Lo que debieran ser las campañas

Antonio González Vázquez

Las campañas electorales marcan el tiempo en que partidos políticos y candidatos acercan a la población sus propuestas de gobierno.  El tiempo de campañas que se define en la legislación, en lo ideal debe ser ocupado por candidatos y partidos en la promoción de su proyecto de gobierno o en su caso, su programa legislativo.

La campaña es además, el momento en que los ciudadanos, en lo ideal, podrían estar tan cerca de los candidatos que hasta podrían conversar libremente e intercambiar ideas o puntos de vista acerca de algún problema que aqueje a un sector de la sociedad.

En la campaña, el candidato a un cargo de elección popular recorre la ciudad, el estado o un distrito y pone a consideración de los ciudadanos interesados, su plataforma política y luego se compromete a, en caso de ganar, realizar tales o cuales acciones.

Es decir, el tiempo de campaña es esencialmente un tiempo de democracia participativa dado que los ciudadanos se informan de lo que proponen los candidatos, para luego, el día de las elecciones, saber por quién van a votar.

En la capital arrancaron las campañas apenas el domingo y en lugar de estar hablando de un proceso respetuoso, civilista y democrático, debe reconocerse que estamos ante una arena política donde la estridencia, la provocación y la amenaza pasan a ser el tema de estos días.

Los candidatos y sus partidos mal entienden las campañas. No las ven como un espacio democrático sino como una etapa en la que todo se vale, incluso lo peor. No ven las campañas como el vehículo necesario para hacer contacto con los electores y convencerlos de que se tiene la mejor propuesta y que se es la mejor opción.

En su lugar, lo que hay es una narrativa de confrontación en donde el ataque al adversario es lo importante. Lo que hay en estos momentos en las campañas, es una abierta invitación a llevar la pugna al pleito callejero.

De ese modo no se convence a los electores, más bien se les ahuyenta.

Lo correcto es que candidatos y partidos lo entiendan bien: las campañas no son episodios de pelea ni motivo para la diatriba bélica; tampoco son pretexto para destruirse unos y otros. Las campañas deben ser sinónimo de respeto en la pluralidad y la diversidad.

¿Resulta tan difícil entender eso?

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