitter @SPM_SLP cada que cae sobre la ciudad un aguacero como el de la tarde noche de este domingo.

En la imagen se indica la situación de nueve vialidades a las que las lluvias suelen colapsar y volver inútiles temporalmente.

Cada una de esas vialidades al cerrarse provoca su propio caos vial en su entorno, pero entre ellas hay cinco que, al colapsarse, parten en dos la ciudad: el boulevard Río Santiago, el boulevard Río Españita, el Puente Pemex, el Puente Manuel José Othón y el Puente Naranja.

Cerrados esos cruces de un lado a otro de la ciudad, como ocurrió este domingo, sólo le quedan a los automovilistas dos opciones: el puente de avenida Universidad y el Miguel Valladares, por la avenida México.

Una historia que se repite cada que llueve como ocurrió este domingo: dos embudos insuficientes para desahogar los embotellamientos que se provocan, pero también una ausencia total de elementos de tránsito que agilicen el tráfico en las vías que permiten llegar a esas dos opciones y, del otro lado en ambos sentidos, despejar el flujo para lograr mayor fluidez.

Este domingo fue posible ver patrullas impedir el paso a los automovilistas hacia las vías cerradas por estar inundadas, como una útil medida de precaución. No obstante, los agentes dejaron a los conductores protagonizar una competencia para ver cómo salir pronto del embotellamiento, con lo que –sin nadie poniendo orden– hacían más grande el caos.

Si la historia es la misma desde hace años, y a la autoridad sólo se le ocurre cerrar vialidades y lanzar por redes sociales la imagen que se reproduce al final de este texto, cuando la vea, más vale que por cada círculo rojo en ella considere que debe ser mayor su resignación a no poder circular por su ciudad.

Sí, la negligencia de la autoridad por encontrar alternativas de solución a los problemas que ya saben que provocan los aguaceros resulta un atentado contra el derecho humano a la ciudad. No basta con que eviten los riesgos, también están para mitigar las dificultades que los aguaceros generan en el tráfico.

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