Los otros fraudes

Óscar G. Chávez

A “la herencia maldita” ha seguido “el fraude del siglo”, no sé quién sea el creador de estas frases que son tan terroríficas como sensacionalistas, porque queda claro que no es el gobernador, pero debería de nombrarlo director de Comunicación social o al menos darle como reconocimiento la Orden de la Pala en grado collar. Viene, sin embargo, la interrogante: ¿dónde queda entonces el caso Sandra Sánchez Ruiz?; porque, queramos o no, ése si fue un verdadero fraude. Y todavía hay que preguntarnos: ¿cómo se llamarán los que le faltan? 

De nueva cuenta es claro que sólo pretende desviar la atención, curarse con la enfermedad ya medio avanzada y buscar culpables o posibles vías de escape para los latrocinios cometidos durante lo que ha transcurrido de su administración. Dicho de otra manera: son puras mentiras de ésas que le fascina decir al señor gobernador.   

Lo de menos sería que lo creyéramos, todos merecemos el beneficio de la duda, pero después nos daremos cuenta que la mayoría de lo que dice no es cierto o no existe. Recordemos que hasta ahora, salvo un inocente en la cárcel que seguro sigue allí porque no le quiso atorar al moche, no hay algún caso de trascendencia relacionado con malos manejos en el sexenio anterior. No se está diciendo que no los hubiera, ahí está el caso del viejito Stevens o  el de la doctora Rangel, que da para una tesis doctoral en el área del enriquecimiento ilícito con dineros públicos; y da para más el absurdo asunto de la risible sanción.   

Es decir, fuera o no cierto, en nada beneficia a la hacienda pública; en situaciones anteriores vimos que realmente no hubo ni algún caso bien montado, ni una sanción de trascendencia; se persiguió a quien tenía que hacerse por lo burdo de los delitos, pero no hubo una verdadera sanción que obligara a reponer de manera íntegra los recursos sustraídos; antes bien, entre troche y moche el actual gobierno se volvió cómplice de aquellas sustracciones. 

Se habla, no sabemos más porque se guarda bajo la más cuidadosa secrecía judicial, de un fraude monumental que alcanza a tres gobernadores; esto se sabe gracias a la exhaustiva revisión de los últimos doce años. Aquí viene lo confuso porque eso quiere decir que son dos de Gallardo, seis de Carreras y dos de Toranzo; entonces ¿el actual gobernador también es cómplice?, y ¿dónde quedó Marcelo?

La mención de este último nombre permite algunas interrogantes, entre ellas ¿alguien cree que a don Marce se le hubiera escapado un asunto de fraude contra el erario? Y, al sexenio siguiente, considerando la vengativas rabietas de la consorte gobernadora, ¿no era lógico los gatilleros de escritorio  a su servicio  la hubieran  emprendido contra el antecesor y su equipo?, o ¿eso quiere decir que el perverso Cándido, amigo y uno de los tenebrosos mentores del actual secretario de gobierno y del propio gobernador, no hizo bien su trabajo?  Y todavía transcurrió el sexenio del Güero, quien por cierto, al igual que sus funcionarios son  ya los únicos sancionables. ¿Hay todavía alguien que crea las mentiras del gobernador? 

Pero viene una pregunta de mayor alcance, ¿cómo es que en este gobierno revisan los últimos doce años si carecen de personal con capacidad para realizar una encomienda de esa magnitud? Si no pudieron ni auditar Fenapo y creo que hasta el momento ninguna dependencia; que quede claro, no porque no lo puedan sino porque no saben cómo.  Hasta este momento lo único revisado y auditado fue lo que dejó la defenestrada auditora y es lo que se ha utilizado para extorsionar sancionar a quienes pudieron. 

Con toda seguridad el asunto del muy mentado fraude querrán aplicarlo a la dirección de Pensiones, tratando de protegerse así contra sus propios malos manejos, pero ahí están los números, las deudas dejadas por administraciones anteriores son mínimas comparadas con las que está generado ésta.

También es conveniente preguntar, considerando la lógica de acción del propio gobernador, ¿tratará de desarrollar estrategias similares en cada uno de los casos en los que haretenido recursos utilizándolos para el beneficio de sus proyectos?

Hay otra posibilidad, tampoco es descartable, todo es parte de la distracción que se busca generar en torno a los registros para contender por las candidaturas de cargos de elección popular; ahí están ya la señora Ruth González tratando de participar en proceso interno morenista para ser candidata a una senaduría. Con todo y que sería complicado que la consiguiera, porque tendría que contender contra verdaderos morenistas como Rita Ozalia y Gabino, su imagen se ha tratado de proyectar y se le ha pretendido posicionar como la presidente de un DIF estatal mejor posicionada a nivel nacional, de eso a que sea cierto hay mucha distancia. Ahí está el verdadero fraude.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

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