La Jano-propaganda

Abelardo Medellín Pérez

De entre los muchos (y discretos) aspirantes a candidatos de cara las elecciones del 2024, no hay mejor y más lamentable caso para ejemplificar la política personalista actual, que el del diputado federal por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Alejandro Segovia Hernández.

El ex diputado local y ex alcalde de Matehuala ha demostrado los últimos meses que poner un logotipo que te aluda (como el que usa el gobernador al poner un pollo), no es una estrategia suficiente a la hora de intentar adherirse en la mente de los ciudadanos. Se necesita distribuir tu marca como un virus que, no solo sea contagioso (en productos de uso personal como las gorras), sino también deseable.

La propaganda del diputado federal deja ver una historia simple:

Jano Segovia cayó en cuenta (si es que no lo sabía ya) que forma parte de la cúpula política casi omnipotente e impune del estado: el Verde Gallardista. Jano, se da cuenta que la mejor estrategia para mantenerse vigente políticamente (seguir cobrando y que no te condenen por fallar) es imitar a la cabeza: al gobernador. Jano se da cuenta de su limitada capacidad para agradar a la gente al carecer de espacios, motivos, razones y excusas para reunirse con las masas que conforman sus votantes potenciales.

Jano entiende que la mejor forma de adherirse al electorado es hacer de su nombre una marca; lamentablemente, su nombre ya pesaba en el altiplano por su pasado y no de forma positiva. Necesitaba una reinvención. Jano rediseña su comunicación en redes sociales, manda a hacer un logotipo con su apodo en tonos brillantes y decide convertirse en algo parecido a lo que ya es Gallardo: un paternalista salvaje.

El diputado entonces se encuentra con una barrera: su cargo. Al ser diputado su trabajo no es atender directamente, como podría entenderse del puesto de un alcalde o gobernador. No, el curul del diputado y sus implicaciones le significaba una limitación, pues alguien que vota por un diputado, espera que el mismo esté en la Cámara donde le representa y legisle a favor de sus intereses. Y, como la democracia es imperfecta, lamentablemente para Jano, aunque hubiera podido hacer un buen trabajo, esto no le aseguraba ganar votantes.

Pese a las limitantes, la decisión estaba tomada, el diputado debía convertirse en un paternalista salvaje, pero para ello decidió asumir el papel, bien conocido entre la juventud, del “influencer subvencionador”.

El perfil de Facebook del diputado se ha convertido, en una página de concursos, rifas y regalos que asemeja más a un programa de revista matinal donde el patrocinador es el mismo presentador.

Desde mayo, el diputado se ha dedicado a regalar y rifar alcancías, gorras, celulares, sillas de ruedas, ventiladores, lavadoras, caguamas e incluso dinero en efectivo; todo lo anterior con su apodo por encima y una calca para acompañar.

¿Pero para qué esforzarse en tomar el puesto de padrino local en el altiplano si su perfil ya no es tan atractivo en Matehuala (como lo comprueban los cómputos del 2021)? La respuesta obvia es reelección.

Segovia Hernández necesita colocar su nombre como sinónimo de algo que mínimamente le interese a la gente y el padrino número uno del estado, Gallardo Cardona, ha demostrado que sin importar lo mal que desempeñes tu encargo, todo puede subsanarse si regalas la cantidad suficiente de cosas.

Pareciera que la jugada política con mejores rendimientos hoy en día, no es ser un representante o servidor público virtuoso, sino que, a través de la alquimia del desorden administrativo, transforme los recursos que sostienen al estado en dádivas con fines chantajistas que pongan al ciudadano entre la pared de sacrificar su futuro por una recompensa pronta y la espada de una persona que los ayuda, pero solo a cambio de cosechar votos.

De entre todas las clientelares formas que ha encontrado el diputado Jano Segovia para diseminar su nombre y su marca, la más lamentable y nefasta son los “Jano-sobres”. Según el diputado este es un apoyo para que los jóvenes estudiantes puedan surtir su lista de útiles escolares; sin embargo, no deja de ser la solución más floja, simplona y carente de buenas intenciones de todo su abanico de artificios.

Él pudo promover una iniciativa para regular que las escuelas no puedan exigir materiales a jóvenes de bajos recursos, pudo buscar bajar más recursos y promover una propuesta para que las escuelas tengan material para quien no pueda llevarlo, pudo entregar directamente útiles escolares a los alumnos o dar bales por cierta cantidad de dinero válidos en papelerías del altiplano para que los padres de familia surtieran su lista. No. El diputado creyó que la mejor forma de apoyar la economía doméstica para útiles escolares era regalar directamente dinero sin tener certeza de cómo lo usará quien lo recibe y sin atender el fondo del problema que, al final, es que a los padres de familia no les alcanza.

Regalos como éste dejan ver que, con toda su experiencia, Jano es mejor padrino que diputado.

Con una pizca de cinismo y pesimismo, podemos casi imaginar cómo serán los mítines que encabezará un Jano-Candidato en el 2024:

“¿Recuerdas la lavadora que te regalé en un concurso?, ¿no te gustaría que tu diputado siga reglando cosas? Yo soy la opción”, “el año pasado fueron Jano-Sobres de mil pesos, si me re eliges, serán de 2 mil pesos el año que viene”, “no te aseguro representación adecuada en el congreso, pero, ¿cómo te caerían unas Jano-Caguamas el día del padre?”.

De fondo el problema trastoca por igual la ley. El 134 constitucional, establece que la propaganda de los entes públicos, no podrá incluir bajo ninguna circunstancia “nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público”; por tecnicismo, podría alegarse que el diputado no lo ha hecho desde el curul (aunque sus fotos con la Jano-chamarra digan lo contrario), sino desde su perfil personal, pero ¿entonces dónde está el entendido de los principios de imparcialidad que sí debe atender el diputado?, ¿o es acaso que la nueva escuela Verde en San Luis Potosí enseña que no puedes ser un buen servidor público sin publicitar tu imagen como si de un cereal se tratara?

El diputado, en todo caso, debería tomar como ejemplo lo ocurrido con Ricardo Gallardo Juárez en 2017, quien por distribuir publicidad personalista y desviar 13 millones de pesos en el proceso, fue sancionado por la Sala Regional Monterrey del Tribunal Electoral. Imprimir tu nombre en algo, distribuirlo con alevosía y fingir que es una buena acción, no impide que se convierta en una ilegalidad que pueda ser sancionada.

Tal como dijimos, el de Jano es solo uno de diversos casos que comienzan a emerger de cara al 2024, mismos que se harán más comunes y más sin vergüenzas. De hecho, la elección misma será la única que decida si la población tolerará por más tiempo la insufrible propaganda personalistas de quienes sirven mucho para la promoción y muy poco para su encargo.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

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