María Ruiz
En una entrevista con Tico Pérezgrovas, psicólogo clínico y fundador de Empresas con Rumbo, señaló que actualmente se revelan las tensiones y desafíos que enfrentan organizaciones y empleados en el mundo laboral actual.
En una visita reciente a San Luis Potosí, Pérezgrovas detalló que los empleados son los que forman el tejido de las empresas. Pero, ¿qué sucede cuando las organizaciones exigen puntualidad, compromiso y sacrificio sin ofrecer reciprocidad?
El dolor y la preocupación de las y los trabajadores se vuelven palpables. Los empleados son solicitados para cumplir con horarios de entrada, pero nunca tienen hora de salida, mucho menos se les pregunta sobre su bienestar emocional o su sentido de pertenencia.
“La camiseta se les impone”, remarcó, pero las oportunidades de crecimiento son escasas.
Las lágrimas fluyen en el 50 por ciento de los espacios laborales, pero los empleados siempre están a la espera que las sonrisas sean constantes, más cuando entregan todo por el trabajo.
La renuncia silenciosa
Pérezgrovas explicó que estas circunstancias resultan en una renuncia silenciosa, lo que se manifiesta en tasas de rotación crecientes y en el fenómeno del “ghosting”, donde los empleados desaparecen sin previo aviso.
“¿Cómo es posible que, en medio de necesidades básicas de supervivencia, algunos eviten entrevistas de trabajo o no respondan correos electrónicos, o se vayan sin explicaciones? La respuesta radica en un modelo laboral disfuncional, un modelo que no piensa en ellos, en sus necesidades y sus demandas”.
Una situación crítica que han generado las mismas empresas, pues se han desvinculado de su talento humano.
“Tienen que entender que para el talento humano, el trabajo no es solo una fuente de ingresos; para ellos está intrínsecamente ligada a la salud física y mental. Los empleos pueden enfermar o curar. Los líderes tienen dos opciones: pueden guiar o forzar la renuncia; las organizaciones pueden fomentar la evolución o el estancamiento, y esto último es lo que orilla a los empleados a abandonar sus espacios de trabajo, a sentirse infelices e insatisfechos”.
En este sentido, Perezgrovas subrayó que en un mundo donde las empresas luchan por sobrevivir, no deben olvidar que su éxito no debe ser a expensas de la salud física y mental de quienes las componen. Al contrario, deben motivar e incentivar a su talento humano, pero sobre todo disponer de espacios laborales que propicien el crecimiento, que sean justos y dignos.
“La renuncia silenciosa y la desconexión entre empleados y organizaciones son señales de alerta. Es hora de repensar el modelo laboral y priorizar la salud y el bienestar de todos los involucrados y que se pregunten: ¿qué tipo de empresas se quieren construir?”.