Por Victoriano Martínez
¿Cuántas veces ha escuchado a los comisionados de los órganos garantes del derecho de acceso a la información pública decir que la transparencia es para que pueda conocer en qué se gastan los impuestos los servidores públicos?
¿Cuántas veces esos mismos comisionados le han mostrado cifras precisas sobre el destino de los miles de millones de pesos que ejercen los servidores públicos? ¿Acaso esos mismos datos que dicen que las leyes de transparencia permiten conocer no los conocen ni ellos mismos?
La respuesta más segura a esas preguntas es que sobre la primera se puede afirmar que prácticamente a todo, en tanto que a la segundo las respuestas es que prácticamente a ninguno. Y es que en ambos casos podría haber las excepciones que confirman la regla.
Lamentablemente la regla es que a esos organismos garantes del derecho de acceso a la información pública como la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública llegan personajes que quieren hacerse notar como muy convencidos sobre la transparencia, pero que en los hechos poco la practican y hasta no llegan ni a entenderla.
Si la pusieran en práctica y entendieran realmente los alcances de este derecho tan menospreciado por ellos, echarían mano de las herramientas tecnológicas con las que cuentan para una supervisión precisa sobre el cumplimiento de las obligaciones de transparencia de los sujetos obligados.
Pero no lo hacen y esa es la primera negligencia porque alientan la opacidad no sólo en el caso de los gastos, sino el catálogo entero de la información pública que se debe difundir de oficio completa y sin simulaciones en la Plataforma Estatal de Transparencia (PET).
Si un usuario de la PET se aventurara a hacer esa supervisión a partir de lo que ahí se permite consultar públicamente, le llevaría semanas realizar la revisión y el conteo de los sujetos obligados que cumplen con la publicación de formatos. Cumplimiento cuantitativo, lo llama la CEGAIP, pero los comisionados ni ese revisan.
Si ese usuario pretendiera verificar el contenido de esos formatos, podría tardar meses en lograrlo. La CEGAIP le llama cumplimiento cualitativo, y este menos es revisado por los comisionados.
Si la CEGAIP echara mano de la base de datos que soporta la PET, con algunos simples algoritmos lograría que se generaran los informes cuantitativos prácticamente en tiempo real, de manera que el día 10 de cada mes, al vencimiento del plazo para el cumplimiento de esas obligaciones, podría tener el reporte preciso y comenzar a exigir el cumplimiento a los sujetos obligados omisos.
Es mucho pedir para unos comisionados que sólo buscaron el nombramiento para hacerse notar y para gozar de un sueldo estratosférico que de ninguna manera desquitan.
Con un poco más de esfuerzo e imaginación, la CEGAIP podría echar mano de esa misma base de datos para –con algoritmos más elaborados– generar reportes específicos en cuanto a elementos que pudieran dar idea sobre el cumplimiento cualitativo en la información publicada, igual, prácticamente en tiempo real para los efectos más favorables para asegurar la transparencia.
Con la sección de “Almanaque Estadístico” de la PET, los encargados de informática de la CEGAIP dejan ver que esa automatización en la supervisión del cumplimiento de las obligaciones de transparencia es posible, aunque para un usuario externo, lograr traducir la información en un reporte gráfico y descriptivo aún implica malabares para capturar los datos y procesarlos.
Unos malabares que permiten “retratar” cómo se encuentra el cumplimiento cuantitativo, y a continuación se muestra un ejemplo sobre el caso mencionado en la pregunta con la que se abrió este texto: el cumplimiento cuantitativo en la publicación de los formatos sobre los egresos.
El resultado. Durante el primer semestre de este año, la tendencia fue que cada mes son menos los sujetos obligados que publican los formatos con los reportes de egresos. En enero no lo hicieron 88 de los 259, y para junio ya fueron 145 los que no lo hicieron. Eso significa que el 55.98 por ciento de los sujetos obligados ocultan en qué gastan el erario, es decir, los impuestos que usted paga.
La opacidad cuantitativa pasó del 33.98 por ciento en enero al 55.98 por ciento en junio en cuanto a la información sobre el uso de los recursos públicos, eso que tanto presumen los comisionados que es una de tantas cosas para las que sirve la transparencia.
Uno de cada cinco sujetos obligados se sumó en el último semestre a ocultar la información… y los comisionados con su vedetismo… ni por enterados se dan.