Ángel Castillo Torres
En un pasado muy remoto, Villa de Pozos fue municipio por más de 100 años, pero en la década de los 40’s del siglo pasado una decisión política arbitraria, tomada desde el gobierno del estado, los despojó de su personalidad como alcaldía y lo convirtió en Delegación. Este acto despótico agravió profundamente a los habitantes de ese territorio quienes desde entonces han guardado la afrenta en lo más profundo de su ser. Los poceños no se sienten identificados con los habitantes de la capital. Ellos se asumen con una identidad propia, atávica, que se manifiesta en usos y costumbres de carácter religioso, de arraigo a la tierra, de organización política territorial y de manifestaciones de cultura popular que los cohesiona y los hace sentirse diferentes a los pobladores de la capital. Ya sea por su pertenencia a los antiguos Cuatro Barrios (Casanova, Olivos, Cruces y Aguilares), o bien por ser parte de algún ejido o comunidad, los poceños se han negado a perder sus raíces más profundas. Han aprendido a resistir y frenar las acciones arbitrarias de las autoridades capitalinas. Por décadas han dado la pelea para ser respetados y tomados en cuenta. Se han organizado políticamente para ejercer su derecho a la rebeldía y han luchado tenazmente para que Villa de Pozos vuelva a ser municipio.
Los habitantes de Pozos han padecido la indiferencia, el olvido y el menosprecio de muchos gobiernos del PRI y del PAN que los han gobernado desde la comodidad del majestuoso Palacio Municipal. En el sentimiento colectivo de esa Delegación hay la certeza de que son tratados como ciudadanos de segunda, como el patio trasero de la capital y que son, únicamente, la caja chica del ayuntamiento capitalino. En esa demarcación territorial viven doscientos 30 mil habitantes, existen 190 colonias y es el asiento de las dos grandes zonas industriales del estado, pero lo que la define son sus altos niveles de marginación y pobreza, inseguridad, caos provocado por la mala planeación del desarrollo urbano, la fastidiosa movilidad de personas y mercancías producto de la frenética construcción de nuevos fraccionamientos y la llegada masiva de nuevos habitantes. Pozos es actualmente un territorio atrasado y excluido de los beneficios del progreso. Esta amarga realidad alimenta en los poceños las ganas de volver a ser autónomos, de recuperar su condición de municipio, de repetir la heroica lucha que encabezó en el año 2002 ese gran líder que en vida llevo el nombre de Cirilo Juárez Rodríguez quien logró luego de años de presionar que el Congreso del Estado le devolviera su condición de municipio. Y hay que decirlo en voz alta, en aquel memorable año esta demanda fructificó. Pozos volvió a ser municipio por unos meses. Fue precisamente un 14 de diciembre de 2002 cuando el pleno del Congreso del Estado aprobó la remunicipalización de Villa de Pozos. Sin embargo los conservadores encabezados por Marcelo de los Santos, entonces presidente municipal, se opusieron y lograron a través de una controversia constitucional anular la decisión del Congreso local. Pero a pesar de este acto injusto no desaparecieron las aspiraciones y sueños de los poceños. Desde entonces y hasta la fecha diversos grupos de ese territorio en rebeldía han continuado dando la batalla para conseguir que Villa de Pozos regrese a su condición de municipio.
Una reivindicación histórica que le dará mayor popularidad al gobernador
Hoy las posibilidades de que Villa de Pozos regrese a ser municipio son enormes. A diferencia de lo que ocurrió en el pasado cuando Marcelo de los Santos y el PAN se opusieron a la municipalización por razones político/electorales y de saqueo calculado, en la actualidad las aspiraciones de los ciudadanos de Pozos cuentan a su favor con la voluntad política del gobernador Ricardo Gallardo Cardona. También les favorece que el alcalde Enrique Galindo Ceballos haya doblado las manos y decidido no oponerse a esta la iniciativa. Se comprueba con esto que un poder solo se doblega ante otro que tiene más poder. Se ha impuesto la voluntad del más fuerte y la otra parte solo acata, obedece, se doblega y se somete. Así lo ha hecho Galindo porque no quiere confrontarse con el gobernador pues sabe perdería la batalla. Ahora conocemos por boca del gobernador que en principio el alcalde capitalino se oponía a la municipalización de Villa de Pozos. Hace unos días el Pollo declaró a la prensa: “platiqué con el alcalde, en su momento hubo un poquito de renuencia porque se le quita una parte a la capital, pero ya está consciente de que hay que dejarlo pasar”. Por lo que se ve no le quedó de otra al alcalde, no quiso quedar como villano ante los habitantes de Pozos; él sabe que hay un sentimiento latente de malestar porque sus promesas de campaña no se han cumplido; es fecha que ni el nuevo panteón, ni el mercado, ni las vialidades prometidas a las colonias marginadas, ni el reordenamiento del comercio callejero, ni la solución al desabasto de agua, ni la inseguridad, entre otros pendientes, se han logrado concretar. Por eso para él es mejor no darle de escobazos al panal porque las abejas ciudadanas podrían masacrarlo. Le resulta más conveniente sumarse a la iniciativa de remunicipalización impulsada por el gobernador. Galindo no quiere padecer la ira de los habitantes de Villa de Pozos. Está consciente de que la pradera está seca y que bastaría un solo chispazo para que se incendiara todo el bosque.
En esta aventura de la municipalización de Villa de Pozos el que gana políticamente es el gobernador. Ya de por sí en ese territorio la bandera del Partido Verde ondea en todo lo alto en colonias y comunidades rurales y hora hay que sumarle que al impulsar la municipalización de Villa de Pozos el poder de la Gallardía se va a consolidar. En contraste, el PAN, que era quien controlaba políticamente esa demarcación se ha desdibujado. En cuanto al PRI es apenas un fantasma que deambula por las calles de la Delegación.
Si la iniciativa de remunicipalización de Villa de Pozos se llegará a realizar este año, toda esa delegación y sus votantes serán Totalmente Palacio. El Verde y Gallardo habrán de convertirse en los consentidos de los pobladores de esa Delegación. Eso se traducirá en votos para el Verde en las elecciones de 2023. Si Villa de Pozos se convierte en el municipio número 59, la Gallardía aumentará su control político sobre la Zona Metropolitana de la capital.
Conclusión: En la guerra de trincheras el gobernador va ganando la batalla, consolida de esta forma su proyecto de erradicar la Herencia Maldita.
Así las cosas.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.