La matemática con alma de poeta

Frater Ignatius

Sofía Kovalévskaya hizo valiosas contribuciones a la teoría de las ecuaciones diferenciales, al análisis, la mecánica y la astronomía. Era una persona que amaba la poesía e incluso escribió algunas novelas. Como Novalis el gran poeta que amaba los números o el mismo Jacobi que sentía una profunda atracción por el origen de las palabras y era matemático. Se le considera la primera mujer que recibió un doctorado en matemáticas. Se enamoró de la matemática a muy tierna edad y en su habitación había un tapiz lleno de ecuaciones y símbolos que para la mayoría de la gente son como jeroglíficos indescifrables. Era tal su tesón por esta ciencia que incluso se confrontaba con su padre, un militar de cortas miras que odiaba a las mujeres sabias. Cuenta en su autobiografía que los números ejercían casi un poder hipnótico y que eran literalmente venerados como entes exaltados y misteriosos que introducen a sus iniciados en un nuevo mundo de maravillas, inaccesibles para casi todos los individuos.

Es en la Universidad de Gotinga en donde obtiene su doctorado con los máximos honores en 1874. La tesis versa sobre ecuaciones en derivadas parciales, integrales abelianas y la estructura de los anillos de Saturno. A pesar de este doctorado compuesto de trabajos importantes y que uno solo hubiese bastado para encumbrar a cualquier matemático a lo más alto, su condición de mujer hizo que tardara una buena cantidad de años en obtener un puesto académico. Todavía más: a pesar de la recomendación del gran matemático Karl Weierstrass. En 1884 empezó a dar clases en la Universidad de Estocolmo y logró un cargo de profesora durante cinco años. Lo anterior gracias a la sensibilidad de Gösta Mittag-Leffler.

Kovalévskaya era también políglota y hubiera sido una extraordinaria luchadora social e incluso anarquista pero las circunstancias la llevarían a recorrer otros caminos pletóricos de números, figuras y símbolos.

Viene al caso el pequeño poema de Octavio Paz cuando dice que el trompo cuando lo lanzas siempre cae en el centro del mundo. La rotación de un cuerpo sólido en torno a un punto fijo había torturado a las mejores mentes matemáticas. Pues la matemática rusa resolvió el problema y ganó un importante premio.

Una nihilista (1899) es una interesante novela de corte autobiográfico. Trabaja su álter ego a través de Vera, una chica solitaria y curiosa que lucha, incluso contra su propia familia, por cambiar la sociedad de su época.

.La novela es una defensa feminista contra la opresión de los hombres y un canto de veracidad y sinceridad conmovedor;  fuera de serie. Otra feminista llamada Alice Munro, la recrea en un cuento extraordinario titulado Demasiada felicidad. Esta insigne mujer fallece de neumonía a la edad temprana de 41 años.

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