Marcela del Muro
El pasado 1 de diciembre fue liberado uno de los imputados por la desaparición de José Antonio García Badillo, visto por última vez el 26 de julio de 2019 en el fraccionamiento Lomas del Tecnológico, en la ciudad de San Luis Potosí.
La Unidad de Atención de Personas Desaparecidas, parte de la Fiscalía General del Estado, declaró: “No es una liberación por sentencia absolutoria, es un cambio de medida cautelar derivado de un amparo, por tener más de dos años en prisión”.
El artículo 20 constitucional señala que la prisión preventiva no puede exceder los dos años, de ser así, el sospechoso será puesto en libertad inmediata.
La familia García denuncia que se cumplió el plazo porque la defensa del acusado pospuso seis veces el juicio. Como el proceso se dio durante la pandemia, los aplazamiento se prolongaban por varios meses. Los hermanos preguntaron varias veces si la liberación era posible, pero la Fiscalía les aseguró que no, porque las solicitudes fueron promovidas por parte del imputado.
“Los primeros fiscales nos dieron la confianza de que esta persona no podía salir, ya que existían pruebas suficientes de su culpabilidad. Nos decían que era el primer caso de este tipo de delito en el estado que era llevado a juicio. Sin embargo, se empezaron a dar cambios de fiscales y de asesores jurídicos y, lamentablemente, se ha podido apreciar la nula capacidad, pues no presentaron ningún documento cuando el imputado solicitó el amparo”, narran los García.
Ahora, los hermanos temen que el inculpado, que no es originario del estado, escape y, con él, se vaya la posibilidad de poder encontrar a su hermano, que es lo más importante para ellos.
La desaparición y el presunto culpable
José Antonio es el hermano menor de los García. Lo recuerdan como un hombre alegre y amiguero, muy apegado a su familia. Tenía 54 años al momento de su desaparición y se dedicaba a la compra-venta de autos.
El hermano menor acostumbraba viajar a visitar amigos. “Pero siempre avisaba. Incluso le pedía a mi hermana que le preparara algo de comida para no llegar con las manos vacías. Él siempre fue muy detallista”, recuerdan los hermanos.
Aquel viernes 26 de julio de 2019, José Antonio desayunó junto a un amigo en el club La Loma. A mediodía mostraría dos autos a un posible comprador. La última localización registrada en su celular, lo ubica en su casa en la calle Mariano Jimenez, se cree que el encuentro con el cliente fue ahí.
Los García pusieron la denuncia por la desaparición de José Antonio el lunes 29 de julio. Uno de los hermanos, que también se dedica a la venta de coches, propuso rastrear las placas de los autos de su hermano. La Fiscalía no lo vio como una pista probable y mostraron su despreocupación en la búsqueda.
Los hermanos no se quedaron cruzados de brazos, buscaron y hallaron los carros de José Antonio y dieron aviso a la Fiscalía, quienes realizaron un cateo: no solo se encontraron los autos, también el celular del hermano menor.
El sospechoso, que era vecino del vendedor de autos, mostró un documento donde supuestamente le vendían las dos unidades. Sin embargo, la firma no era la de José Antonio; los García lo demostraron con el pasaporte de su hermano menor.
La investigación de la Fiscalía comprobó que el vecino no actuó solo. Posteriormente, se detuvo a la pareja del sospechoso.
“Cuando detuvieron a la mujer, ella dijo que lo habían matado”, comenta uno de los hermanos. La señora no sostuvo dicha afirmación en su declaración.
Los hermanos relatan que la defensa del imputado ha alegado que José Antonio se fue por su propia voluntad y que se encuentra viviendo una vida en el anonimato, alejado de su familia y sus amigos. Para los García esto no es una posibilidad porque los hermanos siempre han sido muy unidos, además, su hermano menor tiene hijos a los que no abandonaría.
Pero la defensa ha hecho todo lo posible por comprobar su dicho: han sacado varios perfiles de Facebook y, en diciembre de 2019, una de las hermanas recibió un mensaje de texto falso, ellos saben que no era su hermano porque tenía faltas de ortografía y no redactaba como él. Pero, dicen, la Fiscalía lo tomó como verdadero.
La libertad pone en riesgo a más personas
“A nosotros no nos importa si hay uno o varios detenidos, lo único que queremos es saber la verdad, dónde está José Antonio”, dice uno de los hermanos.
Sin embargo, los García afirman que con la liberación del imputado temen por su integridad y la de los testigos que declararon durante el juicio.
“La pareja vendió de forma urgente uno de los carros. Mi hermano lo vendía a 120 mil pesos, pero ellos lo revendieron a 80 mil. El señor que compró el carro declaró en el juicio y creemos que se encuentra en riesgo”, piensan los hermanos.
Actualmente, la mujer es la única que lleva su juicio tras las rejas, pero temen pueda salir en un par de días. La medida cautelar del principal sospechoso de la desaparición de José Antonio cambió a firmar una vez al mes y una multa de 20 mil pesos.
Los hermanos García pidieron las grabaciones de la audiencia de liberación, donde se aprecia que sus representantes de la Fiscalía no dieron argumentos para evitar que el detenido saliera libre. No se dijo que los aplazamientos de las audiencias fueron promovidos por la defensa del imputado, tampoco se dijo que al ser originario de otro estado es más probable su fuga y tampoco se mencionaron las pruebas irrefutables en su contra.
La Unidad de Atención de Personas Desaparecidas declaró que el pasado 6 de diciembre se interpuso una apelación por la resolución del amparo que dio libertad al presunto culpable. Pero, aclaran, que no creen que proceda.
Ante tantas irregularidades en el caso, aún teniendo pruebas irrefutables que señalan a los imputados, los hermanos García dudan de la Fiscalía y los jueces porque, parece, están protegiendo a los presuntos culpables.
“Ha sido un proceso muy desgastante para la familia y para los testigos. Fuimos citados muchas veces y maltratados al aplazar tantas veces las audiencias. Todo el sistema de justicia parece estar alineado para resguardar la seguridad y bienestar del detenido, pasando por encima de nuestro dolor y desesperanza. Solo queremos justicia y saber dónde está José Antonio”, dicen los hermanos.
Cualquier información sobre el paradero del señor José Antonio García B., llama al (444) 204 0413 o al (444)812 4961.