Por Antonio González Vázquez
Las campañas electorales marcan el espacio de tiempo que de acuerdo con la ley, los partidos y candidatos, disponen para hacer proselitismo y presentar proyectos y planes de gobierno. Las campañas servirían para que los candidatos hagan contacto con los ciudadanos para que los escuchen y éstos a su vez les expongan sus necesidades o problemas.
Pero las campañas donde se gastan millones de pesos a manos llenan, suelen servir para otras cosas, como por ejemplo, la guerra sucia, las campañas negras. Las campañas se convierten entonces en estercolero y lodazal más que en escenario de la democracia; también da ocasión para que decenas y centenas de demagogos, falsarios y mentirosos, así como presuntos salvadores de la patria, mesías que anticipan siglos de prosperidad y felicidad; profetas del progreso y de la riqueza. En fin, en campaña se conoce mejor a los hipócritas contumaces.
En su encuesta semanal, Astrolabio Diario Digital preguntó a sus lectores ¿Qué te provocan las campañas?
Y tan amables que nos contestaron de modo contundente: Al 65.52 por ciento les provocan asco; al 31.03 por ciento les valen madre y; al 3.45 por ciento les provoca interés para definir su voto.