Marcela Del Muro
La noticia se empezó a distribuir por redes sociales durante la tarde del 22 de febrero. “Roberto Josué Rodríguez Santiago (mejor conocido como Santi) sufrió un accidente en bicicleta el 21 de febrero y requiere de una intervención maxilofacial muy costosa”, decía la imagen, que comenzó a compartirse junto a mensajes que invitaban a apoyar a uno de los activistas potosinos más comprometido con la temática de movilidad en el estado.
El defensor señala que lo que vivió no fue un accidente, sino un siniestro vial. “Los accidentes no pueden evitarse, pero los siniestros sí”, comenta.
No está claro cómo fue el siniestro de Santi, que es uno de los fundadores del colectivo Derechos Urbanos y también miembro del Consejo Ciudadano de Movilidad del Ayuntamiento. Se sabe que, durante la mañana, él se encontraba a bordo de su bici en la lateral de la avenida Salvador Nava con Coronel Romero. Aunque nunca perdió la consciencia, el experimentado ciclista, que lleva más de 10 años de utilizar este medio de transporte, no ha podido recordar qué pasó, solo llegó al hospital con un dolor intenso derivado de múltiples fracturas faciales. Tampoco se sabe qué vehículo lo atropelló, pues el responsable se dio a la fuga.
La dolorosa e incómoda espera para la operación facial duró una semana; finalmente, Santi pudo ser atendido en el ISSSTE. Ese día, el activista de 29 años compartió en Instagram una fotografía sosteniendo una libreta donde se lee: “La lucha sigue”, acompañado por un texto: “Elegir la bici no debería costarnos la vida (…). Este 29 de febrero accederé a una cirugía. Me siento extraordinariamente afortunado y agradecido por esta oportunidad que la vida me da, de poder volver a abrazarles”.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (Conapra), San Luis Potosí es la sexta ciudad con mayor tasa de mortalidad por siniestros de tránsito en México.
El Inegi muestra que el 2022 –su último año con registro– hubo 7 mil 705 siniestros de tránsito, de los cuales, en 63 casos hubo un ciclista involucrado. Sin embargo, el colectivo Derechos Urbanos denuncia que estos datos no representan la realidad y señalan el Informe sobre la situación de la seguridad vial, realizado por el Secretariado Técnico del Conapra, que informa que cada año mueren más de 75 ciclistas y peatones, y más de 84 resultan heridos.
“El problema es la falta de infraestructura vial que sea segura, la falta de una ley de movilidad que piense en todos y las políticas que no se aplican bien”, explica el ciclista, que también es experto en el tema.
“El Congreso y el Ayuntamiento piensan que la movilidad quiere decir mover coches, pero no, la movilidad es para todos los que transitamos las calles”.
En el último mes, el alcalde capitalino, Enrique Galindo Ceballos, quien busca la reelección, ha revivido la discusión de la utilidad y conservación de la ciclovía de la avenida Carranza. Algunos medios de comunicación han dado la voz a los comerciantes, que piden sea retirada porque ha disminuido sus ventas y, aseguran, que no se utiliza lo suficiente; han escuchado a los conductores, que se quejan de la falta de estacionamiento y a personas que piensan que la mala imagen de la zona ha sido, en parte, por el carril para bicicletas. Pero, no han consultado a los usuarios ni se han expuesto los riesgos que corren los ciclistas que la utilizan.
Galindo Ceballos aseguró que el Instituto Municipal de Planeación (Implan) y, supuestamente, el Consejo Ciudadano de Movilidad se encontraban realizando mesas de diálogo, previas a una consulta para decidir el futuro del carril de ciclistas. El Consejo negó su participación y desconoce estar enterado y de acuerdo sobre la consulta.
“El tema es que la permanencia de una infraestructura como una ciclovía, que protege a los ciclistas, no debería estar en discusión. ¿Se sometería a consulta quitar un carril vehicular?”, cuestiona el activista Víctor Hernández, quien también es creador de contenido sobre el derecho de caminar y andar en bici en la ciudad a través de @PedaleandoSLP.
Previo a su accidente e intervención quirúrgica, Santi llevaba meses trabajando, junto a compañeros activistas e integrantes del Consejo Ciudadano, en una iniciativa para expedir la Ley de Movilidad de San Luis Potosí, una propuesta ciudadana que busca garantizar el derecho a la movilidad, incluido, recientemente, en el artículo 4o constitucional, que dicta: “Toda persona tiene derecho a la movilidad en condiciones de seguridad vial, accesibilidad, eficiencia, sostenibilidad, calidad, inclusión e igualdad”. Esta iniciativa de ley se basa en la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, que fue publicada en el Diario Oficial de la Federación en mayo de 2022.
El día de hoy, 19 de marzo, se presentará al Congreso del Estado la ley ciudadana de movilidad, que lleva por nombre Ley Santi, que “busca prevenir los siniestros viales, las heridas graves y las muertes en hechos de tránsito; también se busca evitar el exceso de velocidad, establecer normas más estrictas de seguridad vial, inversión en infraestructura vial, mejorar el transporte público y asegurar una respuesta inmediata y adecuada posterior a los siniestros viales”, indica el comunicado de prensa.
Los siniestros viales son responsabilidad de las autoridades
Lamentablemente, no fue la primera vez que Santi sufrió un siniestro de tránsito en la ciudad. La mañana del 4 de septiembre de 2023, mientras cruzaba caminando la avenida Carranza, una mujer que circulaba por Mariano Otero dio una vuelta continua sin fijarse en la calle a la que se incorporó y atropelló al activista.
“Yo no sabía que eso se podía. Yo crucé en verde peatonal y ella también tenía el verde, pero dio vuelta. Aceleró, me vio, grité, corrí y no paró. Ese también fue un shock que me duró días, no podía entender el sonido del acelerador. Yo corrí y aún así me alcanzó, me aventó y me dio de lado y en la espalda. Y todo el problema es que con los semáforos que puso el ayuntamiento no hay tiempos peatonales”, señaló Santi.
En la ciudad, los semáforos peatonales no son respetados porque existe un gran desconocimiento sobre su prioridad, ubicación y, también, sobre los derechos de los peatones.
Se preguntó, por redes sociales y a personas que caminaban por Carranza y Zaragoza, cuál ha sido su experiencia utilizando los semáforos peatonales. La mayoría de las personas entrevistadas en Carranza, sobre todo en el cruce de Uresti y Reforma, comentaron que no los utilizan porque los autos no se paran; algunos mencionaron que se han quedado en medio de la calle esperando poder cruzar porque los cochistas, que dan vuelta continúa a la derecha, no los respetan; una señora comentó que son peligrosos “porque te confías y los carros aceleran cuando te ven”. Los transeúntes que circulan por Zaragoza comentaron que los semáforos duran muy poco.
Los pocos conductores entrevistados comentaron que desconocen la localización de los semáforos y denunciaron que hay peatones, sobre todo en la calle Zaragoza, que se cruzan cuando está en rojo. Una mujer recordó que se enteró que había un semáforo en la esquina de Uresti y Carranza, porque un joven caminante golpeó su carro en muestra de desaprobación por no respetar el semáforo. Un señor comentó que “es de conocimiento general que la prioridad siempre la tienen los carros y los que caminan tienen que atravesar con precaución”, aunque exista un semáforo peatonal que da el paso y, supuestamente, debería de ser prioritario.
Tanto peatones como conductores coincidieron en que falta educación, respeto o cultura vial en la ciudadanía. Fue nombrado como un concepto que se adquiere, para algunos, gracias a la escuela, para otros, por la educación de sus padres o las personas que les enseñaron a circular o caminar por las calles. Sin embargo, “lo que la Ley Santi busca es apostarle menos a la ‘cultura vial’, porque no existe una cultura correcta, y trasladar la responsabilidad de los siniestros viales a las autoridades, quienes son los encargados de gestionar la infraestructura vial”, menciona la activista Lois Muñoz y agrega un ejemplo claro, “en términos de cultura podría decirse que acelerar en amarillo es parte de la ‘cultura vial’, porque está generalizado, pero no abona a la integridad de las personas que utilizan las vialidades”.
“La ‘cultura vial’ no es algo que se tenga o no, se construye. Si alguien no entiende una regla, se le explica. Si no la sigue, se le sanciona. Esa es la única forma efectiva de promover una ‘cultura vial’”, comenta Víctor en PedaleandoSLP, una de las actividades que realiza en sus redes es exponer a los autos que invaden las ciclovías o las banquetas de la ciudad, incluso ha llegado a exponer a la propia policía vial estacionada en la vía de bicis, sin recibir ninguna multa o una llamada de atención de las autoridades.
El artículo 5o del Reglamento de Tránsito del Municipio de San Luis Potosí indica que “la Dirección llevará a cabo en forma permanente campañas, programas y cursos de cultura vial, destinados a dar a conocer a la ciudadanía en general los lineamientos básicos en materia de educación vial, con la finalidad de fomentar el uso adecuado de la vía pública ya sea como peatón, conductor o pasajero”. Sin embargo, hasta la fecha, el Ayuntamiento no ha organizado ningún programa, curso o campaña para promover el respeto de los semáforos peatonales, de las ciclovías o combatir otras problemáticas que se viven al transitar la ciudad.
Según el INEGI, en la capital del estado, el 2022 fue el año que más siniestros registró en un lapso de 10 años, con 4 mil 449 incidentes de transito, aumentando más del 46 por ciento respecto al año anterior, que registró 2 mil 363.
Una mala planeación de la ciudad que pone en riesgo a los potosinos
Dos semanas después del primer atropellamiento de Josué Rodríguez Santiago, Santi, en Carranza, su familia sufrió una pérdida por otro siniestro vial. El 20 de septiembre de 2023, Dulce, su sobrina de 25 años, fue atropellada por un camión urbano, que dio una vuelta continúa en la avenida Industrias esquina con Salvador Nava, lamentablemente, la joven falleció.
Santi relata que en el video del percance se puede ver cómo su sobrina vio el camión y corrió, intentando llegar a la banqueta, sin éxito. Por el diseño de la vuelta, Santi cree que, probablemente, el chofer no la vio, hasta que tuvo a la joven enfrente. “El problema de ese lugar es que el cruce peatonal es demasiado largo y además una vuelta continua con un radio de giro muy amplio que incentiva altas velocidades”.
El 7 de octubre, Josué, su familia y sus compañeros activistas del colectivo Derechos Urbanos, realizaron una intervención en la esquina del siniestro, donde se buscó concientizar sobre los riesgos de la vuelta continua y de los peligros que corren los transeúntes ante una infraestructura vial mal planeada. La familia denunció que la muerte de Dulce no fue considerada como un delito y, por lo tanto, el chofer ni la empresa de transporte tuvieron consecuencias, ni hubo alguna reparación por la muerte.
A pesar de que el reglamento de la capital debería de ver por toda la ciudadanía que utilizan la vía pública, en el artículo donde se habla de la vuelta continua no se mencionan a los peatones. “La vuelta a la derecha será continua y se efectuará con precaución; cuando el semáforo se encuentre en rojo se extremará precaución permitiendo que los vehículos cuyo paso autorice el semáforo circulen preferentemente”.
Las vueltas continuas son prácticas que han comenzado a cuestionarse y prohibirse por el riesgo que genera a los transeúntes e, incluso, a otros medios de transporte, incluidos los ciclistas. En la Ciudad de México está prohibida tras ser declarada como “una de las principales causas de muerte de peatones”, según señaló la Secretaría de Movilidad de la CDMX.
Según el Inegi, en San Luis Potosí durante el 2022, de los 7 mil 705 accidentes de tránsito, mil 47 personas resultaron heridas y se registraron 94 víctimas mortales. Durante septiembre de 2023, Dulce fue la segunda muerte por un accidente vial en avenida Industrias. El 9 de septiembre, un motociclista fue arrollado por un camión en la esquina con el eje 140.
Esta es una de las razones por la que los activistas de movilidad impulsan la Ley Santi, para que la ciudad y el estado sea más segura, accesible e incluyente para todas y todos, y para que disminuyan los accidentes siniestros y las muertes que provocan.
“Cada día muchas personas luchamos por una vida urbana que no nos cueste la vida, una ciudad que tenga opciones de cuidado para todas las personas, y que nuestras opciones de movilidad no determinen nuestro destino. Hoy creo más que nunca que hacer ciudad comienza desde fortalecer nuestros vínculos, una ciudad que se construya desde la ternura y el afecto”, piensa Santi.