Leonel Serrato, en una nueva ruta para caer parado

Por Victoriano Martínez

La renuncia de Leonel Serrato Sánchez a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes podría considerarse una consecuencia lógica del estilo pendenciero con que se condujo en ese cargo, pero no debe perderse de vista que es un personaje cuyo campo natural es la politiquería electorera que le ha permitido una trayectoria con amplio dominio del arte de siempre caer parado.

Los escándalos provocados por su misoginia contra la expresidenta del Poder Judicial, la afrenta contra el rector de la UASLP por el programa MiPase, las advertencias a los concesionarios del transporte urbano, la confrontación con los taxistas, la encuesta sobre las corcholatas en la plataforma de internet camioneril lo mostraron como generador de conflictos.

Sin embargo, no se trató de situaciones que fueran del total desagrado del gobernador Ricardo Gallardo Cardona, pues en más de uno había indicios de darle su aval.

El más abierto fue el caso de la UASLP, en el que incluso en un video el mandatario apoya a Serrato Sánchez con el ofrecimiento de llamar al rector para destrabar la aportación de datos de los estudiantes, como si de un subordinado más se tratara. Y vaya que con la Universidad Gallardo Cardona da continuidad a ese tipo de agravios que ofenden la autonomía universitaria.

Cuando, por el caso de Olga Regina García López, expresidenta del Poder Judicial, Gallardo Cardona le ordenó –con José Guadalupe Torres Sánchez, secretario de Gobierno, como mensajero– no ofender a las personas, especialmente a las mujeres, y decidió cancelar sus transmisiones vía Facebook, comenzó a exhibir cierta distancia con el mandatario y algunos integrantes del gabinete.

E pur si muove –y sin embargo se mueve– fue la expresión con la que cerró aquel anuncio, en una especie de “no lo volveré a hacer más… en público” porque en privado y en su convicción personal su idea de lo expresado no cambiaba… y se limitaba a seguir una orden.

Su aparición en último lugar en la evaluación del Semáforo Estatal de Rendimiento fue un indicio más del distanciamiento, dada la oculta metodología aplicada, cuya falta de claridad se mantiene. Para la siguiente evaluación, Serrato Sánchez mejoró y dio muestras de su capacidad para caer parado.

El 3 de abril, Serrato Sánchez reapareció con un video vía Facebook, aunque no en vivo para evitar exabruptos ofensivos. Presentó un informe de las acciones de su Secretaría y, aunque seguía un guion escrito, hizo comentarios aparentemente al vuelo en los que exhibió a tres funcionarios:

A José Guadalupe Torres Sánchez, secretario de Gobierno, por intervenir para conjurar una magna protesta de taxistas contra la piratería al señalar que “algunos funcionarios públicos salen de oficiosos prometiendo cosas que ni conocen”.

A José Luis Ruiz Contreras, fiscal General del Estado, al acusarlo de convertir la Fiscalía en una puerta giratoria al dejar libres a dos detenidos, con sus vehículos, en operativos contra la piratería acordados con Torres Sánchez. “Se convirtió la Fiscalía en una puerta giratoria. Más se tardaron en entrar que en salir, garantizando la impunidad, eso es lo más grave del asunto”, dijo Serrato Sánchez.

A Gerardo Zapata, coordinador de Comunicación Social del gobierno estatal, por no atender sus peticiones para actualizar el sitio web de la SCT. “Ahí ojito, Gerardo Zapata. Y en la próxima vez que me regañe, nos regañamos juntos”, le advirtió.

Llegó la cuarta evaluación del Semáforo Estatal de Rendimiento Gubernamental, pero no se sabe si también el regaño de Gerardo Zapata a Serrato Sánchez.

Otra vez la SCT quedó en el último lugar, y lo que sí ha quedado expuesto es el reclamo público que Serrato Sánchez posteó al mediodía del jueves a la Secretaría Técnica del Gabinete, encabezada por Noemí Proal Huerta, en el que reclama al menos nueve acciones que considera que marcan una gran diferencia con administraciones anteriores, pero no se reflejan en la evaluación.

“Me asombra aprobar en el semáforo que le presentan al Gobernador como evaluación de las dependencias a su mando, porque nada de lo que un tecnócrata espera encontrar en la gestión de mi encomienda se está haciendo”, ironizó sobre su calificación de 6.3 en la evaluación más reciente del Semáforo.

Enseguida enumeró lo que no hizo y por lo que tendría que aparecer reprobado: No simulamos. No engañamos. No robamos. No torcemos la ley. No cedemos a chantajes. No dejamos pasar las faltas. No multamos para quedar bien. No multamos para joder a alguien. No quitamos las multas. No exentamos el pago de derechos, si no es por ley. No creamos montañas de papel inútil. No vendemos citas. No perdemos juicios.

En sentido contrario (a contrario sensu), esas trece acciones que evitó como titular de la SCT y por las que considera que tendría que estar reprobado, implica un señalamiento de que las dependencias mejor evaluadas necesariamente las estarían cometiendo para mejorar su calificación.

Planteado por el titular de una secretaría que no sólo conoció de primera mano la metodología de la evaluación, sino que atendió a sus requerimientos, exhibe deficiencias del Semáforo Estatal de Rendimiento Gubernamental que, desde que se anunció propagandísticamente, despertó dudas sobre su confiabilidad.

Una trayectoria de Serrato Sánchez en la administración de Gallardo Cardona que bien podría perfilar una puesta en reversa, no al grado de volver a señalar a los Gallardo como “delincuentes que matan, extorsionan, levantan, atosigan y cercan las libertades”, pero sí a reagruparse con su grupo en Morena con miras al 2024, con la Secretaría del Bienestar como plataforma temporal.

Un nuevo episodio en el que Serrato Sánchez tendrá que evaluar hasta dónde le afecta la reforma a los artículos 92, 199 y 277 de la Ley Electoral que impide ser candidato a quien tenga sentencia condenatoria entre otros por delitos contra las mujeres por razón de género.

Serrato Sánchez cumplió una condena impuesta por el Tribunal Electoral del Estado con una multa de mil 462.80 pesos, una indemnización por 10 mil 833 pesos a la exdiputada local priista Rebeca Terán y una disculpa pública que le ofreció a través de un medio local impreso.

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