Frater Ignatius
Alan Turing (1912-1954) fue una verdadera lumbrera tanto en la matemática teórica como en sus aplicaciones y puede ser considerado sin lugar a dudas como uno de los padres de la informática. Sometido a un cruel tratamiento, supuestamente para “borrar” su homosexualidad, no fue más que un conejillo de indias que cerró sus ojos tempranamente.
Todo comenzó cuando denunció un robo en su casa y la policía arribó al lugar. Uno de los oficiales era un homófobo empedernido y empezó a tener sospechas sobre la homosexualidad del gran matemático. Lo sometieron a una “cura” con estrógenos para evitar la cárcel y el maestro aceptó sin tener ninguna otra opción. Murió dos años después de este hecho tan cruel y sus amigos y familiares cercanos sintieron un verdadero golpe en su corazón. Un hombre que evitó la muerte de tantos seres humanos y que gracias a él la Segunda Guerra Mundial finalizó antes de lo calculado –ayudando a descifrar el código Enigma de los nazis- no merecía morir así.
En su principal obra, On computable Numbers, with an Application to the Entscheidigungs Problem, escrito en 1936, demostró que las máquinas (dispositivos que trabajan con símbolos abstractos) podrían resolver cualquier problema matemático que se representara con un algoritmo. Una explicación a grandes rasgos sería: Colocar una cinta tan larga como se desee dividida en casillas (memoria). En esa cinta se escriben símbolos. 1 y 0 sería un buen ejemplo. Luego se inserta una cabeza que se mueva de izquierda a derecha y que sea capaz de leer y escribir símbolos en la casilla. Al final un programa que le diga a la cabeza qué hacer. Con lo anterior, Alan Turing concibe lo que será todo el advenimiento de la computación. Pensó también en la Inteligencia Artificial. Su test de Turing permitió a los científicos reflexionar de forma más clara sobre lo que significa la inteligencia artificial y si algún día las máquinas serían capaces de hacer razonamientos. Turing tenía la convicción de que en algún futuro no muy lejano, las computadoras serían capaces de pensar y de superar su test, conversando con las personas, siendo indistinguibles de un humano.
En 1949 Turing –expresado en líneas anteriores- inventó una máquina electromecánica que podía ayudar a descifrar los códigos nazis. Este aparato fue mejorado por el matemático Gordon Welchman, convirtiéndose en una herramienta muy valiosa de desciframiento de mensajes secretos.
En 1948 con su amigo Champernowne creo un programa de ajedrez capaz de jugar una partida completa llamado Turochamp.