Las dos caras de la inseguridad

Por Victoriano Martínez

La inseguridad suele tener muchas formas de manifestarse y no todas corren a cargo de los delincuentes.

La acción delincuencial lastima desde grados leves en los que no pasa de un susto por ser despojado de bienes de poco valor hasta los extremos más dolorosos del asesinato o la desaparición de un familiar, de quien no se vuelve a saber nada.

Los delincuentes asestan la primera agresión a las víctimas cada vez con menos temor de enfrentar consecuencias por sus ilícitos, porque ellos apenas representan una cara de la inseguridad que prolifera en el Estado. La otra está a cargo de las autoridades que los dejan impunes.

Una impunidad que alienta a una delincuencia campante que tiene todos los espacios para poner en práctica cualquiera de las muchas manifestaciones de la inseguridad.

Así, la población ya no sólo es testigo de que, por ejemplo, durante 2022 se hayan registrado 648 homicidios dolosos, porque las ejecuciones de alto impacto ya no son el único delito que repercute en la percepción ciudadana de inseguridad.

La variante de feminicidios aporta un elemento que contribuye a percibir que los homicidios dolosos no se limitan a cuestiones de crimen organizado. Diecinueve mujeres asesinadas en lo que va del año muestran cómo se amplía el espectro del campo de acción de los delincuentes. Dos mujeres asesinadas en las últimas 72 horas.

En la última semana, dos casos de personas asesinadas con arma blanca cuando sufrieron un asalto se volvieron una señal de alerta: ser víctima de robo puede acabar en una agresión física que puede provocar la muerte.

La desaparición de personas es otra de las formas en que se manifiesta la inseguridad que mayor secuela de dolor deja a las víctimas secundarias, pero también de agresiones que se prolongan en el tiempo por parte de las autoridades que incumplen en garantizarles el derecho a la justicia, a la verdad y a una investigación efectiva, al grado de que la búsqueda la tienen que encabezar ellas.

“Lo que hacemos conlleva cierta vulnerabilidad y ponernos en la mira de la delincuencia y de a quien no le conviene que busquemos y encontremos a nuestros desaparecidos” dijo Edith Pérez Rodríguez, presidenta del colectivo Voz y Dignidad por los Nuestros SLP.

“Mis compañeras de la zona Media sufrieron un atentado y balacearon la camioneta donde iban, también hemos recibido amenazas directas en la Comisión de Búsqueda del municipio de Matehuala. Todo los días es un riesgo para nosotras el buscar a nuestros desaparecidos”, agregó.

Un riesgo latente ante delincuentes que pueden recurrir a amenazarlos y hasta a amedrentarlos para evitar ser descubiertos porque la inacción de las autoridades, por complicidad o por negligencia, se los permite.

A tal grado ha llegado la impunidad, que la delincuencia tiene a su disposición un amplio abanico de posibilidades de delinquir sin consecuencias, que todo tipo de delitos se puede cometer incluso sin tener qué cuidarse de ser descubiertos.

El pasado domingo, en el templo de Nuestra Señora de la Soledad, en la plaza principal de Soledad de Graciano Sánchez, una pareja fue despojada de las llaves de su vehículo en pleno atrio, hasta donde los delincuentes, sin necesidad de cubrirse el rostro, llegaron y los agredieron físicamente para consumar el robo.

Apenas unos días antes, en el templo de San Felipe de Jesús, en la colonia San Felipe, en el mismo municipio, los delincuentes entraron a robar artículos considerados sagrados.

Cada día son menos los habitantes del Estado que se han librado de que algún familiar o algún conocido haya sido víctima de la delincuencia, desde casos de poca monta hasta los de mayor gravedad, sin que hayan sido auxiliados por la autoridad o se haya logrado la recuperación de lo perdido.

La inseguridad suele tener muchas formas de manifestarse y no todas corren a cargo de los delincuentes porque el complemento ideal son unas autoridades responsables de garantizar la inseguridad que son insensibles y negligentes.

La población no sólo se siente insegura ante los delincuentes, sino también porque sabe que parte de la inseguridad es que antes de que la autoridad se preocupe por hacer justicia se ocupa de evadir sus responsabilidades, así tenga que incurrir en violencia institucional contra las víctimas.

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