Carlos Rubio
Son tan obvios que lucen hasta torpes los movimientos del recién creado Instituto de Fiscalización Superior del Estado, que se estrena como maquinaria golpeadora de los adversarios del gobernador Ricardo Gallardo Cardona. Cualquiera con dos gramos de interpretación política puede darse cuenta de ello. Pero están cometiendo un error. Hace dos años ni la Universidad Autónoma de San Luis Potosí ni el rector Alejandro Zermeño Guerra eran figuras que generaran un gran interés para la agenda pública, y hoy, cada nuevo golpe los comienza a volver una trinchera que no logran hacer caer.
Sean 600 o sean mil millones de pesos observados a la UASLP por el juguete que hoy es el Instituto de Fiscalización, lamentablemente para el clan gallardista y su auditor Rodrigo Joaquín Lecourtois López, no será la vía para desestabilizar a la Universidad que en tres años de administración ha salido avante de estos procesos. Una institución que carece de papel en los baños, en la que se vende y consume droga, llena de influyentismos, tiene muchos puntos débiles que tocar, por eso resulta increíble que hayan escogido este camino para golpetear.
Lo que sí es una constante es la aparición de Alejandro Zermeño en los medios de comunicación, en los encabezados y en la voz de los críticos. Ya sea para atacarlo, denostarlo o una simple réplica, ahí aparece el nombre del rector… y gratis. No se han dado cuenta de que con cada nueva filtración o invento, lo colocan en la cúspide, y estar en boca de los demás a nadie le desfavorece, al contrario, lo peor que a una figura pública le podría pasar es ser un completo desconocido.
El estilo de este Gobierno no le da para pensar dos veces en las consecuencias de sus golpeteos. En segundos piensan en despedazar mediáticamente a cualquiera que les represente un estorbo. Coordinan a sus medios de comunicación y a sus “opinadores” para que desgasten a los opositores, pero a la vez les regalan las primeras planas, los ponen en el foco de la agenda pública y los empoderan.
Si Alejandro Zermeño quisiera capitalizar este posicionamiento que le está dando el Gobierno, sería un gran atractivo para un partido, pero se nota que no busca el entorno político, como médico y académico, se ha sabido alejar grillas que sí terminarían por contaminar su trabajo en la Universidad. Y eso es muy complicado. Cualquier otro ya estaría buscando ser presidente municipal.
Al rector se le puede criticar la tibieza y falta de acción con la que ha defendido a la UASLP de los embates del gobernador, pero debe reconocerse que ha marcado distancia y se ha mantenido firme, incluso más que el alcalde Enrique Galindo Ceballos.
Hasta la grilla debe llevar sus matices. No pueden dedicarle toda la maquinaria a un solo personaje. Lo vuelven un mártir.
Lo que proyectan hacia el exterior es que hoy la UASLP se sostiene en una batalla en contra del Gobierno del Estado. Una institución con un presupuesto de menos de 3 mil millones de pesos anuales le incomoda a un gobernador con 53 mil millones. Es lo que cuentan los titulares. Es la narrativa de los funcionarios aliados del gallardismo.
Si la defensa de la autonomía por parte de las autoridades universitarias ha sido escasa y de poca acción, la estrategia por debilitarla mediáticamente ha sido todavía peor. Como toda entidad pública que maneja un presupuesto, la UASLP es capaz de desmoronarse por sí sola con su propia burocracia. No necesita de empujones poco efectivos.
Y es en estos meses cuando más proyección necesita Alejandro Zermeño, pues se acerca el momento de las elecciones de la Rectoría, en donde tendrá la oportunidad de reelegirse por cuatro años más o abandonar el barco. Yo dudo que elija la segunda opción.
Por lo pronto le regalan las portadas y los encabezados, tiempo en radio y televisión. Hacen de la UASLP un tesoro más preciado que el propio Villa de Pozos. Es hasta palpable el desconcierto por no tener en su poder a la máxima casa de estudios. Y mientras la Universidad siga sorteando los obstáculos, no habrá mayor daño. No se han dado cuenta de que están fortaleciendo a una institución.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.