Ángel Castillo Torres
Aliarse con Morena para militarizar la seguridad pública del país es un error político que acabará por dañar al PRI. Votar a favor de esta iniciativa es convertirse en cómplice de una violación a la Constitución. Aunque se ofrezca como pretexto que la Guardia Nacional no está lista para enfrentar el poderío del crimen organizado y que esta policía militar necesita tiempo para prepararse. Porque no ha podido erradicar los altos índices de inseguridad. Traicionar a sus aliados del PAN y PRD para echarse en brazos del presidente de la república nos muestra a un dirigente nacional priista sin escrúpulos. Su decisión precipitará la decadencia del partido tricolor y ahondará la división interna que ya corroe sus entrañas.
Alejandro Moreno, “Alito”, secundado por una legión de cómplices, han reventado la alianza opositora ¡Va Por México! Ésta acción traicionera facilitará los triunfos electorales de la 4T en 2023 y 2024. Con su felonía, Alito Moreno ha facilitado que López Obrador consiga lo que quería, dividir a sus adversarios. AMLO supo utilizar la antigua estrategia utilizada por Julio César y Napoleón: “divide et impera” (divide y vencerás). El dirigente del PRI y sus encubridores se han comportado en esta confabulación como auténticos Judas. Ésta infamia tendrá repercusiones tóxicas en la vida política de San Luis Potosí. La más grave es la pérdida de confianza entre los partidos políticos que son adversarios de Morena. Ya no estarán tan dispuestos a formar alianzas con un partido que traiciona. ¿Cómo confiar en el PRI si no cumple su palabra? Para las elecciones de 2024 se perciben escasas posibilidades de que el PRI, PAN, PRD, Movimiento Ciudadano, Conciencia Popular u otros partidos pacten ir juntos a la madre de todas las batallas. El daño que Alejandro Moreno ha hecho a la posibilidad de que en San Luis Potosí nazca un frente opositor en 2024 es muy severo. Con su incongruencia y fullería se ha convertido en el encargado de realizar el trabajo sucio que el presidente López Obrador necesitaba para mantener a la oposición debilitada. Esto le facilitará imponer a un sucesor y dar continuidad a su proyecto de Cuarta Transformación. Pero más allá de estos escenarios y del perjudicial efecto que la ponzoña inyectada por Alito Moreno ha causado a la coalición ¡Va por México!, su traición nos confirma la existencia de un líder rapaz dispuesto a vender su alma al diablo con tal de salvar el pellejo. Alejandro Moreno iba a ser desaforado como diputado federal para que respondiera a las acusaciones de lavado de dinero que le imputa la Fiscalía General del Estado de Campeche. Iba también a perder su cargo como presidente de la Comisión de Gobernación en la Cámara de diputados y lo más aterrador para él, su libertad estaba en riesgo y su carrera política se llenaría de oprobio si la nomenklatura morenista lo enviaba a la cárcel. Para evitar este martirio Alito Moreno decidió arrodillarse y pactar con AMLO. Se cuenta en los sótanos del poder que el operador político de esta conspiración fue el secretario de gobernación Adán Augusto López, quien de manera eficiente le fue marcando la pauta y los tiempos al dirigente nacional del PRI para que el golpe dirigido a la oposición fuera demoledor. Y los estragos causados en las filas de la oposición son terribles. Hemos escuchado a un dirigente nacional del PAN, Marko Cortes, indignado y herido por la acción traicionera de Alito y a un dirigente nacional del PRD que intenta inútilmente conciliar para que la coalición no muera.
En cuanto a la postura del dirigente del PRI en el estado, Elías Pecina, la de los legisladores locales de este partido, y la de los alcaldes y regidores del tricolor, todo indica que la cultura de la línea se va a imponer. No se ha sabido del surgimiento de un movimiento orgánico opositor a la decisión tomada por las élites priistas en este tema, ni tampoco se han manifestado corrientes de opinión adversas que trasciendan a la opinión pública. Una vez más la élites del priismo potosino han confundido disciplina con sumisión y han hecho posible que el pensamiento único domine.
Sin embargo y en silencio, en la mente de muchos priistas de base surgen preguntas perturbadoras que quisieran hacerles a sus dirigentes y legisladores locales: ¿No les importa ser señalados como cómplices de una violación a la Constitución al aceptar sin reclamos que sus diputados federales hayan aprobado una ley secundaria que autoriza a que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) tenga el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional? ¿Acaso ignoran que el artículo 21 de la Constitución dice que las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil? ¿Por qué guardan un silencio cómplice ante esta violación de la Carta Magna? ¿Ya calcularon el dirigente estatal, los diputados locales y los priistas en general, las consecuencias electorales que traerá la traición del PRI a la colación Va Por México en las elecciones de 2024? ¿De veras se han creído el cuento ese de que el PRI puede ir sólo en las próximas elecciones o incluso ser un aliado comparsa de Morena? ¿Por qué Elías Pecina, dirigente estatal del PRI se sumó a la decisión tomada por Alejandro Moreno sin consultar siquiera al Consejo Político Estatal?
No hay duda, los sepultureros del PRI en San Luis Potosí ya están en el campo santo cavando la sepultura de su partido.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no representan la postura de Astrolabio.
Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.