Por Victoriano Martínez
No es lo mismo que una persona común y corriente caiga en las tentaciones que desde el poder le tienden personajes cuyo afán es que prácticamente le rindan culto por otorgar beneficios a los que no está obligado a que quienes encabezan una institución o agrupación gremial le quieran dar a esos personajes el mismo trato.
Los primeros responden a una reacción individual que, si se tiene conciencia o no sobre la posibilidad de que caer en esos juegos compromete su dignidad y hasta su libertad ciudadana, los hace formar parte voluntaria o involuntariamente de actos de politiquería con una fuerte carga de manipulación con fines corporativistas electoreros. Llegado el momento, corresponderán como votos,
Los segundos, al ver en ese juego la oportunidad de aprovechar la inercia de la influencia que esos personajes pueden ejercer para sus propios fines, o que el beneplácito que le provoque el reconocerlos como benefactores ayude a destrabar trámites, aunque con un resultado diverso, también caen en una politiquería que denigra a las instituciones.
Los primeros son víctimas de una manipulación politiquera electoral que llegado el momento lo pagan con la perpetuación de su condición de voto manejable. Los segundos son víctimas del avasallamiento masivo sobre los primeros al caer en el garlito de dar a los personajes un carácter distinto al que deberían considerarlos.
Los primeros suman voto por voto. Los segundos acrecientan la percepción sobre los personajes y su carácter de benefactores o merecedores de corresponder a su bondad y, en consecuencia, se vuelven cómplices, voluntarios o involuntarios, de los manipuladores electoreros.
Para pocos puede resultar fuera de lugar que una o un fan de Luis Miguel haga el esfuerzo de rescatar algún acetato o conseguirlo de algún modo para presentarlo y obtener un boleto para el concierto del cantante, a que el Sindicato Administrativo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí pida que el gobernador Ricardo Gallardo Cardona sea intermediario con las autoridades universitarias.
En el primer caso el efecto es individual y, si acaso, se vuelve general si –en una acción más de indecente manipulación– el aparato propagandístico gubernamental utiliza su imagen en el trámite para obtener su boleto para promocionar que más incautos se sumen a ese grupo manipulable.
En el segundo caso, el propio acto de reconocerle la calidad de intermediario al personaje lo coloca en una proyección de la imagen que él mismo se quiere dar con la manipulación individual. No sólo es capaz de dar boletos, despensas, dinero, útiles escolares, etc., sino que tiene el poder de intervenir en beneficio de trabajadores universitarios.
Una imagen que contrasta con lo que realmente ha sido ese personaje para la vida de los universitarios: alguien que incumple el Convenio Marco de Colaboración de las autoridades federales y estatales con la Universidad y le adeuda 145 millones 410 mil 935 pesos acumulados durante el primer semestre del año.
¿Cuáles han sido los perjuicios provocados a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí si tuvo que dejar de contar con esos 145 millones 410 mil 935 pesos? Las autoridades universitarias no los han dado a conocer. En cambio, han tolerado y aceptado que se les pague ese adeudo en especie, con la construcción de edificios.
Una variante de dádivas con lo que de por sí ya es de la Universidad, pero que lo aceptan cual favor, con lo que la Máxima Casa de Estudios contribuye a reforzar esa imagen de que puede dar boletos, despensas, dinero, útiles escolares, etc., puede intervenir en beneficio de trabajadores universitarios, y hasta le construirá edificios a la UASLP… como si no le debiera mucho más.
No es lo mismo que se abuse del erario para manipular a los ciudadanos y comprometerlos a corresponder en su momento en las urnas, a que desde instituciones como la UASLP se contribuya a proyectar la imagen de benefactor de un personaje que está muy lejos de serlo porque tras esa propaganda son más los perjuicios que le provoca a todos, incluidos a quienes dice beneficiar.