Lo ocurrido con Lauren Kavanaugh merece la pena conocerse para corroborar una vez más, hasta dónde es capaz de llegar la maldad humana. Esta niña que ahora lleva una vida “casi normal”, y que es constantemente apoyada por miles de personas en todo el mundo a través de las redes sociales, intenta sobrellevar todas las secuelas que le quedaron tras pasar cinco años de su vida en un espacio muy limitado.
En un armario de 1,20 por 2,70 metros, y sólo porque sus padres así lo quisieron, pues de ese modo, podían satisfacer sus oscuros deseos de incomprensible y cruel tortura.
La vida en el interior de un armario.
Lauren tenía sólo 3 años cuando se le confinó en un armario. En el mundo de esta pequeña de Texas, los monstruos no habitaban en los armarios, sino en su propia casa. Su madre y su padrastro decidieron que mientras sus otros hermanos llevarían una vida normal, a ella se le iba a dejar en un armario de su habitación. Sólo saldría de vez en cuando, para alimentarla, bañarla o para abusar de ella.
Al día de hoy, Lauren recuerda perfectamente aquel confinamiento, y los maltratos a los que fue sometida. El modo en que su madre la bañaba, sumergiendo su cabeza en el agua, o cómo su padre apagaba cigarrillos sobre su piel.
Muchos datos se revelaron cuando las autoridades dieron con este caso y con la pequeña. Las imágenes del estado en el que se encontraba cuando los servicios sociales dieron con ella no son nada agradables.
Para este caso, médicos y psiquiatras indican que tras el primer abuso que la niña recibió, ambos progenitores optaron por esconderla en el armario. Como a una muñeca a la que apartar los ojos del mundo, y que sacar sólo de vez en cuando.
El resto de sus hermanos escuchaban a menudo sus gritos y fueron ellos los que comentaron finalmente con sus vecinos, que tenían una hermana a la que casi no veían, pero que lloraba mucho.
Cuando los servicios sociales y la policía encontraron a Lauren, no podían creer lo que estaban viviendo. Tenía ocho años y pesaba únicamente 11 kilos. Su estado, era lamentable, tanto, que temieron por su vida cuando la llevaron al hospital.
Las edades comprendidas entre los 3 y los 8 años, suponen una etapa vital para el desarrollo físico y emocional de un niño. Y todos estos aspectos, fueron cruelmente alterados en Lauren, quien tuvo que someterse a numerosas cirugías reconstructivas para que sus órganos funcionaran correctamente. Sin contar, que su desarrollo cognitivo y emocional, aún no ha podido recuperarse del todo.
Lauren nunca supo lo que significaba jugar, lo que era una sonrisa, una caricia o una palabra amable.
Hoy tiene 21 años y ha tenido que superar numerosas depresiones y algún intento de suicidio. Pero vive con una familia que la quiere, la ayuda y que se preocupa por ella. También tiene tres perros a los que adora, y quienes la hacen reír y animar a comprender que el mundo sigue siendo un lugar que merece la pena.
Mientras, sus padres cumplen cadena perpetua en la cárcel. Muy lejos de esta niña a la que le destrozaron la vida.
