Ciudad de México (02 de enero de 2015).- Hay muchas cosas que todavía no entendemos sobre el sueño. Sabemos que hay ciertos cambios que ocurren en el cerebro, y que existen algunas teorías (pero solo teorías) que tratan de explicar muchos aspectos del sueño, en general, y de la capacidad de soñar, en particular.
Tradicionalmente, se ha pensado que el sueño es una forma de procesar y acumular lo sucedido durante el día. En la actualidad, cada vez más investigaciones apoyan esta hipótesis. Imagina que el cerebro es como los intestinos, sugiere Rubin Naiman, psicólogo clínico especializado en la medicina integral del sueño de la Universidad de Arizona. “Por la noche, el cerebro digiere y filtra metafóricamente la información, al igual que los intestinos”, afirma. “Lo que el cerebro guarda es parte de quiénes somos”. El sueño es como el sistema digestivo del cerebro.
No obstante, hay muchas cosas que creemos que sabemos, y no es así. Aquí se incluyen algunos datos desconocidos y falsos mitos sobre los sueños.
Pasamos toda la noche soñando.
Probablemente hayas oído que los sueños solo ocurren durante la fase REM, de movimientos oculares rápidos. En realidad, estamos constantemente soñando, afirma Naiman. Es cierto que nos metemos más en los sueños durante la fase REM, pero el hecho de que no “veamos” el sueño, no quiere decir que no esté ahí. A medida que avanza la noche, los periodos de fase REM se alargan, de modo que la mayoría de nuestros sueños tiene lugar durante el último tercio de la noche, sostiene.
Los insectos y peces no tienen fase REM.
Aunque algunos sueños suceden fuera de la fase REM, identificar el movimiento ocular rápido en otras especies es lo más cerca que podemos estar de predecir si esos animales sueñan, según investigadores de la Universidad de California. Todos los mamíferos, los reptiles y algunas aves experimentan la fase REM y, por tanto, es muy probable que sueñen, según la revista Popular Science.
Las probabilidades de recordar tu sueño.
El trauma de escuchar la alarma puede hacer que olvides los pensamientos en los que estabas sumido unos instantes antes. La mejor manera para acordarse de los sueños, dice Naiman, es despertarse lentamente, dejando que transcurran unos minutos hasta que se te pase el aturdimiento. Tampoco conviene obsesionarse con recordar esas imágenes difusas. “Si persigues un sueño, se escapará”, argumenta.
Las personas que recuerdan su sueño tienen actividad cerebral diferente.
Un estudio publicado este año ha descubierto que la gente que habitualmente recuerda sus sueños muestra más actividad espontánea en una región del cerebro llamada unión temporoparietal. Las diferencias no ocurrían solo durante el sueño, sino también cuando los participantes estaban despiertos. Otras investigaciones anteriores revelaron que las personas que se acuerdan más de lo que sueñan también reaccionan más a los sonidos que tienen lugar cuando sueñan (y cuando están despiertas).
Tu cuerpo reacciona a los sueños como si estuvieras despierto.
Hay pocas cosas más frustrantes que despertarse enfadadísimo con alguien por lo que ha hecho en tu sueño. Luego es cuando te das cuenta de que no puedes hablar de esos pensamientos con nadie a menos que quieras que te tomen por loco. La verdad es que, biológicamente, tiene sentido que desarrolles esa sensación aunque ya estés despierto, explica Naiman. “La experiencia que tenemos en el sueño queda registrada en el cuerpo y en el cerebro casi de la misma manera”, afirma. La presión sanguínea y la frecuencia cardíaca pueden aumentar, por ejemplo, igual que en cualquier situación estresante de la vida real, lo cual contribuye a consolidar esas experiencias emocionales del sueños.
Soñamos en tiempo real.
A pesar del mito de que nuestros sueños ocurren en una fracción de segundo, en realidad pueden durar 20, 30, o incluso 60 minutos, asegura Naiman. Lo más probable es que solo duren un par de minutos al principio de la noche y vayan alargándose a medida que avanza la noche y aumentan los movimientos oculares rápidos.
Las pesadillas no tienen que ver con el miedo.
Está claro que los malos sueños producen miedo, pero, además, se ponen en marcha otras emociones subyacentes. En un reciente estudio, los investigadores analizaron los sueños de 331 personas y descubrieron que muchas pesadillas desarrollaban sentimientos de fracaso, preocupación, confusión, tristeza y culpa. En esta investigación también se puso de relieve que los hombres suelen soñar más con agresiones físicas y situaciones violentas, mientras que las pesadillas de las mujeres se centran más en las relaciones de pareja.
Tus sueños no son raros hasta que tú los calificas como tales.
“Cuando tienes un sueño, por muy “extraño” que sea (aunque sea una partida de póquer con una ardilla verde gigante y la reina Mary), no es raro en sí mismo”, afirma Naiman. “Hasta que no te despiertas y sigue tu vida en el mundo real, no te da por pensar que el sueño es raro”. Comparar lo “raro” de los sueños con las cosas de la vida diaria es como comparar las costumbres alimenticias de dos culturas diferentes, explica, lo cual provoca que estas parezcan raras en un contexto ajeno. “Tenemos que abstenernos de interpretar exclusivamente los sueños desde la perspectiva del mundo fuera de los sueños”, lo que significa que es hora de tirar todos los diccionarios de sueños.
Puedes morir en tus sueños y sobrevivir para contarlo.
Un buen número de personas cree en el mito popular de que morirse durante un sueño significa… que estás muerto; Naiman lo contradice. De hecho, nos anima a que exploremos los sueños: “Si alguna vez tienes la oportunidad de morir en un sueño, ¡no la dejes pasar!”. Mucha gente afirma que morirse en un sueño es bastante frustrante. “Algunas personas dirían que esto se debe a que la conciencia es inmortal, independiente del cuerpo. En cualquier caso, lo cierto es que resulta una experiencia interesante”.
Fuente: Sin Embargo.