Óscar G. Chávez
Acusar a la ciclovía de provocar la decadencia de Carranza no sólo es un exceso, es producto de mentalidades mediocres y retorcidas. Arremeter contra ciclistas y ciclovía no es otra cosa que evidenciar incapacidad de adaptación y resistencia al cambio; curiosamente algunos de los que lo hacen son los mismos que se quejan de que el presidente de la república vive en el pasado.
El deterioro, abandono y decadencia de Carranza no es cosa nueva; la avenida comenzó a perderse cuando consecutivamente se permitió y guardó silencio frente a la paulatina demolición de sus más bellas casas que bien podrían haber sido adaptadas y continuar funcionando como espacios comerciales. Al día de hoy, no existe en ella una sola cuadra que permita recordarla como era todavía en los ochenta.
Los mismos que hoy protestan, cuando esas fincas eran demolidas jamás abrieron la boca para hablar de decadencia, era mejor pensar en lo redituable que resultaba generar billetitos. Un ejemplo perfecto sería la vieja y abandonada casa de la familia Sampere Vilet, utilizada para colgar anuncios con consignas contra la ciclovía; si tanto les preocupa la imagen de la avenida, ¿por qué no luchar por conservarla? La realidad es que a nadie le interesa, ni a autoridades municipales, ni a comerciantes, ni a vecinos del rumbo; de propietarios ni hablar, su único interés es que acabe por caerse, para edificar allí lo mismo un estacionamiento que una venta de colchones, podríamos pensar en un enorme espacio dedicado a comercializar todo tipo de juguetes eróticos, pero en San Luis todavía no estamos preparados para eso (ni yo para escribirlo, ni ustedes para leerlo).
Guardadas las proporciones es exactamente lo mismo cuando aquellos que se quejan de los espacios invadidos por el comercio ambulante, guardan silencio frente a los restaurantes, cafés, talleres o comercios de muy distinto tipo que se apropian de los espacios públicos. Señalan lo que odian u obstaculiza su entorno, lo que no, puede continuar porque no lo ven ni lo señalan.
También es cierto, que en su momento la propuesta y construcción de la ciclovía, no fue ni la más popular ni la mejor acción de la administración de Xavier N, incluso era y sigue siendo una sinrazón que se tratara de una ruta que no iba ni llegaba a ningún punto; de la de Himno Nacional ni qué decir, que hoy se encuentra en condiciones tan espantosas como las del primer día que la inauguró el alcalde Montessori, con la diferencia que hoy se encuentra abandonada como las obras de la avenida. Y si de pensar mal se trata, tampoco nadie dudaría que se hubiera tratado de una obra con un exagerado sobreprecio.
La cuestión es que las ciclovías, con todo y el desacierto que pudieron representar, ya están en funcionamiento y, a pesar que se afirme que están subutilizadas, ya forman parte no sólo del espacio urbano, sino también son un derecho adquirido por los ciclistas potosinos.
En realidad no se percibe ningún otro daño que pueda atribuirse a la ciclovía que el haber terminado con espacios ociosos destinados al estacionamiento de vehículos, sin embargo existen una gran cantidad de estacionamientos a lo largo de la avenida, así como en algunas calles transversales. No encuentro un solo argumento razonable, como no sea el terror a caminar más de cien metros, que pueda apuntalar los aparcamientos al pie de las aceras en esta avenida.
Mientras, el alcalde Enrique Galindo desviándose de su actitud conciliadora parece ser decidido a confrontarse contra la comunidad ciclista de San Luis, ésa que no le aporta nada a su gran proyecto Nairo Quintana, el problema es que pareciera no darse cuenta que sólo evidenciará su incapacidad de negociación, y cuando comience la lluvia de amparos lo único que se percibirá es una derrota.
Por lo pronto se optará por ganar tiempo con el gastado argumento del “estudio técnico”, como esos de los que nos hablan todos los días desde el gobierno estatal y que al final resultan ser inexistentes o haber sido ordenados a modo.
Esperemos que en el asunto el alcalde no acabe diciendo como ya lo dijo también un atrabiliario provinciano y nada lejano: “aunque se enojen, aunque brinquen y se emberrinchen se reubicará la ciclovía, quienes se oponen al proyecto es gente que no hace ni deja hacer nada…”. Luego se les olvida que no todos viajan en vehículos pagados del erario y con séquito guaruril que les facilita cualquier recorrido.
No estaría por demás, ya que a sus integrantes tanto les preocupan los valores, la unidad y los derechos ciudadanos, que la agrupación Potosinos con valor impulsara una marcha en favor de las ciclovías.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.