Por: Antonio González Vázquez.
Hay ocasiones en que las injusticias son muchas y dolorosas y por tanto, calan muy hondo y también pareciera como si la justicia estuviera ausente cual deidad que caprichosamente se niega a bajar de su mundo etéreo. Incluso, pareciera que la Justicia se limita a ser una simple palabra compuesta de ocho letras que duerme en las hojas de enciclopedias y diccionarios, así como en los libros que cargan en sus manos los estudiantes de las escuelas de Derecho. Da la impresión que la Justicia no fuera más que una palabra que utilizan a cada segundo en sus alocuciones los ministros, jueces, magistrados, abogados y procuradores. Esa una palabra que es de las consentidas de los gobernantes que la suelen utilizar en discursos vehementes. Cada quien la utiliza como quiere y para lo que más le conviene, pero es un hecho que la justicia está muy lejos de los ciudadanos o como dicen los magistrados, los justiciables.
Ya es 7 de julio de 2016 y en diez días se cumplirá un año de la muerte de Diego González. El pequeño que perdió la vida ahogado en un tobogán de un parque acuático a donde lo llevaron los del Camping de Verano de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
No hay manera de olvidar ese caso habida cuenta de que persisten la impunidad: En la Universidad suspendieron el Camping 2016 bajo la absurda lógica de la burocracia intocable de muerto el niño tapamos el pozo; en tanto que en el Ministerio Público han sido incapaces de concluir una investigación a la que le faltan diez días para cumplir un año.
Unos cínicos y otros ineficientes.
Hoy, a diez días del primer aniversario luctuoso de Diego, se le recuerda a partir de la sobrada indignación que es capaz de motivar la Procuraduría General de Justicia, para la que, ahora se sabe, importa más recuperar una vaca que encontrar responsables de la muerte de Diego.
El lunes 4 de julio, la Procuraduría General de Justicia emitió un comunicado de prensa con el cabezal “Esclarece PME robo de ganado y recupera vaca”. El boletín de cuenta de la oportuna y eficiente labor de a investigación de la Policía Ministerial para localizar una vaca en un corral que no era el de su legitimo dueño.
Con diligencia, arrojo y sobrada inteligencia, agentes de la Ministerial, avisados de que se habían robado unos vacunos en Matehuala, se pusieron de inmediato manos a la obra y no descansaron hasta solucionar el crimen. Dieron con el autor del robo de una vaca que, para mayores señas, era de color cenizo como no había otra por toda le región. A la vaca, que no era cualquier vaca sino una de clase Cebú, se la robaron el dos de julio y 48 horas la policía ya la había recuperado.
¿Así o más rápidos?
Pues bien, el 17 de julio de 2015, la madre de Diego presentó denuncia por la muerte de su hijo y señaló como presuntos responsables a los empleados de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que estaban a cargo de la seguridad de Diego.
Aquí no se percibe tanto arrojo, tanta diligencia, tanta inteligencia, tanta eficiencia como la presuntamente aplicada para la recuperación de una vaca.
Tal es la noción que de procuración de justicia se tiene en la Procuraduría General de Justicia del Estado que encabeza Federico Garza Herrera, sin duda, un servidor público que demuestra con hechos que en San Luis Potosí, a las vacas si se les hace justicia.
Va el boletín de la PGJE.
ESCLARECE LA PME ROBO DE GANADO Y RECUPERA UNA VACA
MATEHUALA.- Después de que se realizara una denuncia sobre el robo de ganado, agentes de la Policía Ministerial del Estado (PME) adscritos al municipio de Matehuala, iniciaron las investigaciones correspondientes y recuperaron el animal vacuno que fue señalado.
Los hechos sucedieron el pasado 2 de julio de este año cuando el propietario de varios animales acudió ante la autoridad para denunciar el robo de un animal vacuno en color cenizo y raza cebú que se encontraba en una parcela de la colonia La Lagunita de dicho municipio.
Dijo que cuando acudió a revisar su ganado se percató que el acceso estaba cerrado en forma distinta al que comúnmente lo hacía, dándose cuenta que le hacía falta una vaca, por lo que decidió notificar a la Policía Ministerial, a fin de que se iniciaran las investigaciones.
De esta forma, los agentes se entrevistaron con vecinos del lugar, y uno de ellos señaló que días antes, observó un animal que coincide con las características descritas en el interior de su parcela, pero momentos después llegó un hombre para cuestionarle si había visto unas vacas sueltas, al mismo tiempo que señaló al animal distinto.
El testigo manifestó que aunque no sabía con exactitud si la vaca le pertenecía a dicho sujeto, el hombre la tomó con una cuerda y se la llevó.
Con las señas proporcionadas, el presunto de nombre Gerardo fue localizado, y al indicarle la situación, dijo que el animal lo tenía en un corral de la colonia República, por lo que acudieron al lugar y aseguraron al vacuno, mismo que fue reconocido plenamente por la víctima.
Los datos arrojados en la investigación serán entregados a la autoridad competente a fin de que se establezcan los mecanismos para deslindar responsabilidades de los involucrados.