Por Victoriano Martínez
Si el pez por su boca muere, a quién cree hacer política a golpe de propaganda, por su lengua quedará exhibido.
“Si tuviera miedo, algún sobresalto o la necesidad de escoltas y seguridad excesiva, es porque algo pasa. Tengo un año en el Gobierno y prácticamente no hemos tenido ningún incidente, al contrario”.
Con esas 32 palabras, el alcalde Enrique Galindo Ceballos exhibió la distancia que hay entre el mundo en el que él vive y el que padece la población a la que representa.
De entrada, una expresión más de su culto al gobernador Ricardo Gallardo Cardona. Para Galindo Ceballos el gobierno de la gallardía ya le cumplió con su lema de campaña: ya vive sin miedo.
Tan distante está de los ciudadanos a los que dice gobernar, que no le provocan ningún sobresalto las balaceras, las ejecuciones, los hallazgos de cadáveres, las desapariciones… y hasta las alcantarillas asesinas por la negligencia del Interapas y los escasos resultados de su programa “Fuga Cero”.
Un ejemplo: a los pocos días de la presentación de su programa “Fuga Cero” desapareció la tapa de una alcantarilla en el cruce de la avenida Lázaro Cárdenas y Julio Peña en la colonia El Paseo, a dos cuadras de un Jardín de Niños hacia el sur y a dos cuadras de donde el 14 de julio se dio una ejecución frente a un local de tacos.
Los vecinos lo han reportado, han colocado maderas, llantas y otro tipo de señalamientos para evitar accidentes o desgracias como la que no le causó sobresalto en el Ejido La Libertad… y, después de varias semanas, el programa “Fuga Cero” no ha llegado.
Treinta y dos palabras que pronunció después de asegurar que no dispone de servicio de escoltas para su seguridad porque la percepción de inseguridad en la capital “va a la baja”. Hay una gran diferencia entre no traer escoltas y no sentir la necesidad de “seguridad excesiva”.
Un desliz en su discurso propagandístico que equivale a una confesión de que trae algo de protección, aunque no excesiva. Algo así como que todavía no logra del todo vivir sin miedo.
Bien haría Galindo Ceballos en repasar las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública sobre sus primeros diez meses como alcalde y no sólo la diferencia entre los dos últimos meses. Se daría cuenta que en lo que ha estado al frente de la alcaldía la comisión de delitos no va a la baja, sino al alza.
Si se observa la variación del total de delitos denunciados en el Estado y los denunciados en la capital, la tendencia en ambos casos es creciente entre octubre de 2021 y julio de 2020, un poco menos en la ciudad, pero a fin de cuentas en aumento.
El mismo ejercicio con el caso de los homicidios dolosos, los asesinatos, la tendencia en el mismo periodo se repite y en ninguno de los dos casos “va a la baja”.
Si en el interior del Estado la tendencia al alza es ligeramente mayor que en la ciudad, no significa que en la capital la situación haya mejorado, sino que sigue siendo un poco más peligrosa, en tanto que la peligrosidad se ha incrementado más en el resto de los municipios.
Que diga “prácticamente no hemos tenido ningún incidente” es una desafortunada exhibición de la insensibilidad que tiene como autoridad responsable de brindar seguridad a los habitantes del municipio. Si al él no le pasa nada, entonces la ciudad es segura. Así se comienza a distorsionar la percepción sobre la seguridad.
¿Pensarán igual las víctimas de los 23,860 delitos denunciados en lo que lleva como alcalde? ¿Percibirán lo mismo los familiares de los 203 asesinados en sus primeros diez meses al frente del Ayuntamiento?
Su dudosa afirmación de que no trae escoltas no representa “un mensaje de seguridad” como pretende hacer creer su estrategia de propaganda. La terca realidad es más estruendosa que sus mercadotécnicamente calculadas expresiones que exhiben su falta de tacto en un tema tan sensible para quienes en la ciudad tienen que ser testigos de crímenes cada vez más atroces.