Los 40 rostros de las niñas quemadas de las que nadie se atreve a hablar

, Barcelona/ La Vanguardia 

Keyla acababa de cumplir 16 años. Su madre, que le había llevado una tarta casera para celebrarlo, no sabía que ese sería el último día que la vería con vida. Rosa tenía un sueño: ser secretaria para ayudar a su familia y salir adelante. Ashely siempre apoyaba a los demás. Había entrado en la brigada infantil de bomberos y perseguía una ilusión: ser veterinaria.

Ellas son tres de las 40 niñas calcinadas en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción de San José Pinula en Guatemala. La mañana del 8 de marzo decidieron protestar por el Día Internacional de la Mujer y fueron encerradas en una habitación de cuatro por cuatro. Una colchoneta se incendió en el interior. Nadie abrió la puerta.

Ashely Gabriel Méndez Ramírez entró en la brigrada infantil de bomberos a la edad de 10 años
Ashely Gabriel Méndez Ramírez entró en la brigrada infantil de bomberos a la edad de 10 años

Un alambre de púas se observa en lo alto del muro de 6 metros que rodea el Hogar Seguro. Creado en el año 2006, fue un refugio destinado a la protección de menores y, desde siempre, gestionado por el Estado. Ahora parece más bien una cárcel con una lluvia de denuncias entre sus muros: desapariciones, violaciones, maltrato, insalubridad, prostitución y asesinato.

“Las condiciones eran deplorables. Metían a los niños en lugares estrechos, en los baños no había papel higiénico, la comida estaba podrida”

ANÓNIMA

Ex trabajadora

Las voces que se atreven a hablar lo hacen escondidas en el anonimato: “Las condiciones eran deplorables. Metían a los niños en lugares estrechos, en los baños no había papel higiénico, la comida estaba podrida. Tenían que compartir hasta el cepillo de dientes”, cuenta una joven que había trabajado en el centro como voluntaria.

40 niñas murieron calcinadas en el interior de una habitación de cuatro por cuatro
40 niñas murieron calcinadas en el interior de una habitación de cuatro por cuatro

Muchos consiguieron escapar de las atrocidades que vivían en lo que para ellos era “un infierno peor que la calle” pero el recuerdo los persigue: “Intenté suicidarme muchas veces. Las cicatrices en mis brazos no se comparan con el sufrimiento que viví”, relata una ex interna que prefiere esconder su nombre y añade: “Recuerdo que me inyectaban algún tipo de sedante. Un día vi cómo asesinaron a una niña en el cuarto de castigo. La apalearon hasta morir”.

40 vidas ardieron luchando por una seguridad y unos derechos que nunca se les otorgaron

40 vidas ardieron luchando desde el primer instante por una seguridad y unos derechos que nunca se les otorgaron. Muchas habían comunicado a sus familiares los terribles sucesos que vivían: “Ella me lo dijo. Y no le creí. Ahora está muerta. Le quedaba muy poco para salir, nunca me lo voy a perdonar”. La sordera de las autoridades y la ceguera de las familias dio paso al incendio que puso fin a sus vidas.

La madre de Melani Yanira de León enseña la imagen de su hija: 'Me mandaron a ciegas a buscar en los hospitales y las morgues'
La madre de Melani Yanira de León enseña la imagen de su hija: ‘Me mandaron a ciegas a buscar en los hospitales y las morgues’

Josselin García Flores era una de ellas. A esta joven de 16 años le faltaban solo unos meses para empezar a estudiar: “No teníamos la documentación que necesitaba y la conseguimos. Iba a entrar en la secundaria”, relata su madre entre lágrimas.

“La última vez que hablamos me contó que las golpeaban y les daban comida con gusanos”

MARÍA ANTONIA GARCÍA

Abuela de Madelyn Hernández

Madelyn Hernández tenía 13 años cuando murió entre las paredes de aquella prisión. “Sociable y risueña”, así la recuerda su abuela, que era como una madre para ella porque la había criado desde que tenía 4 años: “La última vez que hablamos me contó que las golpeaban y les daban comida con gusanos”.

Josselin García Flores, en el centro de la imagen, estaba a punto de abandonar el Hogar Seguro Virgen de la Asunción para empezar a estudiar
Josselin García Flores, en el centro de la imagen, estaba a punto de abandonar el Hogar Seguro Virgen de la Asunción para empezar a estudiar

Las hermanas Carias López fallecieron unidas. La mayor, Gilma, tenía 15 años. Grindy, 14. Ambas habían sido entregadas al centro por su madre: “Es la tercera vez que entraban. No podía con ellas, eran muy rebeldes. Nunca las visité. Esta culpa me mata y me entristece”.

Las supervivintes cargarán para siempre con las cicatrices de las crueldades físicas y mentales que sufrieron, algunas también con un embarazo fruto de las violaciones

La mayoría murieron en aquella habitación, otras lucharon por sobrevivir de camino a los hospitales y no lo consiguieron. Las supervivientes cargarán para siempre con las cicatrices de las crueldades físicas y mentales que sufrieron en aquella casa del terror. De hecho, las más jóvenes cargan con embarazos fruto de las terribles violaciones de las que eran víctimas día tras día.

Las hermanas Carias López murieron unidas, Grindy (izq.) tenía 14 años, Gilma (dcha.) 15
Las hermanas Carias López murieron unidas, Grindy (izq.) tenía 14 años, Gilma (dcha.) 15 (Otras fuentes)

Sus rostros no ocuparon ninguna de las portadas de los periódicos nacionales. Se esfumaron al otro lado del mar y nadie habló de ellas. Han identificado, entre las quemaduras y las heridas, a 40. Miles de familias, entre el llanto y la desesperación, se mueven por las calles con fotografías de sus hijas, rogando justicia y suplicando a las autoridades que se investigue.

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