Ángel Castillo Torres
El poder no se comparte, se ejerce// Ricardo Gallardo va por todo en 2024// En acuerdo con Morena, PT y el Verde el gobernador buscará quedarse con la joya de la corona// A Galindo no le gusta admitir que puede perder la reelección// El PAN le venderá muy cara la oportunidad de ser nuevamente su candidato// Y mientras tanto observamos una oposición debilitada y dividida.
Si tuviera que clasificar la personalidad de Ricardo Gallardo Cardona por su estilo personal de gobernar diría que es un fiel seguidor de Maquiavelo. Su manera de ejercer el poder hace honor al realismo político, escuela fundada por el autor de El Príncipe. Sabemos que Maquiavelo entendía el poder como el uso de la astucia, el pragmatismo, la fuerza y la coacción para conseguir la dominación sobre los otros. Para él, ejercer el poder exigía aplicar “una energía a la vez brutal y prudentemente calculadora, ajena a cualquier preocupación de moral ordinaria”. Esta polémica idea sacude hasta el día de hoy a las buenas conciencias que la consideran inmoral y diabólica. Pero para Maquiavelo era efectiva y necesaria ya que “los hombres tienen menos consideración de ofender a uno que se haga amar que a uno que se haga temer; pues el amor se sostiene en un vínculo de gratitud, el cual, debido a la perversidad de los hombres es roto en toda ocasión que sea preciso; pero el temor se mantiene por un miedo al castigo que no abandona a los hombres nunca”, así que, más vale ser temido que ser amado.
Esta breve introducción me sirve para presentar a ustedes otra certeza maquiavélica que afirma: “El poder no se comparte, se ejerce”. Conjeturemos al respecto.
A un año y cinco meses de las elecciones de 2024 se observa a un gobernador fuerte y bien calificado por los ciudadanos. La empresa Consulta Mitofsky publicó a finales del mes diciembre de 2022 los resultados de una encuesta en la que se dio a conocer una evaluación acerca de los gobernadores del país y Ricardo Gallardo Cardona apareció con un 58.8 por ciento de aprobación, lo que lo coloca en la tercera posición a nivel nacional. Luego de esta información podemos afirmar que por el momento el mandatario estatal está en pleno goce del poder. Entonces, ¿si Ricardo Gallardo Cardona tiene este poderío estaría dispuesto a compartir el poder con un actor político de otro partido como Enrique Galindo Ceballos en las elecciones de 2024? Mi opinión es que no.
El apetito de poder del gobernador es enorme y será encauzado a ganar la alcaldía de la capital para dar continuidad a su proyecto de supremacía, para luego, tres años después, en 2027, dejar sucesor en la gubernatura. Por eso afirmamos que a partir de los próximos meses Galindo y Gallardo sostendrán una guerra sorda para ir ganando terreno en el campo de batalla que les facilite la conquista de la joya de la corona que es el Ayuntamiento de la capital.
Lo que se avecina es un choque de trenes en donde hasta el momento y por la cantidad de recursos políticos y económicos con los que cuenta el gobernador lleva las de ganar. Ricardo Gallardo posee fortalezas que lo convierten en un adversario formidable. Su alianza y cercanía de facto con el partido del presidente López Obrador (MORENA), más el dinero y el control territorial que ostenta, son evidentes. No hay que olvidar que además de las 16 alcaldías que ganó el Verde en 2021, Gallardo ha sumado a 11 alcaldes y alcaldesas de otros partidos que decidieron desertar de los institutos políticos que los postularon. Cuenta además con el soporte de una considerable base de apoyo social conseguida a través de los beneficios otorgados a través de los programas sociales. Así que si para competir en 2024 por el Ayuntamiento de la capital Morena decide ir en alianza con el Verde y PT con un candidato como Juan Carlos Valladares Eichelmann, actual secretario de economía del gobierno estatal y destacado miembro de la iniciativa privada potosina que fue actor central en la gestión exitosa para que la BMW decidiera invertir en San Luis Potosí 800 millones de euros en otra planta armadora de vehículos, las posibilidades de éxito de este funcionario son enormes. La rentabilidad electoral de Valladares Eichelmann estaría garantizada entre el electorado de las clases medias y altas de la capital, que sumadas a las clientelas electorales de perfil popular que ha conseguido agregar a su causa el gobernador, en la capital del estado, convierten a Valladares Eichelmann en un precandidato viable.
En cuanto a las posibilidades de reelección de Enrique Galindo no son del todo pequeñas. Es un alcalde esforzado, con buenas calificaciones cuando es evaluado en su desempeño por empresas encuestadoras. Pero tiene un problema: El poder desgasta y en su cotidiano trabajo como alcalde hay temas que lo están desgastando y errores que pueden hundirlo. Destacan por su reincidencia y efectos nocivos en la población: la inseguridad desbocada que flagela a los potosinos de la capital y el problema del abasto de agua que tiene muy irritada a la población. Hay que sumar a estas desdichas que Galindo pertenece a un partido (el PRI) que prácticamente está en estado de coma. Sus posibilidades de competir con algún éxito dependen del Partido Acción Nacional quien le aportó el 70% de los votos con los que ganó en 2021. Si Galindo quiere volver a ser candidato de la coalición PRI-PAN-PRD, tendrá que ofrecer las perlas de la virgen, sobre todo a los voraces cabecillas de Acción Nacional y cargar sobre sus hombros a ese fideicomiso en liquidación que es el PRD (Julio Hernández dixit). Nadie desconoce qué tanto en el PRI como en el PAN se vive una descomposición atroz que se manifiesta en división y éxodo de militantes a otros partidos. Del PRD ni hablar, es un muerto viviente. Así que el rival más débil es Enrique Galindo frente a un gobernador que no está dispuesto a compartir parcelas de poder.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.