Por Victoriano Martínez
La primera señal de alarma se dio el domingo pasado, cuando en la conferencia vespertina del gobierno federal se hizo un llamado de atención al estado para procurar reducir más la movilidad que busca la Jornada Nacional de Sana Distancia para evitar la propagación del coronavirus Covid-19.
A partir del 20 de abril, cuando se estima que se relajaron las medidas de aislamiento, los casos confirmados de Covid-19 aumentaron de 69 a 124 hasta el corte al 30 de abril, es decir, un aumento del 44 por ciento (55 casos) del total de los acumulados del 13 de marzo a esa fecha.
Una aceleración en el ritmo de crecimiento de los casos que modificó las proyecciones sobre el agravamiento de la pandemia en el estado al grado que, según estimaciones del doctor Andreu Comas García, profesor del Departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina de la UASLP, en lugar de llegar al 12 de mayo con poco más de 200 casos, se llegaría con casi 600.
Una proyección que coloca a San Luis Potosí en una trayectoria de la pandemia muy distinta a la que se presenta en todo el país: mientras el incremento de casos en el último día se reportó de un 7.9 por ciento en todo México, en el Estado el incremento fue del 15.89 por ciento.
Que sean previsibles 600 en lugar de 200 casos es un indicador claro de las ventajas que tienen las medidas de sana distancia para evitar que el problema resulte mayor, pero no sólo en la reducción de los casos está su importancia, sino en un aspecto que redunda en una mejor atención para quienes resulten afectados: no saturar los servicios médicos.
El incremento en el número de casos no sólo se refleja en una cifra mayor con resultados positivos, sino en un aumento en la ocupación de las camas disponibles en los hospitales.
En la rueda de prensa del 30 de abril se reportó una ocupación 27 camas que representan el 4 por ciento de las disponibles, y para el 1 de mayo la ocupación era de 50 camas, el 7 por ciento de las disponibles. Un aumento del 85 por ciento que, de mantenerse a ese ritmo, se llegaría muy pronto a la imposibilidad de atender a todos quienes lo requieran.
Reducir la movilidad, la convocatoria al #quédateencasa, es en realidad un llamado a la solidaridad con las personas más vulnerables –mayores de 60 años, hipertensos, diabéticos y quienes padecen otra serie de enfermedades que aumentan el riesgo– para que puedan contar con mejores posibilidades de atención médica.
Ese es parte del panorama que hay detrás del Acuerdo administrativo por el cual se ordena la instalación de filtros de control sanitario como medida de prevención para evitar la propagación del virus Sar-Cov2 (COVID 19) en el estado de San Luis Potosí, publicado este viernes en el Periódico Oficial del Estado.
De paso, los 16 considerandos que fundamentan el Acuerdo exhiben que las autoridades de salud cuentan con dispositivos legales, constitucionales y convencionales para tomar las medidas que una contingencia requiere, sin ninguna necesidad de la adición que los diputados –con más sentido protagónico que de aportación– acordaron el jueves para el artículo 114 de la Ley de Salud.
Si al inicio de la contingencia la respuesta ciudadana aportó lo necesario para contener los efectos de la propagación y haber relajado las medidas de sana distancia mostró el perjuicio que se puede enfrentar, recuperar la primera actitud contribuirá no sólo a reducir el ritmo de los casos, sino a salir más rápido de la excepcional presencia de retenes sanitarios.