José de Jesús Ortiz
Una oposición eclipsada, noqueada, sin rumbo ni liderazgos, con sesgos clasistas y racistas, alejada de la realidad social, es lo que deja la elección del 2 de junio con el triunfo avasallante de Morena y sus aliados, según el análisis que plantea el investigador Luis David Cruz González, doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, quien ha estudiado diversos procesos políticos en el continente de lo que se definen como gobiernos progresistas y procesos contra hegemónicos.
Considera que el triunfo de Morena y su candidata Claudia Sheinbaum, puede explicarse en buena medida por la política social del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en favor de los segmentos más vulnerables, “por el hecho de recuperar una agenda social y hacer freno a una economía muy neoliberal, muy privatizadora que lastimó muchos bolsillos, además del aumento del salario mínimo”.
Sin embargo, advierte que la izquierda en México debe estar más cercana a los movimientos sociales, generar sus propios cuadros políticos y que no todo gire sobre la lucha electoral como ha sido hasta ahora.
Cruz González, maestro en Ciencias Sociales enfocado a los estudios políticos, realizó estudios en Planificación y Gestión de Políticas Sociales por la Universidad de Buenos Aires y es especialista en Derecho de la Seguridad Social de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Actualmente realiza una Estancia Posdoctoral en el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT) en la División de Ciencias Ambientales.
En entrevista con Astrolabio Diario Digital, analiza los resultados de la elección del 2 de junio, los aciertos y errores de los actores políticos y lo que puede vislumbrarse en el nuevo gobierno.
Astrolabio: ¿Qué balance haces del resultado de la elección presidencial y las posiciones legislativas?
Luis David Cruz: Hubo sorpresa porque finalmente las encuestas serias que consultábamos hablaban de 20 puntos de diferencia a favor de la candidata que resultó ganadora, Claudia Sheinbaum, pero finalmente fueron más de 30 puntos a favor de Morena y sus aliados; en las estructuras legislativas al parecer sí va a lograr lo que llaman el “Plan C”, aunque todavía no es una cuestión definitiva según el conteo de votos hasta ahora.
A: ¿Cómo se explica el triunfo avasallante de Morena y sus aliados en la elección del 2 de junio? ¿Cuáles sería para ti los principales factores que explican este resultado?
LDC: Yo tenía ciertas aristas sobre la madurez de un país como el mexicano con un liderazgo de mujer, en particular sobre si realmente estamos preparados de todo esto, pero finalmente la elección también tiene mucho que ver con el liderazgo de los hombres que están detrás de estas dos mujeres: en el caso de Xóchitl Gálvez con Claudio X. González y gente muy visible de la oposición como el mismo Vicente Fox, Felipe Calderón y algunos actores más de la derecha, como Diego Fernández de Ceballos, entre otros; en el caso de Claudia Sheinbaum hay un liderazgo muy bien ubicado que es el caso de Andrés Manuel López Obrador. En ese sentido, sí es una sorpresa la forma avasallante en que gana (Sheinbaum)… se puede explicar el por qué de tantos votos, y de tanta popularidad después de seis años de López Obrador, por el éxito de los programas sociales, por el hecho de recuperar una agenda social y hacer freno a una economía muy neoliberal, muy privatizadora que lastimó muchos bolsillos, además del aumento del salario mínimo que hubo una voluntad política de aumentarlo.
Y, como también dicen algunos analistas, que es un caso en que yo me ubico, que si bien plantean algunas críticas acerca de los resultados de López Obrador en materia por ejemplo de seguridad pública, en la situación de salud y hospitales públicos — que a mi juicio es la gran deuda que todavía tiene la Cuarta Transformación—, en lo general aprobamos su gestión, no la descalificamos por esas dos circunstancias y creo que en ese sentido es atinada la óptica que tienen algunos actores sobre por qué López Obrador sigue teniendo tanta popularidad y apoyo social como se vio en esta elección.
A: ¿Para ti todo eso explica el triunfo avasallante de Morena y sus aliados en la elección del 2 de junio?
LDC: Pienso que sí, hay una agenda social inclusiva que mejoró mucho la economía de muchos sectores. Por ejemplo, hablando del programa Sembrando vida, un programa social que conozco bien pues hago incidencia en una estancia posdoctoral, mejoró mucho la economía en dos sentidos: en tener un ingreso mensual mínimo una persona que trabaja su propia tierra y que antes no contaba con nada, y que es un traslado directo, sin ningún intermediario, que le llega a su cuenta y que puede hacer y decidir qué hacer con ello; y, por otra parte, el haber fomentado el trabajo en equipo, que si bien existen en México estructuras como los ejidos, no todos estaban en ellos, había gente que estaba segmentada en esos aparatos, y cuando entra Sembrando vida sí procura ese trabajo agrario, grupal, conjunto. Además, para una persona de campo 5 mil pesos significan mucho en su economía y creo que eso fue uno de los grandes atinos de este gobierno. A ello podemos agregar la universalización de la pensión de adultos mayores, el programa de Jóvenes construyendo el futuro, y las becas que se están generando para las personas que están dentro de la Escuela es nuestra, entre otros programas.
No quiero que se malentienda: todo esto generó, estructuró y apoyó la economía de esos sectores, pero no quiere decir que los compró. Simplemente apoyó en ese sector y eso generó un poco de respiro para necesidades básicas insatisfechas por los anteriores regímenes en la época neoliberal.
A: ¿Cuáles serían para ti los errores principales de la campaña de la oposición y de la estrategia mantenida a lo largo del sexenio?
LDC: Pienso que la oposición ha sido eclipsada porque no se ha acercado a las necesidades de lo social e incluso han tenido sesgos clasistas y racistas dentro de su discurso, se pusieron a prometer cosas que ya habían prometido y que nunca cumplieron. Creo que son esos factores: que la oposición está un poco separada de la realidad social y que se encuentre eclipsada sin liderazgos visibles e inteligentes que hacen falta en el país
A: ¿Y en particular en la campaña electoral qué errores identificarías?
LDC: No sé, no quiero ser políticamente incorrecto, pero yo creo que hasta la definición de la candidata no fue la correcta. Creo que estamos llegando a un nivel de vida política donde el más gracioso, el más payaso, el más simplón, es el que quiere ganar los votos y creo que pudieron tener mejores cuadros, más positivos, más serios, como para tener una mejor campaña.
A: ¿A partir de los resultados de la elección, se puede hablar de una hegemonía de Morena, entendida como la capacidad de imponer una visión del mundo y una dirección política e intelectual en la sociedad?
LDC: Sí, pero realmente eso sí me da un poco de miedo. Yo creo que una carta tan completa y tan fuerte para una parcialidad política sí puede llegar a ser peligroso, en el sentido de que las experiencias en el mundo nos han dejado ciertos atisbos autoritarios de aquellas parcialidades políticas como pasó con Venezuela, un régimen que recuperó también mucho la agenda social, que en los primeros años del chavismo mejoró mucho las condiciones y niveles de vida del venezolano como lo dicen los organismos internacionales de la ONU, la OCDE o el Fondo Monetario Internacional. Generar un aparato donde tienes todo el poder creo que sí puede llegar a ser un tanto peligroso, porque genera ciertos atisbos autoritarios. Creo que la democracia es la construcción de pactos y equilibrios entre los intereses de todos, priorizando —en mi particular punto de vista— la agenda social.
A: ¿Cuáles serían para ti las particularidades principales del proceso político en México durante el gobierno de López Obrador y las diferencias con otros procesos en América Latina, en particular el caso de Venezuela y de Bolivia que has estudiado?
LDC: En México tenemos una proximidad con los Estados Unidos que no nos permite hacer y radicalizar un proceso político tan fuerte como se da en otros países, pienso que aquí la mesura, el buen trato y el tacto con los sectores empresariales que no fue tan confrontativo creo que también implican un éxito. El generar y haber armado un TMEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) con las satisfacciones de los mismos empresarios norteamericanos y canadienses, fue también un buen factor para impulsar un proyecto político más suave, porque al final no se cambió la Constitución, no se generó un discurso de nacionalización de empresas, no hay ningún tipo de rupturas tan fuertes dentro del Estado mexicano, mucho de ello por la proximidad que tenemos con Estados Unidos. Considero que esa mesura y la recuperación de una agenda social fue el éxito. Además de que la constante exposición, fiscalización y permanente presencia del Ejecutivo también ayudó.
A: ¿Más allá de que Morena se volvió una maquinaria electoral que avasalla en los procesos electorales, ves una organización social desde abajo que pueda sostener un proceso político como este?
LDC: Lamentablemente no, yo veo que la estructura de este proyecto de nación se llama Morena y está en Morena y es por Morena, lo cual es algo riesgoso porque hay cuadros de Morena que no son muy ad hoc a las orientaciones reales y auténticas de la Cuarta Transformación como lo asume el gobierno. Creo que olvidó algunas entidades de base sociales, movimientos sindicales, movimientos sociales, que dejó por fuera.
A: ¿Qué cambios consideras que podría haber ya en el nuevo gobierno en materia política de política exterior, en particular con la relación que se mantiene con América Latina?
LDC: No sé, creo que se va a profundizar cuando mucho esos guiños que hizo López Obrador con ciertos gobiernos como el de Perú o Bolivia; en Perú el presidente es persona non grata porque se opone a esta avasallante derecha del gobierno que secuestra al expresidente Pedro Castillo, en Bolivia se manifiesta en pro del gobierno de Lucho Arce… creo que sí van a llegar a profundizarse un poquito más, pero que van a seguir la misma tónica.
A: Morena obtuvo su registro en 2014 como partido político y cuatro años después en 2018 logró un triunfo avasallador al llegar a la Presidencia con Andrés López Obrador, lo cual refrendó seis años después con el triunfo de Claudia Sheinbaum ¿hay algún caso similar en los partidos políticos de América Latina o a nivel global de una fuerza política que en tampoco tiempo tenga esa hegemonía?
LDC: Sí pasó y curiosamente hacia la derecha como es el caso de Colombia, con Álvaro Uribe y su liderazgo fuerte con el Centro Democrático en un país muy conservador, basados en este líder de derecha muy fuerte, muy duro, muy confrontativo con su política de seguridad democrática que genera que su parcialidad política logre esa fuerza avasallante, pero que al final termina con el presidente Iván Duque, no la logra sostener, aunque le dio para su reelección (del mismo Álvaro Uribe), para la presidencia de Juan Manuel Santos que después dice que lo traiciona porque entra en un proceso de paz y luego consolidar el gobierno de Iván Duque, hasta ahora que Gustavo Petro hace esa ruptura.
El caso el Partido Socialista Unido de Venezuela también es un buen ejemplo, el Polo Patriótico de Hugo Chávez también es un buen ejemplo, pero ahí hay ciertas críticas que podrían decir que el régimen comienza a romperse con Nicolás Maduro que no empieza a jugar con las reglas que quiere la democracia liberal. En el caso de Morena yo creo, si nos vamos a la teoría de los partidos políticos, yo colocaría en la clasificación de partido predominante, no es un partido hegemónico, eso lo fue el PRI y un partido hegemónico no es democrático y yo considero que nuestro país, aunque no tiene una democracia acabada y está en constante construcción, hay un régimen democrático.
A: ¿Cómo definiría ideológicamente lo que representa la llamada Cuarta Transformación?, ¿es una izquierda nacionalista?, ¿una expresión del populismo latinoamericano de izquierda o cómo la definirías?
LDC: Pues ellos mismos se definen como un ‘humanismo mexicano’… Yo diría que es un proceso progresista que atiende a sectores sociales vulnerables y que sí entra en el humanismo mexicano. Considero también que llamarle Cuarta Transformación no es lo más acertado porque es una autodefinición, creo que eso no lo tiene que hacer el sujeto histórico, sino el objeto histórico y el historiador y la sociedad al final de cuentas cuando valore este proceso.
A: En el caso de Morena, pareciera también que el componente ideológico no es un elemento determinante, pareciera de estos partidos ‘atrapa todo’ o escoba, que abarcan la mayor parte del espectro político y social.
LDC: Morena tuvo que recurrir a ese tipo de tipología de ‘atrapa todo’ porque lo tenía que hacer. En el 2006 hay una muy discutida elección (que se asume para los simpatizantes de López Obrador como un fraude), si nosotros queremos hacer caso a la ciencia social pues no hay una certeza de qué sucedió en esa elección, pero sí el rebase de sectores de derecha y una guerra sucia, de miedo y de odio que fue muy determinante en esa elección en un país que no tiene una cultura política muy completa. En 2006 pudieron apabullar o disminuir los votos. Se tienen que reinventar y algunos de los aciertos que tuvo López Obrador es rebasar el discurso del fraude, visitar las regiones, los municipios, redefinirse y empezar a generar una propuesta política. Dentro de esa propuesta política conformó un partido en el que, en su momento, tuvo que generar esos acuerdos, volverse un poquito ‘cacha todo’ para poder llegar al poder y ser pragmático.
A: Ernesto Laclau, en su libro La razón populista define al populismo como una estrategia discursiva de construcción de dos campos que convoca a la movilización de los de abajo contra aquellos en el poder ¿es eso lo que hemos vivido en estos años en México?
LDC: Creo que Laclau, que es uno de los mejores académicos que definen el populismo, no lo hace peyorativamente. Tiene toda la razón en esa definición, que es en efecto lo que está sucediendo en algunos países de América Latina que tienen este tipo de gobiernos.
A: Durante mucho tiempo, en la época en que dominaba el PRI, se decía que en México hacia falta una izquierda moderna, al estilo de la socialdemocracia. ¿Bajo esa misma lógica se puede decir ahora que falta una derecha liberal, moderna, que articule un proyecto alternativo?
LDC: Pienso que la derecha en América Latina, en muchos sectores, está eclipsada. Por supuesto que hacen falta liderazgos, inteligentes y bien estructurados para el devenir de un país… Creo que han equivocado el rumbo, han perdido el rumbo y se han separado de las causas sociales y eso hace mucho daño a sus mismos intereses.
Yo creo que todavía nos siguen faltando las dos cosas: todavía no tenemos una izquierda plenamente progresista, inteligente y que genere cuadros propios. Pero también la socialdemocracia es muy criticada al grado que se dice que en Europa no existe a la izquierda —es un abuso semántico—, pero tiene cierto trasfondo el decir que el hecho de poner socialista no implica que hay una agenda a favor del obrero o a favor del pueblo; realmente son izquierdas light, que lo único que hacen es moderar el discurso y dejar a salvo los intereses del capital. En el caso de la izquierda se requiere realmente una izquierda que genere cuadros, que aporte y apoye los movimientos sociales que ha dejado de lado y que no todo sea el control de un partido predominante como es el caso de Morena.
A: De acuerdo a los datos del conteo del INE, Morena y sus aliados ganaron la elección Presidencial con el 59 por ciento de los votos, casi 36 millones de votos, frente al 27 del PRI/PAN/PRD. También, según algunas encuestas de salida como la de El Financiero, Claudia Sheinbaum ganó en todos los estratos socieconómicos. Con una votación mayoritaria, de casi dos terceras partes, a favor de un candidato ¿se puede seguir manteniendo el discurso de que México es un país polarizado?
LDC: No sé, porque lo que hace la polarización es el discurso. Cuando estamos hablando que en prácticamente en todos los sectores de votación, rangos de edad y género, es Morena y su candidata quien lleva la delantera, pues podríamos decir que el discurso de la polarización se acaba y que hay un sector muy pequeño, de una derecha recalcitrante que genera discursos polarizantes y lo reproduce a través de sus medios de comunicación. Hablar de la cuestión polarizante en cuanto a preferencias creo que no podemos estar frente a ello, pero sí los grupos de derecha pueden polarizar porque tienen entre ellos comunicadores, discursos y estas benditas redes sociales que pueden ser utilizadas para generar este encono y ciertos odios que pueden llevar a la polarización.
A: ¿Cómo evalúas el papel del INE durante el proceso electoral en general y durante la jornada electoral del domingo en particular?
LDC: Esa es una de mis grandes dudas cuando veo a estos sectores de derecha hablando de que el INE no se toca, pero que ahorita vuelven a generar una impugnación de la elección por situaciones que ellos tendrán que demostrar ante las autoridades, tengo mis claroscuros… a mí me generó ciertas dudas, que no han disipado, el por qué tardaron tanto en dar el conteo rápido, por qué casi hasta la última hora del día de la elección lo dieron a conocer. Tengo mis reservadas dudas sobre la función que lleva el INE, pero finalmente creo que el resultado fue tan avasallante que tuvieron que reconocerlo.
A: ¿Ves alguna posibilidad de que proceda la impugnación a la elección que ha anunciado la coalición del PRI y del PAN, que postuló a Xóchitl Gálvez?
LDC: No, ninguna. Con una diferencia de más de 30 puntos y sin pruebas tangibles, hablan de que hubo una elección de Estado, pero llegar a esa calidad de pruebas… No les auguro buen futuro en esa impugnación finalmente.
A: ¿A nivel local qué lectura harías de la elección, el PVEM y el gallardismo parecían también constituirse como un proyecto hegemónico?
LDCG: La unión entre el Partido Verde y Morena es una unión muy simulada, no es tan real y tan auténtica porque incluso hay lugares y distritos donde realmente la separación entre estas visiones es muy significativa… Aunque no es santo de mi devoción, el triunfo de Enrique Galindo en la capital del estado me da ciertos acentos de que al menos hay tensión y que no podemos hablar, no de Gallardo en sí, sino de gobernadores en la época hegemónica (del PRI) donde los estados eran las parcelas en que el gobernador mandaba, decidía y determinaba. El hecho de que el gobernador no controle la capital me da ciertos augurios de que no controla todo el estado como bien le gustaría y les gustaba a los gobernadores de aquellos ayeres. Eso frena de una u otra manera las aspiraciones de avasallar y de tener una parcela controlada por el actual gobernador.