La oposición en retroceso

Abelardo Medellín

En tiempos del asedio oficialista sostenido como los que se viven hoy en día en San Luis Potosí, podríamos pensar que lo mínimo por hacer desde la oposición sería hacer honor a su etiqueta y resistirse a su propia decadencia; en cambio, vemos que la oposición partidista del estado ha encontrado nuevas maneras de hacer el mínimo y al mismo tiempo caer más bajo.

Una semana bastó para que los potosinos conociéramos los verdaderos intereses de los partidos que dicen representarnos y con ello nos revelaron el tamaño de sus capacidades.

En esta semana, se confirmó que una vez más la elección para definir la dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN) en San Luis Potosí se decidirá por voto del Consejo Estatal.

Este método, cerrado y poco democrático como es, fue el mismo que provocó que hace apenas unos meses la elección original de la dirigencia que benefició a Verónica Rodríguez Hernández fuera impugnada y, posteriormente, obligó a qué se repitiera la elección.

Claro está que el método por sí solo no fue la razón de la impugnación, sino el cúmulo de irregularidades que este formato cerrado de selección permitió desde el inicio; y en lugar de cambiar el rumbo y atender los evidentes vicios y corruptelas que su dirigencia ha promovido, decidieron insistir con una pantomima que busca ocultar la imposición de una dirigencia decadente.

Del otro lado del polo, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) presumió con bombo y platillo el regreso de Adolfo Micalco, ex dirigente expulsado en su momento por una decena de irregularidades al interior del tricolor.

Si la extinción política no fuera un problema lo suficientemente grande, ahora el priismo debe cargar con el hecho de que su partido ya ni siquiera puede presumir nuevos cuadros, sino que sus supuestas victorias más recientes son la expulsión de uno de sus perfiles más competitivos y la recuperación de ex integrantes con cero créditos ante la opinión pública.

En una condición aún peor se encuentra Movimiento Ciudadano, un partido que cada elección gana uno o dos espacios en San Luis Potosí, mismos que pierden contra el transfuguismo casi inmediatamente.

Lo que parecería ser el gran problema de este partido (perder a sus perfiles cuando estos huyen a otros partidos), pareciera ser la gran aspiración del instituto político, pues recién esta semana el dirigente y diputado local Marco Gama Basarte informó que buscarán promover una iniciativa para que diputados puedan cambiar de bancada partidista si así lo deciden.

Lo que Gana Basarte defiende en nombre de los derechos políticos, pareciera ser una salida fácil para que diputadas y diputados pueden a futuro brincar de sus partidos de origen al partido que mejor pague por su servilismo. ¿Qué mejor para la oposición que darles un salvoconducto a las huestes políticas y permitirles que inflen las filas del oficialismo cuando les lleguen al precio?

Mientras unos se desmoronan por la ambición, otros se vanaglorian de victorias vacías y unos más buscan la mejor manera de debilitar a las oposiciones en general; en suma, los partidos que deberían ser una opción adicional para la, cada vez más numerosa, población decepcionada del Gallardismo, se han vuelto justo lo que el oficialismo esperaba: una oposición, no débil, sino en retroceso.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

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