Por Victoriano Martínez
Si las deficiencias en la administración pública, simuladas o por incapacidad, abren siempre un espacio de oportunismo que alguien sin escrúpulos aprovecha para obtener costosos contratos hasta por servicios innecesarios, los programas de obras, que si se les da el toque de apoyo a la población para presunto mejoramiento urbano mejor, son otra vía para meter mano al erario.
Apenas hace una semana se dio a conocer aquí la forma en que el Bufete de la Garza recibió 4 millones 350 mil pesos del Ayuntamiento para prestar asesorías jurídicas a pesar de que cuenta con la sindicatura y una Oficina de Asuntos Jurídicos con 59 trabajadores.
Hoy Jaime Nava da a conocer la forma en que, para el supuesto mejoramiento de fachadas de viviendas y del entorno urbano en distintas colonias del municipio mediante la aplicación de pintura aparece como un pretexto más para que se fuguen recursos del erario municipal.
Si en el contrato con el Bufete de la Garza se tripleteó una función ya contemplada para dos áreas de la administración municipal, Sindicatura y la Dirección de Asuntos Jurídicos, en el caso del contrato con Corazón Urbano A.C. lo que se dobleteó fue el pago pactado, con un pequeño pilón.
El convenio de colaboración institucional Ayuntamiento – Corazón Urbano se firmó por 100 mil metros cuadrados de pintura a 55 pesos por metro cuadrado, es decir, un costo total de 5 millones 500 mil pesos.
En la relación de egresos publicados por la autoridad municipal en la Plataforma Estatal de Transparencia se detectaron diez pagos que suman 12 millones 45 mil 83.50 pesos, es decir, se pagaron de más 6 millones 545 mil 083.50 pesos.
Si el Ayuntamiento aportaba 55 pesos por metro cuadrado, el pago realizado alcanzaría para que se pintaran 219 mil 1.52 metros cuadrados. De haberse cubierto esa superficie, se le habría dado al convenio un alcance muy por encima del originalmente pactado, sin que exista algún adendum o un nuevo convenio.
El hecho es que la información proporcionada por el Ayuntamiento sólo aporta elementos para dudar sobre la legalidad de una acción gubernamental con muchos visos de irregularidades.
De entrada, en la respuesta a la solicitud de información sólo se acompañaron ocho facturas, a pesar de que para la fecha en que se dio (21 de octubre de 2022) ya se habían cubierto nueve. El décimo pago se realizó el 25 de noviembre.
De acuerdo con las superficies que se reportan como cubiertas por cada una de las ocho facturas proporcionadas, se acumularon 181 mil 368.62 metros cuadrados, 81 mil 368.62 habrían sido pintadas sin mediar convenio… sin contar las dos faltantes.
De los dos pagos realizados sin que se haya aportado factura, sólo en el concepto de uno de ellos aparece la superficie pintada: 8 mil 315.43 metros cuadrados en octubre. De lo pagado en noviembre no se menciona la superficie cubierta.
Destaca el caso del pago realizado el pasado 28 de febrero, dado que por la superficie reportada como cubierta, el metro se habría pagado a 73.82 pesos en lugar de 55 pesos.
Si el convenio contemplaba sólo pintura para 100 mil metros cuadrados, ¿de qué manera justifican legalmente haber ampliado la cobertura sin que exista adendum o un convenio adicional?
Independientemente de la justificación legal sobre la ampliación de la cobertura, ¿se cuenta con una bitácora y testimonio visual que demuestre que efectivamente se cubrió esa superficie? ¿Qué tanto riesgo de simulación puede haber en las facturas de manera que la aportación de Corazón Urbano A.C. quede cubierta por el Ayuntamiento?
Las fallas en la transparencia y las inconsistencias en la información proporcionada siempre serán una puerta abierta para la suspicacia.