Por Victoriano Martínez
Alejandro Javier Zermeño Guerra rinde protesta hoy como nuevo rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí con buenas expectativas por no provenir del grupo del rector saliente, Manuel Fermín Villar Rubio, quien se despide con un informe que, como sus siete anteriores, no es informe sino un catálogo de lo que él mismo considera logros.
Zermeño Guerra, como testigo de la presentación del informe de Villar Rubio, tiene en el contenido del mensaje del ya casi ex rector un ejemplo de lo que tendrá que evitar cuando le llegue su turno de rendir cuentas.
El informe de Villar Rubio exhibirá más por lo que omite que por lo que incluye. Tres ejemplos:
Uno. Aunque hubo un tiempo en que los campamentos de verano de la UASLP resultaron un buen servicio para los trabajadores universitarios durante ese periodo vacacional, desaparecieron totalmente de las actividades reportadas por Villar Rubio, a pesar de su recuento de los ocho años al frente de la rectoría.
Los campamentos desaparecieron en 2016, luego de que un año antes ocurriera la tragedia en la que el menor Diego falleciera ahogado en el balneario Woow que le desapareció a Villar Rubio la posibilidad de recibir la Presea al Mérito Plan de San Luis. Así que no es raro que de su recuento haya desaparecido cualquier referencia a aquella actividad con los hijos de los universitarios.
Dos. La contingencia por el coronavirus Covid-19 le permitió a Villar Rubio pasar sus últimas semanas como rector sin las manifestaciones que hasta el 13 de marzo subían de tono en protesta por no haber atendido los problemas de acoso y abuso sexual que padecen especialmente la mujeres en los espacios universitarios.
¿De cuántos tendederos de docentes señalados por acoso y acusaciones directas en su contra por solaparlos se libró Villar Rubio en las últimas semanas? Si el coronavirus lo libró de las incómodas protestas, el ya casi ex rector con facilidad pudo omitir el tema en su mensaje y en el documento total sólo incluyó 12 menciones para indicar acciones presuntamente correctivas.
Tres. Durante su rectorado, Villar Rubio aportó en materia de transparencia una especie de catálogo de formas para evadir el complimiento del derecho de acceso a la información pública, especialmente cuando los requerimientos tenían que ver con datos relacionados con integrantes de su familia directa y política. (Ver: La UASLP con Villar Rubio: promotora de opacidad)
Siempre evasivo del tema, en su informe apenas menciona en 10 ocasiones la palabra transparencia, aunque la evita totalmente en su mensaje. Le dedica 131 palabras en tres párrafos al tema, en los que se allana en las inútiles evaluaciones de la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública (CEGAIP) para autoproclamarse transparente.
“En 2019, la CEGAIP llevó nuevamente a cabo una nueva evaluación vinculante a los entes obligados, otorgando a esta Casa de Estudios, la oportunidad de realizar una revisión integral de su sistema de información pública e implementar una reingeniería integral de los procesos, formatos y contenidos.
“La ejecución de dicho proceso, permitirá a la Universidad, obtener en 2020 el 100% de cumplimiento cuantitativo en los portales de transparencia y acceso a la información”, asegura Villar Rubio en su informe.
El cumplimiento cuantitativo corresponde a la mera publicación de formatos en la Plataforma Estatal de Transparencia y se puede cubrir al 100 por ciento, aunque los documentos estén vacíos o incompletos, como en muchos casos los sube la UASLP, con faltantes como, por ejemplo, los sueldos de los familiares de Villar Rubio.
Tres ejemplos –de muchos otros aspectos a considerar– sobre los que Zermeño Guerra tiene la oportunidad de distinguirse de su antecesor, para demostrar que su rectorado representará un verdadero cambio.
Los grandes pendientes que dejó Villar Rubio en materia de acoso y abuso sexual, transparencia y nepotismo fueron las grandes promesas que en su plan de trabajo incluyó Zermeño Guerra. Son las omisiones en las que, aun hoy que se despide, incurre Villar Rubio y, al hacerlo, les pone el foco como retos sobre los que el nuevo rector deberá actuar cotidianamente.
Comienza a correr el tiempo para que Zermeño Guerra demuestre lo genuino de sus planteamientos en el Plan de Trabajo que presentó como candidato a la rectoría, así haya sido planteado como una propuesta inicial.