Hermosillo, Sonora (03 de junio de 2016).- Con su delgada, dulce y pausada voz, Dana Paola cuenta lo que a su corta edad sabe de lo ocurrido el 5 de junio de 2009 en la Guardería ABC, cuando un incendio cambió la vida de cientos de familias, incluida la suya, en la que hoy es considerada la mayor tragedia infantil en la historia de México.
“Una señora se fue llorando al trabajo de mi mamá y le dijo que se estaba quemando la guardería; ella fue rápido, y nos llevaron a un hospital; y como algunos no pudieron con las quemaduras, se fueron al cielo, y a otros nos llevaron a urgencias”, relata la pequeña.
Marisol Montaño Estrada, mamá de Dana Paola, recuerda que su hija, quien tenía dos años en 2009, no podía caminar, no hablaba, no veía y no se podía mover resultado de las quemaduras de tercer grado sufridas en la instancia infantil subrogada a particulares por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
“Dana tenía quemaduras en 54% del cuerpo, en su carita, sus dos brazos y sus dos piernas. El neurólogo me dijo que mi hija iba a quedar (como) vegetal y que la iba a tener acostada en la cama”, recordó.
De acuerdo con las primeras investigaciones, el fuego inició en una bodega de la Secretaría de Hacienda del gobierno de Sonora contigua a la Guardería ABC. Murieron 49 niños y 104 resultaron lesionados: 24 por quemaduras y 80 expuestos al humo y a gases tóxicos; ellos siguen luchando cada día para salir adelante.
Dana Paola lleva 25 cirugías en su rostro, brazos, cabeza y piernas y seguirá siendo sometida a intervenciones quirúrgicas hasta que cumpla 21 años de edad.
“Conforme Dana continúe creciendo irá ocupando cirugías, porque el injerto no crece al mismo ritmo de la piel; entonces si ella engorda. le perjudica, si ella crece, le perjudica, porque el injerto se jala.
“Entonces, el doctor lo que hace es cortar y estirar y poner otro pedazo de injerto”, explicó Marisol Montaño.
La madre de Dana Paola considera que su hija perdió los nueve dedos de sus manos por negligencia del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional de Occidente, a donde la menor fue trasladada primero, para después lograr, con mucho esfuerzo, que le autorizaran viajar al Hospital Shriners, que la atiende hasta la fecha.
“Si Dana hubiera llegado a tiempo, ellos le hubieran salvado los deditos de sus manos, porque cuando mi hija llegó a Sacramento también sus deditos de los pies estaban infectados y estaba a punto de perderlos, y ellos le pusieron un medicamento por el suero y se los curaron”, recordó.
Auténtica Guerrera.
Hoy Dana Paola, una auténtica guerrera, es completamente independiente, y responde muy bien a sus terapias; acaba de cumplir nueve años de edad y es de las alumnas más aplicadas de su salón.
En sus propias palabras, la superfán de One Direction, grupo de pop británico, sueña con ser gobernadora de Sonora y le encanta convivir con Mateo, su hermano menor, un “regalo” que le trajo Santa Claus hace dos años.
Al platicar abiertamente del futuro y sus aspiraciones, Dana Paola esboza una enorme sonrisa que le ilumina el rostro, mientras su madre la mira con gran amor y suspira, al sentir un poco de alivio, en medio de la pesadilla que no termina.
Atención vitalicia.
Documentos obtenidos por medio de la Ley de Transparencia establecen que, hasta el corte del 19 de enero de 2016, el Seguro Social ha erogado 166 millones 554 mil 953 pesos en brindar atención médica vitalicia a los niños que resultaron lesionados por el incendio en la Guardería ABC, pago de gastos funerarios, ayuda por solidaridad, intervenciones quirúrgicas, rehabilitación, medicamentos, traslados para consultas y cirugías en México y Estados Unidos, así como atención sicológica y siquiátrica para familiares.
El Consejo Técnico del IMSS ordenó en julio de 2010 la creación del Centro de Atención Inmediata para Casos Especiales (CAICE) con sede en Hermosillo, para dar seguimiento permanente a los casos de los menores heridos.
Asimismo, se constituyeron dos fideicomisos, el primero de carácter privado, denominado Fondo de Apoyo, Manutención y Educación, con la participación del gobierno de Sonora y la Fundación IMSS; el segundo, el Fideicomiso Público Fondo de Ayudas Extraordinarias con motivo del Incendio de la Guardería ABC, por el que se otorgan los siguientes apoyos:
Ayuda vitalicia mensual para madres de los menores fallecidos y lesionados, equivalente al salario que percibían en sus trabajos al 5 de junio de 2009.
Asimismo, beca educativa para los niños heridos que cubre sus estudios desde la primaria hasta la educación superior.
También apoyo bimestral para el pago de energía eléctrica en los domicilios de los menores que, por prescripción médica, requieran equipos para su cuidado.
Además, el pago de la cuota del Seguro de Salud para la Familia a los padres de niños fallecidos y lesionados, si dejan de ser sujetos del régimen obligatorio del Seguro Social.
Adicionalmente, el Pleno de la Cámara de Diputados instruyó al IMSS entregar 750 mil pesos a las madres de 48 de los 80 menores expuestos al humo y gases tóxicos.
En cuanto a la reparación del daño, se llegó a un acuerdo con el representante legal de la mayoría de las familias para tener una propuesta consensuada con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Secretaría de Gobernación (Segob) para el cumplimiento de esta obligación en materia de derechos humanos, “que a la fecha se encuentra en proceso de entrega con quienes lo han aceptado”.
La justicia no llega: Padres.
El pasado 14 de mayo, Raúl Martínez Martínez, juez Primero de Distrito con sede en esta ciudad, dictó sentencias condenatorias de 20 a 29 años de prisión por homicidio y lesiones culposas contra 19 implicados en la tragedia de la Guardería ABC; entre ellos funcionarios de los tres órdenes de gobierno y dos socios de la estancia infantil.
Lo que parece una victoria contra la impunidad, no es tal para los padres de las víctimas, porque nadie ha pisado la cárcel, pues los señalados por la justicia aún tienen a su alcance recursos de apelación.
“Desde que vimos ese catálogo de consignados dijimos: no están todos los que son ni son todos los que están; ésa es la verdad”, comentó Gabriel Alvarado Serrano, abogado del grupo Manos Unidas por Nuestros Niños.
El defensor de algunos padres de sobrevivientes confió en que el nuevo peritaje ofrecido recientemente por la PGR ayude a esclarecer los hechos y compruebe la hipótesis de un incendio provocado en la bodega aledaña a la guardería, donde aparentemente habían documentos que probaban actos de corrupción del gobierno estatal.
“En esta averiguación hay una persona que ya está siendo inculpada a título de autoría intelectual del incendio; nos referimos al secretario técnico del exgobernador de Sonora, el ingeniero Eduardo Bours Castelo, al señor Juan Carlos Lam Félix”, subrayó Alvarado Serrano.
Los héroes anónimos.
A siete años de distancia, la mayoría de los héroes anónimos de la popular colonia Y Griega que ayudaron a rescatar a los niños aquella tarde de viernes, aún andan por ahí, excepto Francisco Antonio Ibarra Moreno, joven de 23 años, “un cholo más”, que murió a tiros hace apenas unos días en el camino de terracería a Agua Prieta, quien en su momento salvó a siete menores de morir entre las llamas.
También está el caso de Juan López Trujillo, Cayetano, adicto a las drogas y con 15 ingresos al reclusorio; al ver el fuego, no lo pensó dos veces para entrar a rescatar a tres niñas, a quienes nunca volvió a ver.
“Me acuerdo que saqué a tres, la neta yo andaba bien drogado, soy drogadicto y soy adicto a las pastillas sicotrópicas, sinceramente. Yo cumplí con lo que hice y estoy bien agradecido con Dios; después de eso me quisieron ayudar rehabilitándome, pero ya pa’qué, ¿Enderezar a este árbol viejo?, yo ya no me enderezo, compa”.
Además, la fraternidad de masones Shriners apoyaron con atención y traslado de heridos a la clínica especializada en Sacramento, Estados Unidos, a donde llevaron 42 niños, de los que salvaron 28, porque los demás iban muy graves y perdieron muchos días, ante la negativa del IMSS de que pudieran salir de México, al tratar, supuestamente, de evitar un escándalo internacional.
“El último que mandamos se murió arriba, en el avión, y no pudimos hacer nada por él; en cambio hubo muchos que lograron sobrevivir y están rehaciendo su vida y la de sus padres”, indicó Francisco Romo Munguía, de Shriners-Sonora.
Fuente: Excélsior.