Por Victoriano Martínez
Si para la segunda quincena de diciembre próximo, Olga Regina García López se mantiene como Magistrada del Poder Judicial del Estado, le tocará ser la protagonista del informe de labores que por esas fechas debe presentar la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia del Estado (STJE).
De llegar a esa fecha en el cargo para el que este lunes fue electa dará a los Magistrados que integran el Poder Judicial del Estado un estatus que va más allá de quienes velan por que se aplique la justicia en el territorio potosino… a menos que pueda mantenerse como presidenta del STJE un año tres meses sin ser magistrada.
Visto con ingenuidad, el estatus sería el de un grupo de personas con capacidad de adivinar el futuro, o que conocen tan bien el timing carrerista, que ya saben que el gobernador Juan Manuel Carreras López propondrá ratificar como magistrada a García López en octubre, cuando vence el periodo para el que fue electa en 2014.
Pero no sólo saben que Carreras López propondrá su ratificación, sino que también que no tendrá ningún problema para que las dos terceras partes de los integrantes del Congreso del Estado voten a favor de su ratificación.
Visto con algo de malicia, el grupo no sería de adivinos ni conocedores, sino de personas aferradas a la representación de uno de los tres poderes del Estado que así ejerce una cierta forma de presión para que los otros dos poderes declinen su posición de contrapeso y prolonguen la permanencia no sólo de García López como magistrada, sino de algunos más en bloque.
Entre los magistrados que concluye su periodo este año se encuentra casualmente el propio Juan Pablo Almazán Cue, quien deja la presidencia del Poder Judicial, con una serie de denuncias en su contra por parte de una magistrada en litigio y algunos jueces.
¿Qué tanto el nombramiento votado este lunes representa un acto por parte de un bloque que tiene la mira puesta en la prolongación de sus periodos como magistrados? Eso va a depender de la medida en que García López se distinga de su antecesor.
Cuando Almazán Cue presentó su tercer informe de labores el pasado 17 de diciembre omitió informar sobre las situaciones denunciadas, sobre las que incluso existe una solicitud de juicio político en su contra, y en cambio el documento sí resultó un anuario más para la egoteca personal del hoy ex presidente del STJE.
Siete páginas, entre las primeras del documento, son un álbum fotográfico en el que Almazán Cue aparece en 50 ocasiones en una serie de eventos con otros personajes políticos que muestran cómo se privilegian las relaciones públicas y un manejo de imagen a las funciones sustantivas que deben atender.
Si García López llega como magistrada al mes de diciembre, además de la jugada que pudieran haber hecho los magistrados sobre la que sólo se puede especular (a menos que a alguno de ellos le dé un ataque de transparencia), llegará a uno de los momentos claves para distinguirse de su antecesor: hacer a un lado el anuario de egolatría para abrir paso a un informe más completo.
Si García López llega como magistrada al mes de diciembre, en el camino tendrá que haber dado muestras de esa distinción de su antecesor en la medida en que se atiendan las denuncias que dejó pendientes Almazán Cue, sobre todo las situaciones que dejan ver que lo denunciado apenas podría ser una muestra de lo que ocurre en el Poder Judicial.