La interpretación a conveniencia

Carlos Rubio

Cuanta falta hace una capacitación general para la identificación de noticias falsas. Estoy seguro de que ahora en la red circula una mayor cantidad de mentiras que de verdades, o quizá verdades a medias, o quizá interpretadas como a cada quien le conviene. El daño que los clicks les han hecho a los medios de comunicación es tremendo, más porque este termina afectado a todos los ciudadanos.

Rápido llega a mi mente aquel video que se difundió el lunes, en el que el candidato a diputado federal por el Partido Verde, Daniel Guillén, dijo que a los policías hay que “capacitarlos, que sepan cómo llevar a cabo un secuestro, cómo llevar a cabo a lo mejor un robo”.

Inmediatamente el video circuló por todas las redes sociales conocidas y por conocer. Los titulares se llenaron de “candidato del verde propone capacitar policías en robo y secuestro”.

En estricto y muy cerrado sentido, sí, el candidato lo dijo y cometió el error de ponérsele “de pechito” a una sociedad sedienta de morbo y de condenar personas.

¿Realmente a eso se quería referir? Si dejamos de lado las ganas de exhibir y llevar a la ahorca a alguien, me parece que no, y el candidato sólo fue víctima una deficiente sintaxis que le permitiera articular bien esa oración.

Pero vamos, tampoco es algo que sorprenda en las campañas. El exceso de micrófono lleva a la mayoría a cometer errores. En las últimas semanas Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez lo hicieron.

El que mucho habla es más propenso a equivocarse. No por ello justifico su incapacidad para expresarse y para corregir sobre el error. Creo que si aspira a ocupar una curul que le dé acceso a la tribuna de la Cámara de Diputados, mucho debería practicar su discurso.

¿Qué es lo mejor para este tipo de casos? Bastante fácil. Si hay un video, lo mejor es ignorar los titulares y hacer un análisis propio. Un medio podrá ser una herramienta que nos ayude a entender mejor la realidad, pero al final, la mejor conclusión será a la que cada quien pueda llegar por sí solo, sin estar influenciados de verdades a medias e intereses externos.

Uno no puede absorber y quedarse con todo lo que consume en las redes sociales. Tiene que saber qué sí y qué no es información valiosa; qué es basura y qué es de utilidad. Muchas veces para eso pueden servir los medios de comunicación, aunque muchas de otras veces no.

Me quedo sorprendido cuando una persona mayor cuenta sobre algo que leyó en Facebook con la mayor seguridad del mundo, sin cuestionarse si es cierto o no. Pero me deja decepcionado cuando eso mismo lo replica un joven menor de 25 años, sobre todo si se trata de un estudiante de cualquier área de las ciencias sociales.

¿Qué están enseñando en las universidades? ¿Cómo puede una persona que prácticamente nació con un celular en la mano caer en la noticia de que los aviones no pueden aterrizar en el AIFA porque está inundado… en plena sequía de abril?

Esta es una responsabilidad de todos. Tanto de medios, como del sistema de enseñanza y de cada persona.

Uno no puede esperar a que la información y la verdad llegue sola, hay que investigar; hay que consumir medios confiables y sobre todo interesarse en conocer qué sucede diariamente en el mundo.  

Si tomamos por cierta la primera oración que leemos en una publicación que carece de fuentes y sustento, estamos perdidos.

Es esta época electoral es urgente afinar la lectura. Abunda la información falsa; las mentiras de los candidatos.

Todos, absolutamente todos, traen detrás una campaña en su favor y una serie de campañas negras contra sus adversarios. Saber leerlas es clave para no ser víctimas de la desinformación.

Entre verdades a medias e interpretaciones a conveniencia, las redes se saturan de datos que son muy desechables. Para que estas se depuren, primero debemos dejar de consumir toda la basura que ronda la web, porque lo que vende jamás deja de fabricarse. Hay que ponerle un alto a los sicarios de la información.

Esta semana se cumple un año desde que se abrió este espacio de opinión. No habrá festejo, pero sí un agradecimiento a quienes alguna vez se han pasado por algún texto de estos. Y sobre todo mi gratitud para Miguel Maya, por el impulso y la libertad para escribir.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.

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