Abelardo Medellín
Aunque cuantitativamente las condiciones para que mujeres y hombres busquen un cargo de elección popular son iguales, cualitativamente aún se relega a las mujeres a cargos vinculados con estereotipos en función de su género, afirmó la magistrada del Tribunal Electoral de San Luis Potosí, Dennise Adriana Porras Guerrero.
La magistrada afirmó que, desde las modificaciones a la normativa electoral en materia de paridad de género promovidas en 2015, se ha dado un “brinco cuantitativo” en el cual se han visto cambios, pero aún quedan pendientes.
“¿Estamos logrando el objetivo de que las mujeres estemos en un plano de igualdad 50/50? No es cierto, la mayor deuda de ahora se encuentra en los municipios”, señaló la magistrada.
Aseguró que aún no se logra que mujeres gobiernen ayuntamientos en la misma cantidad que los que actualmente son gobernados por varones.
Porras Guerrero comentó que, al hablar específicamente del poder legislativo local, ya se ha logrado una cantidad paritaria de diputadas y diputados, pero afirmó que aún hay que revisar temas de fondo en los cargos que se les permiten a las mujeres en estos espacios.
“Qué toma de decisiones les siguen dando, siguen viendo como las que somos consultoras de relaciones, las que vamos con los niños, vamos con los viejitos… sectores importantísimos, pero sectores realmente en que se mueven las decisiones políticas importantes como la secretaría, la Jucopo, donde se mueven las decisiones relevantes, seguimos relegadas”.
Asimismo, la magistrada criticó la cartera de cargos que se ofrece a mujeres dentro del Poder Ejecutivo, pues se relega a comisiones de salud, de menores de edad y otros temas estereotípicamente con mujeres.
“Síguete ocupando de seguridad, ahí estás en el DIF, ve a repartir dulces… No, lo que yo quiero es estar en hacienda, lo que quiero es estar en la Jucopo, lo que quiero es tomar decisiones importantes, esos siguen siendo clubes de Toby”, añadió.
Porras Guerrero comentó que para combatir esta falta de paridad cualitativa, hace falta una sensibilización desde la escuela a los jóvenes y desde el Gobierno a los funcionarios públicos, para eliminar el prejuicio de que las mujeres “no pertenecen ahí”.
“Tiene que pasar poco a poquito obligándoles, y una vez que estemos ahí, no hay que demostrar que podemos, porque a ellos no se les pidió que demostraran nada. Es una cuestión de justicia, y no solo de justicia, sino una igualdad sustantiva”.